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Inmigración ilegal, derechos humanos

Un náufrago tiene que ser rescatado siempre. Proteger su vida, lo primero.

 

Un náufrago tiene que ser rescatado siempre. Proteger su vida, lo primero. Los abusos de las mafias provocan que pateras a la deriva cargadas de personas no sean rescatadas por barcos en alta mar. Es un acto tan inmoral e ilegal como el de las mafias. Los países de la UE deben actuar para gestionar este fenómeno en su ámbito, combatiendo a quienes trafican con personas que huyen de la miseria y el hambre. La UE no puede ignorar que la inmigración ilegal es un problema global y no solo de los países fronterizos (España, Italia, Grecia…).  Por ejemplo, acuerdo con Túnez y/o Argelia, países estables que reciben millones de turistas, para que sean puertos seguros de acogida de náufragos rescatados en el mediterráneo. Desembarcar a estos náufragos en puertos de África acabaría con su lanzamiento al mar por las mafias, con rescate asegurado por barcos cómplices avisados por ellos.

 

Además de controlar los flujos migratorios hacia Europa habría que buscar soluciones contra el hambre y la miseria que los provoca. Al aprobarse en la ONU la Declaración Universal de los Derechos Humanos tras la II Guerra Mundial, se abrió la esperanza de una nueva sociedad. Transcurridos 70 años, esa nueva sociedad es propiedad de élites empresariales explotadoras del hambre y la miseria de miles de millones de personas. Como capataces de esas élites actúan políticos de izquierda y derecha, que en comportamientos infames tolerados socialmente, se auto-conceden privilegios, salarios y pensiones de 10.000 euros/mes o más. Sin trabajo ni ingresos el capitalismo no es libertad. Las dictaduras comunistas no son modelo alternativo.

 

La inmigración legal es necesaria, la ilegal perjudicial. Abrir oficinas en consulados. Incentivar que se registren para emigrar sin control de las mafias. Autorizar inmigración por sectores y capacidades. Compromiso de: hablar o aprender el idioma oficial. Respetar la legalidad y especialmente, a), un hombre y una mujer son iguales en deberes y derechos, y b), ninguna religión es superior a las leyes del Estado al que emigra. Quienes defienden que vengan ilegales de otras culturas donde una mujer es un ser inferior sin derechos, avalan ataques a mujeres mayoritariamente blancas y españoles por ir solas de noche o vestir minifalda. El Estado está obligado a proteger a sus nacionales en su territorio y no se resuelve el problema ocultando estadísticas.

 

Los discursos que llaman a inmigrantes a venir ilegalmente provocan muertes durante su viaje en busca de El Dorado. Famosos ricos como Barden, Richard Gere, Marc Gasol y tantos otros practican un cinismo criminal. Traen a un náufrago a España y vuelven a sus mansiones con criados. Quieren que la miseria a repartir en España entre 13 millones de pobres, que esperan meses para una cita de acción social y recibir, metafóricamente hablando, un mendrugo de pan, lo compartan con otros muchos pobres. Ellos aparentan ser personas solidarias. Todos estos vividores de mamandurrias, clase media, famosos y casta política, no han tenido ni tendrán que recurrir nunca a un servicio de asistencia social y por eso piden que se reparta la miseria entre ellos. Esa funcionaria que vive cómodamente con su salario de clase media; esa gente que cobra 2.000 euros/mes de su ONG, que dedica el 95% de la subvención que recibe a su salario y el de familiares y amigos; y esos políticos que desde sus mansiones y privilegios usan el hambre de otros para acaparar más poder y dinero personal y familiar, todos ellos son despreciables. Solo les importa aparentar falsamente lo que nunca fueron, hoy no son, ni nunca serán: personas decentes.