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No podremos olvidaros

En esa nueva memoria, estamos seguros de que habrá muchas cosas que no podremos y que no querremos olvidar.

 

De lo poco positivo que quedará de este episodio de la pandemia del coronavirus, con todas las tristes secuelas que tiene y seguirá teniendo para toda la ciudadanía, sin duda, será la memoria que tendremos que actualizar / refrescar radicalmente una vez que lo hayamos superado. Y en esa nueva memoria, estamos seguros de que habrá muchas cosas que no podremos y que no querremos olvidar. No podremos olvidarnos de los que, en estos momentos tan duros, están dando la batalla día a día, en la primera línea, curándonos o intentando que salgamos  adelante. Preocupados por nuestra salud y muchas veces pagando, además de con sufrimiento e incluso incomprensiones, con su propia vida esta esencial labor sanitaria. No podremos nunca olvidarnos de esos profesionales de la salud, de esos magníficos sanitarios.

Como tampoco podremos olvidarnos de los que, de diferentes maneras, prestan también sus servicios en los centros sanitarios, sean hospitales, centros de salud, o 061: auxiliares, personal subalterno, de mantenimiento, limpieza, etc., que contribuyen a que pueda funcionar plenamente el propio centro sanitario y el servicio que prestan.

Tampoco podremos olvidarnos de cuantos están dando el callo día tras día, sean proveedores, agricultores, transportistas, fuerzas y cuerpos de seguridad, militares, personal de servicios públicos, etc. etc. Nunca os vamos a olvidar, no podremos olvidaros aunque quisiéramos, porque vuestros esfuerzos sobrehumanos están grabados en nuestro miedo, nuestra inseguridad, nuestra angustia.

No podremos olvidarnos tampoco de los investigadores que están acelerando para conseguir cuanto antes una fórmula que nos dé la esperanza y la tranquilidad que hoy día no tenemos, para que, en el futuro, esta pandemia no se vuelva repetir.

Jamás podremos olvidarnos de cuantas iniciativas populares han conseguido mantener la moral de todos los ciudadanos, de los maestros y profesores que desde su casa han seguido trabajando para que los niños, niñas y jóvenes pudieran seguir aprovechando el curso; de los que cantan día a día, aplauden, inventan para mantener a sus convecinos animados, miles de altruistas que ayudan a los que lo necesitan, sin esperar nada cambio ¡No podremos olvidarlos!

Y tampoco podremos olvidar a los que, desde los niveles más altos de responsabilidad del Estado hasta los niveles más técnicos, están gestionando la mayor crisis sanitaria y social que hemos tenido desde la Segunda Guerra Mundial. Además, trabajan sin descanso con la dificultad añadida del desconocimiento científico de todo lo relativo a este virus y tienen que tomar decisiones, a veces, controvertidas, a veces, cambiantes por la variación del conocimiento que se tiene de un momento al otro. Estos hombres y mujeres siempre se han guiado por un único objetivo: minimizar el daño en personas y el número de fallecidos por culpa de esta pandemia.

No podremos olvidar a ninguno de los héroes de estos meses, sean de España, sean de cualquier parte del mundo.

Pero, quedándonos en nuestro entorno más cercano, España, tampoco podremos olvidarnos de los que intentan, de una manera u otra, aprovecharse de esta situación, sirviéndose del miedo, del dolor y hasta de la muerte de otros compatriotas. Unos, con fines puramente económicos, manipulando productos, vendiendo de forma usurera un material vital para salvar vidas y para proteger cuerpos. Otros que, a través de los medios de comunicación,  siguen el juego a determinados boicoteadores, quizás para recibir algo a cambio, o para entorpecer, sin el menor remordimiento, el objetivo básico: el menor sufrimiento posible. No podremos olvidar a estos ni a los que buscan una rentabilidad política en unos momentos en los que lo de menos es obtener o perder votos, porque, como bien está demostrando la ciudadanía, ahora lo importante es remar todos en la misma dirección. A pesar de eso, los hay suficientemente carroñeros y miserables como para pretender sacar tajada de esta triste situación: ¡a esos tampoco podremos olvidarlos! No olvidaremos a los que, de boquilla, dicen estar ayudando, pero que demuestran, con sus palabras y sus acciones, que no tienen ningún interés en  colaborar con los que tienen que tomar duras y, a veces, controvertidas decisiones.

No podremos olvidarnos de los que nunca admitieron su parte de responsabilidad en el deterioro de nuestro Sistema de Salud,  ya que en el pasado navegaron en la dirección contraria a un Sistema Público de Salud, provocando una inexorable carencia de recursos tanto humanos como materiales, en favor de la sanidad privada, y así, llenar cuentas y bolsillos de algunos desaprensivos ¡A esos tampoco podremos olvidarlos!

En resumen, cuando hayamos superado toda esta etapa, más pronto que tarde, tendremos siempre un lugar en nuestra memoria de una serie de ejemplos a seguir, que son inolvidables, y de una serie de modelos a detestar, que tampoco podremos ni querremos olvidar.

Los españoles no olvidarán ni a unos ni a otros, y recordarán permanentemente lo que hicisteis cuando más lo necesitaba la patria, cuando más lo necesitaba cada ciudadano. Nunca os olvidaremos.