La amnistía, la simonía y las monsergas
Tan fuerte es la peste del bodrio, que el Gobierno está retrasando su publicación en el BOE.
Tal y como habían programado, Sánchez y sus secuaces parlamentarios aprobaron, el pasado jueves, en el congreso de los diputados, la conocida como ley de amnistía, cuyo texto había sido previamente rechazado por el Senado. Se trata, seguramente, de la ley más corrupta e infame que uno recuerde desde 1.978. Una suerte de simonía política por la que aquéllos han cooperado deliberadamente a la compraventa de votos, unos para seguir beneficiándose de su estancia en el poder y sus prebendas, y otros para ser blanqueados de sus delitos contra la Nación. Tan fuerte es la peste del bodrio, que el Gobierno está retrasando su publicación en el BOE. Porque, elecciones europeas por medio, se trata de demorar en lo posible la puesta en marcha del consiguiente proceso judicial de implementación de la ley.
Todo un perverso escenario que no solo ratifica la deriva antiespañola y antiestatal del actual Gobierno. También favorece el posterior salto hacia un proceso de autodeterminación ―como los propios separatistas se han apresurado a recalcar―, que demolería la soberanía nacional y la integridad territorial de España, pavimentando así la senda hacia un conflicto civil. Desarrollo en el que la judicatura, que está siendo fuertemente presionada por un enfangado Ejecutivo, verá puestos a prueba su coraje e independencia. Asimismo, es de suponer que la gerontológica cúpula de Defensa quiera, pueda y sepa actuar en consecuencia. Ante tal panorama, lo demás son monsergas.