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Militantes, ¿para qué?

Cada vez que hay alguna mínima cita interna, para un trámite orgánico en el PSOE, se movilizan los que pueden tener en riesgo su continuidad, tan ficticios como fraudulentos.

Lo que siempre ha hecho grande a nuestro partido ha sido el trabajo, codo con codo y voz con voz, de la militancia. La disponibilidad y la disposición de cada uno y una de lxs militantes para las labores más diversas, no solo políticas. Para proponer iniciativas, programas de trabajo (tanto orgánicos como en las instituciones), aportar ideas, elaborar ponencias, estudios, organizar conferencias, estar junto a los movimientos sociales, asociaciones de vecinos, culturales, deportivos etc. También para preparar un arroz en el campo o simplemente una jornada de convivencia. Para asistir a eventos festivos. Incluso para organizar campeonatos lúdicos entre nosotros. Para hacer una excursión a algún sitio. Para disfrutar de nuestras casetas de feria o de nuestros encuentros campestres. Y, ¿cómo no? para elegir a nuestros dirigentes y para el intenso trabajo en campañas electorales, en nuestra actividad con la ciudadanía. Para dedicar, en definitiva, parte de nuestra vida a compartirla con otros compañeros y compañeras, sirviendo a la sociedad. Lo que ha venido siendo la actividad orgánica en un sentido amplio. Y con todo ello, ser el referente fundamental de cada municipio y de cada provincia.

 

Pero todo eso se está viniendo abajo a marchas forzadas. Hoy en día, los militantes ya no pintamos nada. La clase dirigente, frente a la pu… base. Los dirigentes, necesitados algunos de ellos de controlar el partido para poder acceder a responsabilidades retribuidas, que no podrían obtener de otra manera, han decidido ser ellos los que opinen por todos. Ser ellos los que piensen por todos. Ser ellos los únicos que tengan voz y capacidad de acción.

 

¿Para que entonces ser militante? ¿Dónde ha quedado el valor de la palabra, de la autocrítica, de los debates abiertos, sinceros, intensos pero respetuosos, la aportación de ideas, de propuestas, lo que sería la cogobernanza entre la institución y los militantes que la apoya? Todo eso se ha perdido.  En Alcalá de Guadaíra al menos, los militantes ya no pintamos absolutamente nada. Cada vez que hay alguna mínima cita interna, para cumplir un trámite orgánico, se movilizan los que pueden tener en riesgo su continuidad, para conseguir unos apoyos, tan ficticios como fraudulentos. Éste no es nuestro partido.  Si alguien se siente orgulloso de este partido, tal como lo estáis configurando, que levante la mano y lo explique. A nosotros nos da lástima.  ¿Dónde quedó nuestra relación permanente con los movimientos sociales, asociaciones de vecinos, culturales, deportivas etc.?; ¿dónde está la complicidad del/la militante con el vecino, con su entorno próximo, para explicarle nuestro proyecto directamente y para recoger sus peticiones, sus propuestas y su crítica como forma de mejorar nuestra gestión? ¿Dónde quedó el apoyo del militante y, por qué no, también la crítica a la gestión institucional como forma de mejorar y perfeccionar nuestro proyecto día a día? ¿Dónde quedó el compromiso que adquirimos al entrar en el Partido de ser agentes activos del mismo, desde el respeto, perfectamente compatible con la libertad de cada unx? ¿Dónde quedó el ser un ejemplo personal ante la ciudadanía?… Si estuviéramos en Italia diríamos que, para algunos, el partido se ha convertido en una especie de “mafia de intereses”. ¿De verdad merece la pena que tenga militantes nuestro partido?  Como decía aquel clásico “preferimos ser piedra aplastada por la apisonadora, que ser la apisonadora que aplasta las piedras”. Si esto va seguir así, que paren el mundo que nosotros nos bajamos.  Lo que no nos quitaréis nunca es nuestra condición de SOCIALISTAS. Esa seguirá con nosotros y morirá con nosotros. El “sindicato” de reparto de cargos y prebendas os lo podéis quedar. Pero cada vez tendréis y tendremos menos apoyo porque el socialismo es otra cosa, mucho más digna, comprometida y altruista.