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La Expo92 que yo viví (I)  

En esta primera parte intentaré enmarcarla en el tiempo y el espacio porque habrá muchas personas que no la vivieron en su día.

 

 

Dado que ya han transcurrido 30 años de la Exposición Universal 1992 de Sevilla, en esta primera parte intentaré enmarcarla en el tiempo y el espacio porque habrá muchas personas que no la vivieron en su día. En la siguiente, el lector podrá descubrir algunas informaciones y curiosidades singulares que no han aparecido hasta ahora en los medios.

La idea de que Sevilla pudiera celebrar una Exposición en 1992 coincidiendo con el Quinto Aniversario de Descubrimiento de América, se hizo pública por primera vez en mayo de 1976 durante un viaje del entonces jefe del Estado a la República Dominicana, si bien en esa ocasión Juan Carlos I se refería a una nueva Exposición Internacional Iberoamericana y no a una Exposición Universal, tal como finalmente fue.

Hasta entonces, en España sólo se habían celebrado tres Exposiciones bendecidas por el BEI, Oficina de Exposiciones Internacionales, sito en París: una Exposición Universal, Barcelona 1888, una Exposición Internacional, Barcelona 1929, y una Exposición Iberoamericana, en Sevilla, también en 1929.

La hoja de ruta hasta llegar a la celebración de la EXPO92 Sevilla no fue precisamente un camino de rosas, ya que España tuvo que emplearse a fondo para conseguir la aprobación definitiva del BEI, en 1982 como sede compartida con Chicago, y en 1987 como sede única.

Algunos de los principales hitos de ese trayecto fueron los siguientes:

 

1982

– Se constituye en España una Comisión en el seno del ICI, Instituto de Cooperación Iberoamericana, para preparar la candidatura de Sevilla a una Exposición Universal en 1992. 

– Estados Unidos y Francia acuerdan presentar sendas solicitudes para celebrar las exposiciones París 89 y Chicago 92. 

– El Gobierno español, presidido por Leopoldo Calvo- Sotelo, solicita oficialmente al BIE la organización de una Exposición Universal para conmemorar el Quinto Centenario del Descubrimiento de América. 

– La Asamblea General del BIE acuerda la reserva de 1989 para París y, provisionalmente, la de Chicago en 1992, así como adoptar una decisión definitiva para la de Sevilla en la siguiente Asamblea General. 

– El Gobierno español en funciones presidido por Leopoldo Calvo- Sotelo  y los organizadores de Chicago envían una solicitud conjunta al BIE proponiendo, por primera vez en la historia de las Exposiciones Internacionales, celebrar una Exposición Universal con dos sedes simultáneas, Chicago y Sevilla. 

– La Asamblea General del BIE comunica al Gobierno de España presidido por Felipe González que aprueba la reserva de fechas para la Exposición Universal de Chicago-Sevilla 1992. 

 

1983

– Las delegaciones de España y Estados Unidos presentan conjuntamente ante la Asamblea General del BIE, el Reglamento General de la Exposición Universal Chicago-Sevilla 1992. 

– Francia comunica oficialmente su renuncia a organizar la Exposición Universal París 89.

 

1984

– El gobierno español designa Comisario de la EXPO92 a Manuel Olivencia, catedrático de la US. Previamente, la Sevilla de toda la vida se había opuesto al nombramiento del que lo era in pectore, el arquitecto español de mayor proyección internacional en esos momentos, Ricado Bofill, un profesional sobradamente capacitado para afrontar el gran reto de la EXPO92: las obras de infraestructura en la Isla de la Cartuja.

 

1985

– La organización de la sede de Chicago de la Exposición Universal comunica al BIE que estaba afrontando problemas organizativos. Meses después la delegación de los EEUU informa ante la Asamblea General del BIE que atravesaba graves dificultades para preparar la Exposición Universal de 1992 en Chicago.

– Se constituye la Sociedad Estatal para la gestión de la EXPO92 y se nombra presidente de la misma a un diplomático, Emilio Cassinello.

 

1987 

– Se crea la figura de Consejero Delegado de la Sociedad Estatal y el gobierno nombra para el cargo al ingeniero Jacinto Pellón Díaz, que posteriormente, tras el nombramiento de Emilio Cassinello como Comisario en 1991, pasaría a ser Presidente Ejecutivo de la misma.

– Sevilla es confirmada como sede única en la 102 Asamblea General del BIE tras renunciar la sede de Chicago, debido a las diferencias surgidas entre el presidente Reagan, el gobernador del Estado y el Ayuntamiento de Chicago. 

– El lema definitivo de la EXPO92 Sevilla sería “La Era de los Descubrimientos.

 

1989

– Se crean las siguientes sociedades participadas por la Sociedad Estatal: 

.CRASA, Centro de Reservas de Alojamientos SA

.Sevilla Abierta SA, 

.CODA, Centro de Distribución y Almacenamiento, SA

.SOGEXPO SA

.TELE- EXPO SA (1991)

 

1991

– Emilio Cassinello sustituye a Manuel Olivencia como Comisario.

 

1992

– 20 abril. Inauguración de EXPO92 Sevilla. La fecha inicialmente prevista era el 17 de abril, aniversario de las Capitulaciones de Santa Fe, pero se retrasó hasta el lunes 20 debido a que ese día caía en Viernes Santo. Un artículo en la prensa local de Antonio Burgos hizo ver a los organizadores el sinsentido de hacerlo un día tan singular en Sevilla, coincidiendo con la presencia de los pasos de la madrugá en las calles de la ciudad. 

 

– 12 octubre. Clausura de EXPO92 Sevilla. 

Las tensiones profesionales y personales entre las dos figuras más representativas de la organización de la EXPO92, el Comisario y el Consejero Delegado de la Sociedad Estatal, llegaron a tal punto tras cuatro años de roces que se llegó a cuestionar la propia viabilidad del evento. El cese de Manuel Olivencia era inevitable y finalmente fue sustituido por Emilio Cassinello. Para Pellón, Olivencia se había convertido en un obstáculo por el excesivamente riguroso filtro normativo que aplicaba a todas las decisiones que debía adoptar él como máximo ejecutivo. No pocos estaban convencidos de que la continuidad de Olivencia como Comisario hubiera podido suponer que la Exposición no se inaugurara a tiempo.

Jacinto Pellón Díaz, el ingeniero, que no «el albañil» como despectivamente lo apodaban en la ciudad de María Santísima, se incorporó a cinco años vista de la fecha prevista para la inauguración de la EXPO92, primero como consejero delegado y, posteriormente, como presidente ejecutivo de la Sociedad Estatal, la encargada de las obras e infraestructuras del proyecto, contribuyendo decisivamente a su exitosa culminación, cumpliendo la hoja de ruta fijada para el gran evento en plazo y de manera muy satisfactoria en contenido. Una ciudad tan dada a homenajes y conmemoraciones le adeuda un merecido reconocimiento por una labor que puso las bases para que Sevilla estuviera mucho mejor preparada de cara al advenimiento del nuevo milenio.

Pero, paradójicamente, Pellón fue víctima de una campaña de descalificaciones e injurias por parte de determinados personajes públicos y de una prensa local crítica con todo lo que supusiera un cambio para el progreso de su ciudad. La hemeroteca de la época recoge buena parte de esas campañas difamatorias que continuaron tras la culminación exitosa de la EXPO92, viéndose involucrado su máximo gestor en una serie de procedimientos judiciales basados más en oportunismos políticos que en hechos reales relacionados con su gestión de la Exposición.

Afrontó indefenso demandas como la del Alcalde de Jerez, que se la tenía jurada por no haber permitido que en el recinto de la Isla de la Cartuja hubiese un pabellón de la ciudad, algo que prohibía expresamente el Reglamento de la Exposición, aunque lo logró de hecho a través de una sociedad pública municipal interpuesta, “Tierras de Jerez”. La sentencia dictada fue totalmente favorable a la actuación de los gestores de la EXPO92. 

Se interpuso una demanda contra Jacinto Pellón ante el Juzgado de Instrucción nº 5 de la Audiencia Nacional, a cuyo frente estaba el juez Baltasar Garzón, quien durante muchos años estuvo practicando diligencias de todo tipo, con el singular eco mediático que siempre acompañaba a las intevnciones de su Juzgado. En 2003 se decretó el archivo de la causa después de más de siete años de investigaciones ya que no se pudo establecer de forma mínimamente solvente la concurrencia de los requisitos del tipo delictivo, sino más bien todo lo contrario.

Otra demanda ante el Tribunal de Cuentas terminó tambié en una sentencia absolutoria, tras más de cinco años de tramitación. En la misma se explicitaba que la gestión de la EXPO92 resultó «totalmente razonable, dentro de la gestión de un evento tan complejo».

Tras el inesperado fallecimiento de Jacinto Pellón en 2006, un sevillano muy allegado a él manifestó públicamente que el cainismo de su ciudad no le había permitido a Pellón recibir el merecido homenaje, ni siquiera cuando lo intentó Sánchez Monteseirín siendo alcalde de Sevilla.

Al Alcalde Antonio Muñoz, como persona de su tiempo, y con toda seguridad plenamente consciente de lo mucho de positivo que significó la EXPO92 para Sevilla, se le presenta una excelente oportunidad de que la historia de su ciudad amortice la deuda que mantiene con Jacinto Pellón desde hace ya 30 años, a través de su familia y en nombre de una Sevilla a la que le faltó la suficiente generosidad para no permitirle disfrutar en vida del reconocimiento de una tarea llevada a cabo, no ya bien, sino de manera excelente, y de cuyas positivas secuelas siguen disfrutando hoy todos los sevillanos.

 

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