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Localizar a un espía

El objeto del presente artículo es solicitar la colaboración de los lectores para que aporten datos sobre Salvador Vallina López.

 

La Casa Gerald Brenan  (Churriana, Málaga) acoge desde el pasado miércoles hasta mañana viernes día 16 un ciclo de conferencias titulado «Las agendas secretas. Escritores espías en la época de Gerald Brenan«, que aborda la relación de escritores e intelectuales con los servicios de información y espionaje. Un ciclo coordinado por el historiador Cristóbal Villalobos.

El ciclo arrancó el miércoles con una conferencia de David Jiménez, escritor y profesor experto en las relaciones culturales entre España e Inglaterra, que habló sobre la relación de una serie de escritores españoles con los servicios de propaganda británicos durante la Primera Guerra Mundial.

El jueves, el invitado central ha sido el escritor Jorge Freire, autor de “Koestler, nuestro hombre en España”, que disertó sobre Arthur Koestler, uno de los intelectuales más controvertidos del siglo XX, empeñado en la búsqueda de la verdad que, como a tantos otros, le llevó del comunismo militante al servicio del espionaje soviético, a colaborar con la CIA durante la llamada Guerra Fría.

A Freire le siguió el profesor Andrés Arenas, que complementó lo aportado por Freire ofreciendo la  versión de sir Peter Chalmers sobre el incidente protagonizado por el propio Chalmers y Koestler en Málaga, justo al entrar las tropas del general Franco en la ciudad en febrero de 1937. Un incidente que le llevaría a ser condenado a muerte.

El viernes, Juan Maldonado, experto en cinematografía, hará un repaso de cómo alguna de estas historias de escritores y espías han tenido su reflejo en el cine, con una ponencia titulada «El doble juego de los espías imaginados«. Y a continuación, se presentará el nuevo proyecto cinematográfico del productor José Antonio Hergueta, ‘Eyes on Málaga’, realizado en colaboración con la cineasta malagueña Regina Álvarez.

 

La Casa Gerald Brenan  (Churriana, Málaga) acoge desde el pasado miércoles hasta mañana viernes día 16 un ciclo de conferencias titulado «Las agendas secretas. Escritores espías en la época de Gerald Brenan»,

 

Pero aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, traigo aquí a colación una investigación, realizada por un grupo de historiadores a nivel internacional, al que aporto mi modesta colaboración, sobre un tenebroso personaje del espionaje español, que de la noche a la mañana, parece que se esfumó del mundo de los vivos.

El objeto del presente artículo es solicitar la colaboración de los lectores para que aporten datos sobre el personaje. Especialmente interesante sería averiguar la fecha y lugar de su fallecimiento, ya que ayudaría a tirar del hilo de la madeja, aunque sería importante cualquier dato sobre su oscura biografía, que aprovechando el símil anterior de los ríos, es similar a la del Guadiana.

Para poner en antecedentes a los lectores diré que Salvador Vallina López nació en Madrid el año 1917. Antes de la guerra civil  fue subjefe de Falange de la Quinta Centuria de Madrid y fundador del SEU, alférez provisional durante la guerra, perteneció al Cuerpo de Mutilados. Después de 1939 dirigió el semanario “La Hora”, y desempeñó distintas corresponsalías en el extranjero para la Prensa del Movimiento, entre ellos la del diario “Arriba”, así como la agregaduría de prensa de la embajada de España en Méjico, en donde cultivó una extraña y estrecha amistad con el ex dirigente comunista Enrique Castro Delgado. Vallina fue expulsado de Méjico en 1955.

De hecho, Vallina y su hermana Carmen realizaron gestiones para lograr el deseo de Castro Delgado para retornar a España. Concretamente, con el consejero de información y prensa de la embajada española en La Habana, que explicó personalmente a Franco la conveniencia de que Castro regresara a España.

Franco accedió y autorizó formalmente el retorno en el consejo de ministros celebrado en Barcelona el 21 de junio de 1963. Está documentado que Vallina, junto a Fernández Figueroa, persuadieron a Manuel Fraga, entonces ministro de Información y Turismo, para que se editara sin censura, finalmente se hicieron algunas menores, un libro escrito por Enrique Castro Delgado, alegando que había que valorar el servicio que el libro podía aportar a la causa anticomunista.

 

Especialmente interesante sería averiguar la fecha y lugar de su fallecimiento, ya que ayudaría a tirar del hilo de la madeja, aunque sería importante cualquier dato sobre su oscura biografía

 

De Salvador Vallina se sabe que trabajó para el régimen franquista de espía y tuvo presencia en otros países europeos e iberoamericanos, como Cuba o la República Dominicana. Su pista se pierde tras ser enviado a la embajada de España en Bélgica en 1964 y según ha podido constatar la investigación su actuación allí está clasificada todavía hoy como secreto por el Ministerio de Asuntos Exteriores de España.

En febrero de 1957 era nombrado jefe nacional de Obra Sindical Lucha contra el Paro, funciones que añadía a las que ya desempeñaba ‘tutelando y asistiendo’ a los españoles repatriados desde Rusia.

Además es conocido por la traducción al español del libro «Los intelectuales en «»Chaise Longue«, publicado en 1976, del que fue autor el periodista francés Georges Suffert, nacido el 14 de mayo de 1927 en París, ex miembro de la Juventud Cristiana Juvenil, cercano a la izquierda no comunista.

Este personaje, también un tanto siniestro, fue redactor jefe de “Témoignage chrétien”, luego de “Cahiers de la République”, una revista dirigida entonces por Pierre Mendès-France. También escribió en  “France Observateur”, el predecesor de ”Nouvel Observateur”, y luego se hizo cargo de la jefatura de redacción de ”L’Express”. En 1972, participó en la fundación de “Point”, de la que fue editor. Pero sobre todo será recordado por la violenta campaña que libró desde el último medio citado, en 1976, contra Henri Curiel, un activista de izquierdas, nacido en Egipto, asilado en Francia y misteriosamente asesinado en 1978. Georges Suffert murió a los 84 años en enero de 2012.

En definitiva, se trata de poner negro sobre blanco la actividad de Salvador Vallina López, considerado un falangista camisa vieja, que además de espía, al parecer también hizo sus pinitos como poeta.