La vulnerabilidad tiene edad
La depresión y el suicidio es la tercera causa de muerte de los adolescentes en su última etapa.
Jean Cocteau decía que: la adolescencia sabe lo que no quiere, antes de saber lo que quiere; lo que no justifica la negligencia de esta sociedad, para dar respuesta a ese momento de construcción en el que el pasado, el presente y el futuro están ligados, sin seguir las leyes de la cronología. El mayor desafío generacional, es aquel que te enfrenta a dejar la niñez, instante en el que se genera el gran tsunami de las emociones, amén de la metamorfosis de la pubertad, que invade un cuerpo distinto por fuera y por dentro, de lo que no se tiene noción, ni registro de lo que sucede.
En el mundo se generan más muertes por suicidios, que la suma de los homicidios y las guerras, tema tabú en la sociedad a pesar de que es la primera causa de muerte, entre los jóvenes de 15 a 29 años. La tragedia de la muerte por suicidio de adolescentes, adquiere el color más intenso de la tragedia, porque siempre arrastra la duda, de si lo hubiéramos podido evitar. Es necesario revisar las políticas culturales, comunicativas, todas sin excepción, hay que paliar el no minoritario fenómeno de morir, por no prevenir. Se decía en «Bailando con lobos», qué extraña es la vida, intento suicidarme y me convierto en un héroe inmortal.