The news is by your side.

Orfandad

No me gustó la intervención más propia de matón de patio de colegio del compañero Óscar Puente, que de un parlamentario del grupo socialista.

 

Tras estos días del debate de la fallida investidura, hemos trasladado a letra del nuevo y plurilingüe Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, lo que viene ocurriendo en esta España del primer cuarto del siglo XXI.

¿Quién está al mando en el puente? Los marineros necesitamos alguien allí. Da tranquilidad. Da seguridad. Y si no lo hay, la tripulación, se inquieta, porque teme encallar y zozobrar. Y no es dramatismo. Son sensaciones de preocupación que siento como tripulante o como simple pasajero de esta nave.

Me preocupa, como español, de una parte, que el Partido mayoritario de la derecha salga definitivamente alejado de contar con cualquier otro socio que no esté a su derecha. Ha volado los puentes sobre los que podría haber cimentado alianzas inmediatas o futuras, si quiere gobernar alguna vez. Ha debido quedarle claro a este PP de Feijóo, (que salió más airoso de lo esperado), que no podrá gobernar en tanto no rompa amarras definitivamente con la extrema derecha y le haga el mismo cordón de higiene política que en otras zonas de Europa la derecha de la postguerra supo hacer, aunque esa fortaleza se resquebraja cada vez más salvo en la Alemania de Merkel y posterior a ella. (¡Angelita, vuelve!). Si Feijóo y sus seguidores, o sus mandantes desde FAES, siguen sumando los votos extremos de Abascal, el PP restará siempre a sus propios escaños los eventuales sumandos que le podrían venir desde posiciones no radicales, de centro, liberales, o de los siempre dispuestos nacionalistas prácticos. (Es lo suyo: practicidad e insaciabilidad)

Y por otra parte, como español y como socialista, no sólo me siento preocupado; algo más siento, algo más me desasosiega por la constatación de lo esperado, y temido que parece se vislumbra en el horizonte desde la dirección de la política española que hace mi Partido.

De entrada, no puedo entender esa inquina, ese negar porque sí, todo lo que venga del PP por el mero hecho de que así sea; y así se aplauden y jalean, desde las bancadas de “mi” grupo parlamentario, intervenciones como las de estos días en nuestro nombre, más desde un fanatismo seguidista que desde un análisis de las cuestiones que interesan a los españoles todos los días. Que sí. Que sí. Que el PP no se comporta con nosotros como nosotros con ellos. Que sí. Que nos demonizan, que no cumplen con la Constitución, y tantas cosas más. Que sí. Pero no todos somos iguales ni nos debiera doler igual España. Nosotros somos el PSOE, con una orgullosa E al final de las siglas. Allá lo que hagan los demás.

Hemos perdido el análisis, la criticidad. No analizamos, no nos dejaron hacerlo, el 28M; a la postre tampoco pareciera que fue para tanto, dicen, según se aplaudió desaforadamente desde el Grupo Parlamentario días después. Y aquí no ha pasado nada. Ni tampoco reflexionamos en profundidad qué nos pasó en las últimas generales que pareciera hubiéramos ganado. Y no fue eso lo que pasó.

1 No me gustó la intervención más propia de matón de patio de colegio del compañero Óscar Puente, que de un parlamentario del grupo socialista. Más ancha y más profunda parece que, como consigna y objetivo, hay que hacer la trinchera que nos separa de los de enfrente. Ni tampoco me gustó que no fuera mi Secretario General y Presidente en funciones quien, con abandono de los usos parlamentarios, subiera a la tribuna. ¿Acaso precautoriamente para no decir o contestar a cuestiones incómodas?

Y es que, en verdad, parece que no se quiere un entendimiento en cuestiones de estado con quienes son la otra alternativa de gobierno natural en España. Pues, guste o no, hay cosas que sólo con ellos se pueden afrontar. Y hay urgencias nacionales que así lo demandan. En cambio, sí fuimos capaces de hacerlo con el tal Iglesias Turrión, el que nos tiraba jactancioso cal viva a la cara, el que nos iba a dejar sin sueño, y, después, hemos compartido cama y tantas otras cosas con él y con los restantes socios parlamentarios de que hemos disfrutado, a veces transmutando virtudes y praxis propias del ser socialista.

La verdad es que lo conseguido desde que tuvimos esos leales socios es que el PSOE de ahora sea cada vez más podemita, y no que aproximemos a nosotros a los podemitas o los sumaritas (¿puede ser éste su nombre?) de la nueva “sonrisa del régimen”, la bienmandada Vicepresidenta Segunda, peregrina en pontificia visita ad limina al señor de Waterloo.

Cuesta reconocer este discurso de un PSOE que no pone líneas rojas a las demandas sin límite que se reciben de eso que se llama la coalición progresista (¿?), sea cual sea el contenido del petitum, aunque se trate incluso de peticiones sin amparo constitucional, en forma de tramposa amnistía ó referéndum imposible, por señalar lo más grosero que se plantea en estos días.

Cuestiones enfrentadas no ya con la Constitución, sino contra el sentido político común del menosprecio y engaño a los españoles que nos votaron, y en beneficio de quienes se alzaron en golpe de estado contra la Constitución, y mantienen que lo volverán a hacer; a quienes ya hemos indultado, a quienes nos están imponiendo un mediador internacional que supervise los compromisos de pago que adquiramos al precio que cada día suben por mantenernos en Moncloa; a quienes nos piden retroactiva legalidad a lo ocurrido el 1 de octubre de 2017; a quienes nos someten a la perplejidad internacional de quienes votaron en el Parlamento europeo a favor del levantamiento de la inmunidad de un prófugo. Ése al que la sonriente Vicepresidenta Segunda hace un rendez vous, justo en esa misma Cámara a la que el independiente poder judicial español instó a que se le levantara esa inmunidad para poder ser sometido, con plenas garantías, a un juicio justo, bajo el imperio de la ley de un estado democrático como es España. Imagino las caras de los parlamentarios europeos que tal cosa vieron. De prófugo a venerado. Y veo, que no imagino, la de jueces y fiscales, policías y demás servidores públicos que fueron parte de la recuperación de la legalidad constitucional en los meses finales de 2017.

2 Ése que pretende volver a España como un nuevo Tarradellas desde este su dorado exilio belga, no como el de aquel sí Molt Honorable, que no él; y reaparecer con un nuevo “ja soc aquí” para vergüenza de propios y extraños y emprender una nueva huída hacia la República catalana: Ho tornarem a fer. Avisan. Y lo harán.

Será el precio que paguemos a la Cataluña de los separatistas, no a la restante Cataluña que asiste perpleja a nuestra rendición con armas y bagaje por un plato de lentejas de cuatro años en Moncloa. Puestos en esta tesitura, pues nada me hace pensar lo contrario, los bildutarras pedirán, obviamente, lo mismo para sus “mártires” de la represión policial en “su” Euskalerría. Ya hemos empezado con el blanqueo de un pretendido documental sobre un sanguinario dirigente de la banda de las tres letras. ¿También se pagará este precio por los servicios prestados al Secretario General del PSOE?

El precio del separatismo catalán me destroza, pero éste otro, no quiero imaginarlo. Pero, mano en el fuego, no estoy dispuesto a poner.

¿Y vendrá después, también, los referendos de autodeterminación catalán y vasco?

Pues es cuestión de poner precio a los disparates que vamos viendo y que no pensábamos íbamos a ver.

Como mal menor, desde el País Vasco se resucitará el Plan Ibarretxe/Urkullu que menospreciará a las demás autonomías no selectas, las llamadas antes “históricas”; casualmente a las que plantamos cara desde este sur que no trabaja y sestea, aunque algunos protagonistas del 28F parece lo olvidan en estos días.

Le hacemos un favor al separatismo catalán que anda enredado en quién es más catalán que nadie. Le hacemos un favor a Bildu que come terreno al PNV que se radicalizará más y más, conforme llegue el calendario electoral del año que viene. Le hacemos un favor a la reacción de la caverna de la derecha que encuentra letra y música fáciles en la ruptura de España. Le hacemos un favor al PP que come más electorado, a pesar de todo, de ese centro político que da y quita gobiernos en España. Ese PP, que nos ha robado nuestro discurso constitucionalista. O ni eso. Se lo hemos regalado.

Y a quien no le hacemos ningún favor es desde luego a España, ni al PSOE ni a sus militantes ni a los ciudadanos en general que ven cómo ese Partido que vertebraba España desde la socialdemocracia europea, tira por la borda, por el sumidero de la historia a “aquel Psoe” (Virgilio Zapatero dixit), que ¡claro!, no era como éste de ahora que lo es, por fin, de los militantes y del pueblo español, como dijera en nuestras Cortes, el resucitado Óscar Puente.

Y claro, Felipe, Alfonso y quienes igual nos manifestamos ante estas situaciones, nos hemos entontecido; le hacemos el caldo a la derecha y daño al Partido; no entendemos lo que ocurre en esta nueva España, estamos alejados de la

3 sociedad que no es igual que la de hace …taitantos años y nos movemos en la disidencia al oficialismo, simplemente, por un amor propio herido y el ego alterado. Cosas veredes, amigo Sancho…. Al final no vamos a salir en la foto por movernos (Fidel Velázquez, y no otro, decía y hacía)

No entendemos tampoco esta segunda transición necesaria que se nos anuncia y que debe arrancar con otra igual amnistía como ocurriera tras la muerte del Dictador, porque estamos, arguyen, en igual situación que entonces, y se necesita cerrar heridas y que se abra un tiempo nuevo.

Hay algo que no me cuadra. Digo yo que hay valores que no son negociables. Que una cosa es la pragmática en política, la negociación, el ceder, el transar… pero no a cualquier precio. Nunca renunciando a señales identitarias de este Partido, ni de nuestro modelo constitucional al que declararon un “Delenda est Carthago” desde el 15M y sus secuelas. Hay que acabar con el régimen del 78. Pues muy bien, hágase. Pero dígase. Y hágase legalmente. Con el respeto a la ley y a la ley de leyes. Todo es posible. Pero sin atajos ni convenciones constitucionales como la que se pretende desde el PNV, para releer, ya que no somos capaces, por imposibilidad de votos, de modificar, el modelo que en paz nos dimos en 1978.

Y en este pandemónium, celebraremos el 12 de Octubre, Fiesta Nacional de España y el 31 de Octubre el juramento y acatamiento de la Constitución por la heredera en la Jefatura del Estado. Los astros se alinean. Buen ambiente se barrunta.

Por todas estas cosas y por muchas más, que veo, y tendremos que ver, me siento, como mínimo, huérfano.

 

Alfonso Garrido Ávila
Ex Gobernador Civil de Sevilla
y Ex Delegado del Gobierno en Andalucia

 

 

4