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Hoy también es el Día de la Mujer

Con la misma pasión con que abrazamos una causa, las abandonamos.

Ayer, día 8 de marzo, se celebraba el Día Internacional de la Mujer y, aprovechando la fecha, millones de mujeres en todo el mundo se pusieron de acuerdo para reivindicar su papel en esta sociedad, haciendo que fuera una jornada emocionante histórica a lo largo de la cual vimos que el mensaje fue calando y fue creciendo como la masa del pan.

Al final de la jornada, fueron millones y millones las que, independientemente de ideologías, condición y edad, se echaron a las calles a decir “aquí estoy yo” y reivindicar la igualdad. Pero igualdad de trato, porque las mujeres no son iguales a los hombres, son mejores. Son el verdadero motor de la sociedad. Son fuertes, valientes, abnegadas, generosas, inteligentes… En una palabra, admirables.

Y creo que es importante que no olvidemos todo esto y que no perdamos de vista que existen esas desigualdades.

Personalmente he de admitir que, a veces, yo olvido que existen porque desde siempre he vivido inmerso en un entorno libre de machismo. Mi abuela ya fue una feminista en toda regla que reivindicó sus derechos como mujer y rompió muchas de esas normas no escritas. Mi madre siempre trabajó y fue un ejemplo de mujer independiente y triunfadora, que gestionó magistralmente su empresa durante más de 45 años. A mi y a mi hermana nos educaron en la igualdad, ambos hicimos siempre todas las tareas y siempre nos inculcaron que mujeres y hombres son pares. Y yo lo hago así con mis hijos. Y hasta tal punto lo igualitario me rodea que, en lo laboral, en mi despacho casi todo son abogadas (algo que no he buscado de propósito, sino que se debe a que, al seleccionar nuevas incorporaciones, las mujeres que se han presentado estaban más capacitadas).

Sin embargo, lo que me asusta es que, tras la bella jornada de ayer, hoy se olvide todo ello.

Pero que no veamos desigualdades en nuestro entorno más próximo no debe hacernos olvidar que existen. Hay sectores en los que el machismo está muy arraigado y es muy difícil erradicarlo porque para ello es preciso un cambio en si mismo de la forma en que se actúa. Pero se va haciendo. Y finalmente se hará. Porque algo está cambiando en la sociedad y ayer pudimos verlo.

Sin embargo, lo que me asusta es que, tras la bella jornada de ayer, hoy se olvide todo ello. Tengo la impresión de que somos una sociedad tan consumista que hasta las causas son casi “de usar y tirar”. Y que, con la misma pasión con que abrazamos una causa, las abandonamos. Dejamos que nos robaran algunos partidos el espíritu profundo del 15M y lo politizasen, muy pocos recordarán quién fue Aylan, y la gran mayoría de los que decían “Je suis Paris” hoy ya no lo son.

Por eso, creo que lo importante no es que ayer fuese un día histórico, no debemos olvidar que hoy también es el Día de la Mujer, y mañana, y pasado mañana. Y que lo que hay que hacer es poner en práctica todas las acciones para conseguir todo eso en lo que ayer gritamos creer y desear.