The news is by your side.

La UME no es su chacha, Ministra

Mucho más chocante es el actual despliegue de la UME, junto a la G.C., en Valencia, rastreando evidencias sobre la situación de Marta Calvo.

 

La enorme eficacia mostrada por la Unidad Militar de Emergencias (UME), tras solo 14 años de existencia, confirma la gran valía de los rasgos militares (organización, disciplina, disponibilidad y espíritu de servicio entre otros), puestos al servicio directo de la sociedad en situaciones de emergencia. Si bien tal éxito despierta la tentación del manoseo de esa Unidad, para obtener réditos políticos ajenos a la intención y funciones de ésta.

La Ley Orgánica 5/2005, de 17 de noviembre, de la Defensa Nacional, en su artículo 15.3 (Misiones) precisa que ”las Fuerzas Armadas, junto con las Instituciones del Estado y las Administraciones públicas, deben preservar la seguridad y bienestar de los ciudadanos en los supuestos de grave riesgo, catástrofe, calamidad u otras necesidades públicas, conforme a lo establecido en la legislación vigente”. Cometido que, sobrepasando la mera cooperación con las autoridades civiles (como se venía realizando hasta entonces), se añadió a los del artículo 8 de la Constitución. Éste es el fundamento y el marco de actuación de la UME, como unidad militar para emergencias. 

El despliegue de la UME en Extremadura, entre octubre de 2018 y marzo de 2019, contra el camalote (planta amazónica invasora) en el Guadiana, sorprendió al tratarse de una actividad medioambiental que, aunque genéricamente loable, podría haber sido ser abordada por empresas y medios exclusivamente civiles. Pero hace dos semanas ha vuelto a ser desplegada allí para lo mismo. Este mantenimiento recurrente contra un problema que ni es nuevo ni es una emergencia parece inadecuado, no solo por utilizar la UME en cometidos no alineados con su especialización, sino también por la competencia desleal que supone en el mercado de trabajo.  

Mucho más chocante es el actual despliegue de la UME, junto a la Guardia Civil, en la provincia de Valencia, rastreando evidencias sobre la situación de Marta Calvo, desaparecida hace un mes y medio, y que se supone asesinada. Porque la investigación y búsqueda de pruebas de un supuesto delito de homicidio o asesinato es un asunto ajeno a los cometidos de la UME. No es una emergencia. Ni tan siquiera roza lo militar ni por la naturaleza del delito, ni por el lugar, ni por la presunta autoría. Por tanto, ¿en calidad de qué actúan, en este caso, los militares de la UME? ¿Acaso como policía judicial? ¿Tal vez simplemente como mano de obra barata? Si la Guardia Civil necesitase ser reforzada ¿no hubiera sido más propio que tal refuerzo viniera de la Policía Nacional cuya experiencia, preparación y medios (incluidos los caninos) son más adecuados para ese tipo de trabajos? 

Hay que felicitar a la UME por su alto espíritu de servicio y su disciplinado cumplimiento de órdenes de legitimidad dudosa. Parece inadecuado ordenar el despliegue de una unidad militar en actividades para las que no está cualificada, que no son emergencias y son difícilmente encajables en la legislación, aun entendiendo el placer y la oportunidad de chupar pantalla y colgarse medallas. Pero, señora ministra de defensa, por favor: la UME no es lo que el cineasta Mariano Ozores llamaba “chica para todo”.