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La inocentada del supuesto cambio

Ya veremos si se cumplen las expectativas. Porque son tantas y tan grandes que, de no llegar pronto, pueden provocar un desencanto.

 

Postureo, puro postureo. Llevan veinte días mareando la perdiz ante la atónita mirada de ocho millones de andaluces en una especie de diálogo de sordos en el que todo está más que pactado de antemano. El reparto de cromos y puestos está más que acordado y solo queda que, bajo la tutela vigilante de Casado y Rivera, los líderez regionales del PP y Ciudadanos, Juanma Moreno y Juan Marín, estampen su firma en el documento. Me cuentan que el principal escollo de las negociaciones no está en el reparto de consejerías del Gobierno y puestos en la Mesa del Parlamento, sino en las exigencias de Ciudadanos para que el PP lamine a ciertos dirigentes locales que se encuentran imputados no en una sino en varias causas de corrupción, dirigentes que ya han sido confirmados como candidatos en las próximas elecciones municipales del 26 de mayo y que no están dispuestos a dar un paso atrás por más que se lo exija Casado o Moreno.

 

Así las cosas es muy probable que no haya acuerdo hasta la mañana del mismo día 27, fecha límite para la constitución del nuevo Parlamento andaluz. Por más que lo vendan, el problema no es Vox, cuyo apoyo al nuevo Gobierno se da por descontado sin pedir contraprestación alguna. Es posible que Ciudadanos opte al final por renunciar a formar parte del Ejecutivo que encabezará Juanma Moreno como presidente de la Junta de Andalucía, y se limite, como ocurrió en la anterior legislatura de Susana Díaz, con dar su apoyo puntual al PP. Aquí lo único que todos tienen claro es que los andaluces, sorpresivamente, han votado el fin de un régimen, el socialista, que se ha perpetuado ininterrumpidamente durante casi cuarenta años. Ese es el punto innegociable, la piedra clave del nuevo ciclo que ahora comienza. El PP, Ciudadanos y Vox lo tienen claro y el día 27, vísperas de los Santos Inocentes, le colgarán a Susana Díaz y al PSOE el conocido muñequito en la espalda, dándole por fin, la más que merecida voleta.

 

Por más que lo vendan, el problema no es Vox, cuyo apoyo al nuevo Gobierno se da por descontado sin pedir contraprestación alguna.

 

Pero no seamos tan optimistas. El trabajo que le queda al nuevo Gobierno, ya sea monopartidista del PP o de coalición entre PP y Ciudadanos, es el desmantelamiento de la tupida tela de araña que los socialistas han montado en esta comunidad. No bastará con levantar alfombras y limpiar las toneladas de porquería que ocultan en San Telmo y en el resto de las Consejerías, algo bastante complicado, sino desmontar un complicado entramado que se puede convertir en una especie de Gobierno paralelo que ponga continuos palos en la rueda del nuevo Ejecutivo y le impida desarrollar sus proyectos de renovación tan necesarios para dar algo de credibilidad a esas esperanzas que los andaluces han puesto en las urnas el pasado 2 de diciembre.

 

Y como suele ocurrir, lo de Andalucía, siendo algo importantísimo en el panorama político español como el fin de un largo ciclo, va a pasar desapercibido por obra y gracia del presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. La reunión en Barcelona del Consejo de Ministros y su acercamiento al Ejecutivo de Torra en plan de igualdad como si asistiera a una visita de Estado al Elíseo, con el único fin de conseguir el apoyo de los independentistas a sus presupuestos y alargar hasta el 2020 su estancia en la Moncloa, ha solapado lo que está ocurriendo en Andalucía, incluído el trágico y despiadado crimen de la joven profesora Laura Luelmo a manos de Bernardo Montoya en El Campillo. Las televisiones y las tertulias se vuelven a centrar en Cataluña, en la kale borroka de los CDR y en el masivo despliegue policial (cuyo alto coste pagamos todos los españoles) para proteger la inicua y teatral reunión de Pedro Sánchez y su Gobierno bonito en la Lonja del Mar. Pues qué bien. Si no quieres caldo, dos tazas.

 

Ya veremos si se cumplen las expectativas. Porque son tantas y tan grandes que, de no llegar pronto, pueden provocar un desencanto…

 

Con todo lo que está pasando en esta tierra, lo único que es verdad es que los andaluces, y sobre todo los que nos dedicamos a analizar los avatares políticos, vamos a encarar un 2019 bastante atractivo en el que la incertidumbre, la esperanza y la ilusión de iniciar una nueva época van a marcar el nuevo ciclo que nos traerán los Reyes Magos en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas. Ya veremos si se cumplen las expectativas. Porque son tantas y tan grandes que, de no llegar pronto, pueden provocar un desencanto que le devuelva a un hundido PSOE en la próxima cita electoral de mayo, el poder que Sánchez ha ido dilapidando a lo largo de todo este año por simples intereses personales y puro egoísmo. Susana lo tiene difícil, pero mucho más lo tienen Moreno y Marín. Habrá que darle un voto de confianza a los nuevos gobernantes para ver si son o no capaces de cumplir la expectativas levantadas.