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Niño moro : en Sevilla te guarde Dios

Total que la bombona de butano esta vacía, el agua fría y el chiquillo que se joda que para eso es pobre, enfermo y moro.

Último asunto de la semana para el que soy requerido por una colega que lleva el caso en nuestra abogacía, para que intervenga ante quien pueda a fin de tratar de solucionar provisionalmente la situación de un niño de origen bereber que lleva ya unos años en Sevilla.
Tiene 11 años y 6 meses y es residente legal en el país de estado de derecho y de bienestar. Sus padres también tienen reconocida la larga estancia, la residencia de larga duración. Un cáncer (dice su padre) y casi ciego, el niño ha sido diagnosticado de retino blastoma bilateral hereditario no familiar con afectación de nervio óptico izquierdo. Como tiene once años y se lo reconocieron los médicos en 2011, se ha pasado casi toda su vida así. Le estamos ayudando – a la familia – a gestionar el Ingreso Vital Mínimo, IVM en acrósticos administracionales, la vital, en estos pagos vecinales de la subciudad.
La solicitud le ha sido denegada por alguna de las oscuras razones que los redactores de los decretos afectantes han ido incluyendo con objeto de que no perciban los que están en la miseria más absoluta el tal ingreso y que pueda dedicarse el dinero a otras cosas más importantes. A comisiones de mascarillas de hermanos de políticos en el poder como por ejemplo, digo yo. Entre tanto la familia del niño carece de ingresos. La urgencia por la que me requiere mi compañera es porque al no poder comprar la bombona de butano, al chiquillo lo están duchando con agua fría y ya se ha resfriado una par de veces este invierno.
He hecho esta mañana de viernes, víspera de san José, padre de Jesús el Galileo, gestiones ante varias personas particulares, porque los servicios ministeriales y asistenciales públicos solo atienden por teléfono y luego, si encarta, previa cita. Las administraciones públicas han descubierto un chollo con lo la red e internet y las nubes, que es donde están, pues se ahorran de ver desgraciados y pobres malolientes y pueden diferir sine die la solución de los expedientes mediante el elegante sistema de impresos homologados con recuadritos irrellenables, salvo para don Santiago Ramón y Cajal, y que no se pueden enviar porque falta siempre rellenar un campo exigible.
La portavoz del gobierno central sonríe condescendientemente pensando “estos estúpidos apestosos no tienen ni idea de lo que cuesta contestar a preguntas sencillas”. Y si la pregunta se le hacen a Escrivá, ministro de la vital, siempre tiene cifras de miles de ceros en la punta de la lengua para perdonarnos a todos la vida.
Total que la bombona de butano esta vacía, el agua fría y el chiquillo que se joda que para eso es pobre, enfermo y moro. Cuando muera irá al seno de Abraham y Escrivá y sus congéneres al infierno pidiendo una gota de agua. Pero mientras tanto el agua está helada. Mi corazón también. Albert Revuelta