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Las cosas (sencillas) de Manolo Del Valle

Un tipo fino filipino, un pequeño genio de la indirecta, el humor socarrón y el pase corto. Nunca fui de su facción interna.

Vivencias…

 

“A cada uno aquí, sin diferencia alguna, daremos lo que tocare…pero con el entendido que padecerá dura repulsa, quienquiera que seas, si algo de la ciudad pretendes injusto”
(Traducción de la inscripción latina que se observa en la bóveda de entrada al Ayuntamiento de Sevilla)

‘Me parece muy feliz el proyecto de que todos los que lo trataron escriban sobre él. Mi testimonio será acaso el más breve y sin duda el más pobre’.

(J.L Borges Funes el memorioso. Ficciones. Alianza)

 

Ha pasado ya un año de su desaparición. No se qué se ha escrito desde entonces. Creo recomendable que se publicaran los textos que se escribiesen sobre Manolo. No me refiero al mío, por razones obvias (el que lo propone no debe estar por principio). Por lo demás resultaría chocante que el menos profundo, menos breve y más pobre de estilo, apareciera de refilón. En todo caso yo no formé nunca parte del círculo en el que él se movía.

No se puede decir que lo conociera yo como los pata negra del socialismo sevillano. Entré a finales del 81 y he de decir, en cambio, que pronto lo conocí. Antonio Macho Castilla [Pte del Partido en la Puebla, tirador selecto del Cuerpo de Carabineros de Negrín] lo había conocido en Capitán Vigueras (Antonio se plantaba en el Altar Mayor cuando se lo proponía). Allá se fue a conocer a los abogados laboralistas del Partido. Rafael Escudero lo recibió, y conoció a todos a los que pronto se llevó al huerto, por su capacidad de convencimiento, su charla amena…su historia realmente tremenda y porque eran cuatro sin perritos que les ladraran. En fin, que fue Antonio quien me dio pie a conocer a Manolo. Un tipo fino filipino, un pequeño genio de la indirecta, el humor socarrón y el pase corto. Nunca fui de su facción interna, ni voté nunca con ellos en un Congreso. Y salí trasquilado una vez que pacté una candidatura alternativa a la oficialista, a la SG de Sevilla. Ni siquiera así -no quiso aparecer como Pte de la candidatura que habíamos armado-me llevé mal con Manolo, nunca. Eso si, las cosas fueron como fueron y no quiso meterse en aquel fregao o le dijo alguien que pa qué. Había que reservarlo para causas posteriores . Entonces me di cuenta de mi papelazo y tiré por la calle de en medio. La verdad que el estratega que pensó que había otra oportunidad de cargarse el pensamiento único que se instalaba, la cagó profundamente. Y siguió para su acto de Bilbao, como si no fuera con él. Enrabietar al León medio dormido no le hacía tilín. Conocía bien el paño. Y así resultó. Peo es que se despertó.

Hasta ahí llegó el agua.

En la Puebla lo tuvimos alguna vez en campaña inaugurando una sede electoral en la calle Morón; como no tenía madera de mitinero te daba una charla cargadita de pequeños mensajes y contundencia para las entendederas de una feligresía dispuesta a enterarse de algo de lo que se les decía. Y ponía un ejemplo castizo o así. La gente asentía. No se emocionaba como con los monstruos, pero asentía con complicidad manifiesta. No era largo y pronto acababa.

Mientras Pepote te daba la mano en modo flácido, como si se le cayera para el suelo, arrastrándote a ti también…(igual que Fidel -éste con los dedos largos y fríos-, en algo se tendrían que parecer) Manolo te daba un apretón del carajo. Si tenías anillo, te lo clavabas. Yo puedo hablar en primera persona del Hecho nº1. El Apretón de Manos de Manolo. Sacudida reiterada-interminableincluida.

No se le iba una de tus circunstancias. Vista de Lince y pregunta al canto, con la media risa. Jamás lo haría en medio de ningún grupo, ni te sacaría del codo haciendo un aparte. No. Era al paso cuando te tenía al lado y con voz lo suficientemente queda para que te enteraras tú y ya. Aún recuerdo en entierro de Domingo de las Juventudes, al respecto. Teníamos Congreso Provincial, presidía el Alcalde de Pruna, que pronunciaba Alanís con acento en la A,y nos llegó la noticia. Cuando regresaban de un congreso de las JSA, en un accidente mañanero, se había matado la joven promesa del Socialismo Sevillano. Tenían despacho en el Regional, en San Vicente. Allí llegué a conocerlo. Había que echarle de comer aparte. Se le notaba por lo alto de la ropa que era un cabezón y un líder. Pobre chaval. Manolo apareció por el Hospital aquella mañana, donde lo habían llevado. Departió y consoló. Nunca antes habíamos coincidido en un acto así. Creo que no se prodigaba en eso. Gente habrá que se acuerde seguramente de aquel día.

Se rodeó de Isidoro Beneroso [Venenoso que apellidó el socialismo sevillano al mando-Bacheroso para el vulgo] para el Urbanismo y el PGOU municipal y las Finanzas, luego en el Monte-En una Dupla que marcó época con Juanmita Benjumea (El Enano-según su compadre-apadrinado a su vez por Pino en la Caja San Fernando. Dos patas para lo que sería un Banco futuro, que diría el refrán interno. Como tiene que haber tres para mantenerse-que debió ser el Partido y no ejerció. Ya se sabe el Final de Aquello. Nunca tuve con ellos mala relación. Eran dos tipos risueños. Juama, más amigo, por la etapa en la Diputación. Todos los que se pelearon con ellos, pactaban y compadreaban a su vez con ellos, con la guerra interna y eterna del P., de por medio. También llevó Juanma Urbanismo en el Ayuntamiento de Sevilla. Era la asignatura troncal en esos tiempos. Un día se escribirá sobre la Fe que le pusieron muchos alcaldes a doblar planos. Cultura y Asuntos Sociales para concejales creyentes. Alcaldes que se preciaran, a Convenios Urbanísticos y así mismito. Perfectísimamente-que diría Manolo Cepero, el íntimo de Suarez Japón (Suave Jabón para los socialistas gaditanos) aquel que en el Congreso Provincial orquestado contra Caballos por el propio Chaves, escribió en defensa de Viera. Yo, En la parte de abajo, del mismo periódico, a favor de Caballos y contra los que le apuñalaron por la espalda, incluído el Bruto particular , Alfredito. Las deserciones en esos días fueron riada y ahí se perdió la oportunidad de cambiar el partido. Algunos de los que festejaron la masacre, han ido cayendo al arroyo de la historia sevillana y otros, ni eran nadie, ni lo serán nunca, simple comparsa de la Ejecutiva Regional. Por cierto aquellos prohombres están hoy fuera del partido, en su mayoría han acabado como el Rosario de la Aurora. Pero bueno, íbamos con el hereu de nuestro protagonista.

Manolo no tuvo una sola palabra más que de aliento cuando su ahijado se pasó al mundo del Interés por Rédito por Tiempo, partido por Dos [Cajas]. Ni cuando se pasó al PP, con puño y letra. Manolo no se privó a esos vaivenes y permaneció con su gancho, que sacaba en cualquier entrevista en la prensa rancia, dejándose adular por ella un poco, renegando del socialismo presente, en el que se reconocía bien poquito…

No apareció casi nunca en un C. Provincial, ni en el C. Director, ni ningún Órgano… siguiendo el plan de otros Popes del Pasado. Sólo Carmeli Hermosín y Luis Yáñez – de la Vieja Guardia- lo han venido haciendo hasta hace poco. La verdad es que estos popes ausentes de los actos internos del P, tampoco lo han hecho nunca en las Fiestas Mayores de la Ciudad. Como si no fuera con ellos. Misteriosos personajes, sin duda.

La verdad es que Manolo se prodigó poco hasta cuando fue Presidente del Partido a nivel Provincial, con otro Manolo (Fernández) como Secretario General, allá por los finales de los 80. No se le pueda recordar ninguna intervención. Ni trascendental, ni recurrente. Sencillamente no hablaba. A veces algo. Eso le dio siempre cierto halo de ausencia que Manolo no se proponía de seguro.

Estando yo de asiduo visitante en San Vicente, dónde tuve despacho en Formación, primero como coordinador Regional y luego con Secretaría de Área en la Comisión Ejecutiva- charlaba algunas tardes con Manolo. Él tenía allí despacho como miembro de la CER. Charlábamos de gestión pública de Residuos Sólidos Urbanos. Él era alcalde, yo – a la sazón- responsable de Servicios Supramunicipales y Medio Ambiente en la Diputación, en la que era diputado. Manolo tenía una libretita enana, llena de letritas enanas. Un día por el pasillo, con la media sonrisa me la enseño – a media distancia- mientras íbamos para la escalera. Sólo la entiendo yo -dijo- guardándola con parsimonia. Resabios de la clandestinidad sin duda. Reímos.

Hecho nº 2.La libretita de la letra diminuta y las abreviaturas incomprensibles (humanamente). Eran modos seguramente que a mi me recordaban también esa época de la a JGR. Dicen que en alguna ocasión Rafael y él enterraban las octavillas que les tocaba tirar, en las postrimerías del Franquismo. Y se najaban. Lo de ellos no era el activismo loco, precisamente. Siempre fue mesurado y ello le ayudó a lo largo de su vida. A Rafael, también en la hora de su marcha de la política. A Ana Mº Ruiz Tagle también. Isabel Pozuelo. Joselito Amores…Gentes de poco ruido. Los Camisas Viejas, tenían de todo. El 23 F también tiene su intrahistoria, al respecto. Bien distinta a la de otro Manolo (Bravo) en el Arahal, donde se dispusieron a vender cara su suerte con el falangismo local. En los pueblos -algunos- se templa el acero de otra manera. Ya se sabe.