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Más allá de la incertidumbre…

Es necesario que nos unamos en una voz que articule los derechos y deberes de una sociedad mundial.

 

En estos momentos donde la Humanidad ha tenido que asumirse como una sola, debido a la pandemia que nos azota por el Covid-19, es necesario que nos unamos en una voz que articule los derechos y deberes de una sociedad mundial que ejerce de forma responsable el respeto a la vida de los demás como si fuera la propia.

 

Como hemos podido apreciar el Coronavirus nos afecta a todos más allá de la edad que tengamos, ya que ningún miembro de la familia mundial sobra y de nuestro círculo más cercano menos. Por ello, hoy es el momento de asumirnos como una unidad conformada por personas de diferentes culturas y etnias con tradiciones identitarias diversas pero interconectadas más allá de la incertidumbre que estamos atravesando.

 

España está dando un ejemplo al mundo de resistencia y espíritu combativo a través de sus ciudadanos. Porque la gallardía se hace presente en este país con los trabajadores de los diferentes gremios del sector salud, seguridad, alimentación y limpieza al igual que los valientes que no salen de sus casas. Todos ellos le estremecen el corazón y el alma a cualquiera. Esto nos insta a que se contagien las ganas de ayudar a tu prójimo, viéndote reflejado en su dignidad humana.

 

De esta forma en conjunto se podrán superar los tropiezos que en el camino se desarrollen por enfrentar una situación de esta envergadura. No estamos solos en esta lucha y no debemos pensarnos individualmente para combatir a un enemigo común. Lo que ocurra más adelante nadie lo puede prever. Por ello, debemos repensarnos desde las bases fundacionales que constituyen a toda sociedad, como un conglomerado que sale a trabajar cada día en pro del bien común, sin que medien diferencias de ninguna índole.

 

 

Así de lo único que podemos tener certeza hoy, es que nada será igual en ningún lugar del planeta. Desconocemos cuántas vidas se perderán al final de esta lucha y si incluso la propia llegará a buen término, aunque lo fundamental es que desde la sociedad civil , el sector privado y el Estado, se unan esfuerzos para repensar a España y a la Unión Europea como un Continente Humano y no solo económico.

 

Es apremiante que se invierta en mejorar la calidad de vida y las condiciones de salud de la población mundial. Porque la carrera armamentista del último siglo, ha dejado en evidencia el estado de indefensión latente ante un virus como lo es el Covid-19. Con lo cual ni las más potentes armas tecnológicas nos pueden librar de una situación como esta.

 

Como consecuencia, debemos analizar que la lucha por un mundo más justo, equitativo y respetuoso de la dignidad del Ser, se ejecuta desde la “intimidad corporal y persona humana”, tomando prestadas la palabras del filósofo Jesús Conill. Así el nuevo frente de batalla radica en asumirse como responsable de los otros, siendo solidario y aguerrido en los hospitales, campos de cultivo, sector del transporte, limpieza y muchos más, arriesgando tu vida, porque tienes claro que esta es una extensión de tu prójimo.

 

Nada es para siempre, todo evoluciona en la naturaleza y el hombre forma parte de ella lo quiera o no. Por tanto, la única constante en la vida es el cambio y transformación. De esta forma la historia nos ha demostrado que no siempre sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta a las diferentes circunstancias del entorno.

 

Lo anterior no significa que aceptemos sin más lo que hoy ocurre, sino más bien que lo afrontemos con propuestas nuevas a partir de cómo vivir dentro de un mundo que es de todos y no solo de quienes explotan sus recursos para el beneficio de unos pocos.

 

En definitiva, no debemos de olvidar que este aislamiento forzado y que abarca todas las fronteras del mundo, lo que nos debe es recordar en palabras del filósofo Josep María Esquirol que: “El pan, la sal, la fiesta, el duelo y la paz: de todo esto que se comparte depende la siempre frágil y precaria comunidad del nosotros.”