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La Nación postrada

El caballo de Troya para abrir brecha con España en los países democráticos europeos es Pablo Iglesias.

 

En 2014 el Ébola amenazaba con convertirse en pandemia. Vimos a Sánchez, Iglesias (y periodistas crispados) exigiendo dimisiones por un perro muerto. De estar hoy ambos en la oposición el confinamiento sería considerado medida fascista y en las calles arderían barricadas.

 

El comunismo evolucionó hace 50 años. Carrillo en España y otros líderes comunistas en países europeos inventaron el eurocomunismo, que no trataba de imponer una dictadura sino corregir las desigualdades del capitalismo. Eso acabó. El partido comunista hoy, con el ministro Garzón al frente, defiende a Stalin, la dictadura comunista cubana y sus fundamentos frente a la democracia. Su excusa es combatir la pobreza; su objetivo, imponer su régimen.

 

Nunca estuvieron más cerca del objetivo desde la Segunda República. Iglesias, Monedero, Errejón y otros  han cobrado millones de euros de Venezuela, Bolivia, Ecuador… y no por sesudos estudios políticos del CESP, instrumento creado para recibir dinero. Formaban parte de una estrategia que pretende imponer su modelo de sociedad, dictadura sin libertad individual. Pueblos pobres dependiendo del Estado mientras sus líderes se enriquecen para varias generaciones. Ciudadanos ignorantes que con comida y vivienda no necesitan libertad. El capitalismo les ayuda creando sociedades terriblemente injustas donde una persona puede morir en la calle sin asistencia sanitaria ni comida, de frio y enfermedades.

 

El caballo de Troya para abrir brecha con España en los países democráticos europeos es Pablo Iglesias. Demagogo, manipulador, ambicioso y sin escrúpulos, es el personaje designado para ese proyecto. Que cuente para hacerlo con el apoyo del PSOE y su líder mentiroso, Pedro Sánchez, es desconcertante. España reúne condiciones como las de Yugoslavia para que traten de descomponerla, tensiones territoriales supremacistas y 13 millones de pobres que pronto serán 20. La pandemia ha venido a darles la oportunidad de debilitar la sociedad democrática tratando de imponernos su yugo. El PP, Soraya y el CNI ayudaron al desembarco de Iglesias para dividir a la izquierda y garantizarse su permanencia en el poder. Deberían responder ante la historia.

 

Esto ocurre en una sociedad donde se aplauden desde los balcones los abusos policiales en el uso de la fuerza contra cualquier persona, un mendigo, una mujer que sale a correr, un anciano que pasea. Las fuerzas de seguridad están satisfechas con lo que les permiten hacer en España ahora y antes, que no se permite en ningún país democrático. Mala formación dirigida a una policía para súbditos, no para ciudadanía con derechos. Ideal para el intento de cambio de régimen de los bolcheviques.

 

Si tienes la desgracia de estar atrapado en un incendio en tu casa, coche… ahogándote en un rio o el mar, si el policía que está cerca es español te ayudará con riesgo para su vida sin pensarlo, con más diligencia que cualquiera otro policía del mundo. En eso somos los mejores. Pero esas circunstancias son excepcionales y pocas veces se dan. Si sales de noche en coche con amigos la posibilidad de que te paren, identifiquen, cacheen y hasta que haya un chulo de uniforme que te humille y abuse del cargo son inversamente proporcionales al ejemplo anterior. Te puede ocurrir en España y en ningún otro país democrático de Europa. El mismo policía que se juega la vida puede ser el que lleve a cabo la identificación ilegal. Puede ocurrir si paseas por la calle o estas en un parque. Te retendrán, identificaran y cachearán sin razón escrita justificativa para esa injerencia en tu libertad, vulnerando tus derechos civiles por órdenes ilegales de sus mandos. Los policías deben oponerse a esas órdenes ahora y siempre. Así lo exigen sentencias del Tribunal Supremo.