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Los maremotos de Elías Bendodo

La historia se escribe a partir de Juanma I. Nada hay antes. Y dijo Bendodo: Hágase la Junta de Andalucía. Y la Junta se hizo.

 

Este gobierno del Nocillato se está especializando en la venta de humo desde su llegada a San Telmo. El trono de hierro andaluz dicta órdenes de palacio proveyendo títulos y dando ínsulas por toda la región, y dictando bojas llenos de absurdos. Ahora que se haya cerca el 40 aniversario del 28 de febrero se envuelve en la bandera andaluza, en el espíritu de Blas Infante y en el estatuto de autonomía que viene a ser ahora como una carta otorgada por Juanma I, el rey bobo, que tiene  una corte y una camarilla de aduladores que tiene a su cabeza al valido Bendodo que gobierna en la sombra su reino, junto con el valido del valido, Antonio Sanz, escondido tras la cortina como estaba Claudio el día que los pretorianos dieron justa cuenta del hijo de Germánico, el que recuperó dos de las tres águilas legionarias perdidas en la batalla del Bosque de Teutoburgo.

 

El valido del rey bobo ha dictaminado que su gobierno es el más andalucista de la historia, el más superlativo de todos, el guinnes de los gobiernos andalucistas desde la llegada de los fenicios hace tres mil años. El antiquísimo templo del heraclión está lleno hoy de banderas andalucistas, repleto de estatutos y de blancas velas encendidas en su honor. Las sacerdotisas verdes y blancas se dedican ahora a la sagrada tarea de recitar los artículos sagrados del estatuto andaluz a la caída del sol. Sus cantos se escuchan como se escuchaban las legendarias sirenas que una vez escuchó el inteligente Ulises, el de Homero, que no el Joyce.

 

Se olvida el valido del mensaje de su padre putativo, aquel que fue ministro franquista de información y turismo, el del famoso baño de Palomares cuando la bomba. Sí. Manuel Fraga que  blanqueado ya de la dictadura cuando estaba en Alianza Popular, el germen de este PP de hoy, aquel mismo que en el año del señor de 1980, en el congreso regional de su partido en Fuengirola, promulgó el voto en blanco o la abstención para el referéndum del 28 de febrero, en la misma línea de UCD que gritaba a todos desde la radio Laurén Postigo, el de Cantares: Andaluz este no es tu referendum, si vas a votar, vota en blanco. Y Don Manuel añadía que “la autonomía no es otra cosa que acercarse a la teta de los sueldos”. Y como un testamento notarial añadía que si el día 28 de febrero no sale adelante el artículo 151 de la Constitución, “creo que la Junta de Andalucía sabrá lo que tiene que hacer: que no es otra cosa que dimitir”. Pues D. Manuel, que sepa usted que Juanma I piensa en todo menos en dimitir.

 

El rey bobo ha lanzado otro mensaje a través de su valido Bendodo. Nada existía en la Junta de Andalucía hasta su llegada y la de su corte. La historia se escribe a partir de Juanma I. Nada hay antes. Y dijo Bendodo: Hágase la Junta de Andalucía. Y la Junta se hizo. Hágase las consejerías. Y las consejerías se hicieron. Hágase las delegaciones territoriales. Y las delegaciones territoriales se hicieron. Hágase las RPT, el SAS, la administración paralela sanitaria, Idea, los entes instrumentales y fundaciones. Y todo ello se hizo. Hágase San Telmo, el trono de Juanma I, la viceconsejería de Antonio Sanz. Y también todo eso se hizo. Hágase los coches oficiales. Y los coches se hicieron. Hágase los móviles corporativos. Y los móviles se hicieron. Hágase las subvenciones. Y las subvenciones se hicieron.

 

Ahora anda el mayordomo de palacio Bendodo urdiendo planes y planos. Como el de la bolsa única que tenía un año paralizada y que gracias a ella no entrará nadie por la “puerta de atrás” en la Junta. El copero real confundía paralelas con la naturaleza de los pata negra de la Junta de Andalucía. Un insulto a los que ayudaron a construir la autonomía desde sus puestos de trabajo pasando ofertas públicas de empleo sin ser tocados ni por la gracia ni por el dedo de Dios. O que Andalucía está preparada gracias a los hombres de Paco de la Consejería de Salud contra el coronavirus con un plan para actuar frente a esta alerta sanitaria. O que estamos preparados para el abandono de Gran Bretaña de Europa gracias a su plan andaluz de contingencia ante el Brexit.

 

Anda ahora el que se cree hijo de la alta y baja Andalucía preparando un plan para los tsunamis, que no son otra cosa que el nombre japonés de maremoto, pero que parece que dicho así viste más. Ya que a nadie de este país se le ha ocurrido antes un plan que nos salve de la ola que viene del mar adentro. La costa en peligro, los pueblos y ciudades sin saber qué hacer antes de la llegada del rey bobo y sus nobles señores. Que para eso están ellos. Todo para el pueblo pero sin el pueblo. Completar la red de alerta de tsunamis, de momento, no entra en sus planes. Ni sabe lo que es eso, porque solo sabe poco más que de mareas altas y mareas bajas. Y así confunde maremoto con marejada. Y plan con vender humo.