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Las fiestas del afecto

Claro que el afecto también está relacionado con que nos ponemos hasta la corcha de beber.

 

_Niña, los rodeos que da esta gente para no llamar a las cosas por su nombre.

_¿Te refieres a los que nos llaman miembros de la tercera edad en vez de decirnos viejos, así a bocajarro, que nos tienen unas ganas…?

_No, me vengo a referir al presidente Sánchez.

_¿Qué le pasa a ese hombre?

_En vez de decir Navidad, dice las fiestas del afecto.

_Pues no anda descaminado el hombre, María Auxiliadora.

_¿Y eso?

_¿Cuándo has querido tú más a tu suegra, a tus cuñados, a la cuñada metijona, a tus sobrinos impertinentes?

_Mujer, una vez al año no hace daño.

_Entonces, ¿en qué quedamos?

_Los catecúmenos del socialismo no tenían empacho en decir Navidad.

_El empacho vino después.

_Claro, van cogiendo confianza y la confianza da asco.

_Mira nuestra común amiga María del Robledo. Se pasa todo el año poniendo a sus nietos a caer de un burro y llega Navidad y se vuelve loca la criatura.

_Es que todos los años sus nietos le hacen un estropicio. La última vez le rompieron una figurita de Lladró.

_¿Un estropicio? En ese caso fue un acto de buen gusto.

_Claro que el afecto también está relacionado con que nos ponemos hasta la corcha de beber.

_¿Tú también, niña?

_Te vas animando, te vas animando y… Empinar el codo favorece el afecto.

_Porque estás en otra dimensión. Eso es normal.

_Y luego está la exaltación nacionalista, que ahora por lo visto conviene por aquello de los pactos.

_¿Exaltación nacionalista?

_¿Tú nunca has acabado cantando “Asturias, patria querida” del brazo de tu suegra o de algún cuñado?

_Es verdad. Sin ser ni siquiera de Asturias.

_¿Ves?

_Claro que a mí lo del afecto me recuerda a las esquelas. Y demás afectos…

_Niña, no seas pájaro de mal agüero.

_Hemos saltado dos olas del Covid, a ver cómo escapamos de la tercera…

_Tú agárrate bien a la tabla y que sea lo que Dios quiera.

_¿Ves como este hombre lo que hace es un crónica de ambiente?

_¿Quién, Sánchez?

_Pues claro. Para una vez que el hombre dice la verdad lo ponemos a caldo…