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Hilbert contra Gödel

En el momento que la izquierda se apodera del ADN patriótico, los partidos y coaliciones de carácter neoconservador y liberal tienen los días contados.

Entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX la comunidad matemática internacional se debatía si las ciencias exactas podían explicar todo los fenómenos de la naturaleza a través de sus conjeturas, hipótesis y teorías.  El gran defensor de las certezas de las ciencias de los números era el matemático prusiano nacido en la ciudad  de Königsber, David Hilbert, ejerciendo su labor de investigación  en una de les mejores universidades de matemáticas, la Universidad  de Göttigen, en esa época era el  mayor  centro de estudios del mundo en esa rama del saber,  hasta  que por desgracia llegaron los nazis al poder, desmantelando y purgando a todo aquel que no compartiera sus postulados o fuera de origen semita. La fuga de cerebros fue terrible dejando a la universidad a dos velas y en paños menores. Su prestigio desapareció de la noche a la mañana por culpa de ideologías totalitarias y excluyentes.

David Hilbert, estaba convencido que la matemáticas podrían dar solución a todos los problemas que planteara la ciencia. Era así su convencimiento que dedicó gran parte de sus estudios a consolidar toda una estructura axiomática para demostrar la certeza de las matemáticas. Todo parecía que iba por buen camino hasta que apareció un joven  matemático austriaco, K. Gödel, con su “Teoría de la Incomplitud” que daba al traste con todos los estudios y esfuerzos de David Hilbert en crear un cuerpo axiomático certero que pudiera demostrar todos los problemas matemáticos. Gödel con su teoría demostró que hay cosas que por certeras que sean, nunca se podrán demostrar. El debate dentro de la filosofía matemática quedaba terminado. Por ejemplo: los límites del Universo o si existen otros universos paralelos, ambas cuestiones que en la actualidad y seguramente, en el futuro nunca encontraremos la respuesta.

 

Ciertamente, las matemáticas no pueden dar respuesta a todo. A veces observando y analizando ciertos números hay cosas incomprensibles y difíciles de entender para la razón humana.

 

Por ejemplo, según las estadísticas ofrecidas por la Agencia Tributaria Española, sobre la declaraciones del IRPF en año 2016, de las casi 20 millones de declaraciones hechas por el obligado tributario español, solamente 735.000 declaran ingresos superiores a 60 mil euros, de los cuales, 95.000 contribuyentes ganan más de 150.000 mil euros. Por tanto, con estos datos se hace incomprensible que en este país los partidos de derechas puedan sacar casi diez millones de votos. Obviamente algo falla, si los ciudadanos tomaran sus decisiones racionalmente tal como postula la teoría neoliberal, en este país habría bipartidismo, pero este estaría formado por un partido de extrema izquierda y otro socialdemócrata. La derecha como corriente política por pura lógica matemática seria residual y casi inexistente. Pero como demostró Gödel, hay cosas cosa que las ciencias de los números no pueden explicar y, esa es una.

A todo ello, cómo puede ser que un país donde una gran parte de su población se puede considerar pobre y la otra lo es; los partidos considerados de ideología liberal y conservadora pueden sacar esa cantidad de votos que según la teoría matemática y económica sería imposible. Desde mi punto de vista, solamente hay una explicación lógica: el factor identitario. Es decir, nacionalista. Un factor o clave que siempre ha explotado y ha sabido trabajar la derecha de este país: amor a la patria incondicional, exaltación de los valores nacionales y uso y disfrute de los símbolos patrios. Dicho esto, por otra parte, los partidos de izquierda siempre han tenido alergia a explotar los factores nacionalistas y patrios.

 

Estos últimos, más dados a reivindicar los valores de clase que no a himnos nacionales, y es que la dictadura de Franco a más de uno lo vacunó contra ciertas ideologías exaltadoras de estos factores.

 

Para terminar, otro dato interesante que confirmaría que el factor identitario es el que alimenta los votos de los partidos conservadores y no sus postulados económico-sociales, lo tenemos en Catalunya donde la izquierda y los anticapitalistas de ERC y las CUP irrumpen con fuerza y con posibilidad de ganar las elecciones haciendo desaparecer del mapa la coalición tradicionalista de CIU. Es decir, en el momento que la izquierda se apodera del ADN patriótico, los partidos y coaliciones de carácter neoconservador y liberal tienen los días contados en un mundo donde la riqueza  ni se distribuye ni se reparte.