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Pandemia: muerte, hambre, corrupción

La pobreza puede matar tanto como el virus. Cerrar comercios no tiene ninguna lógica mientras haya aglomeraciones diarias en metros, autobuses, trenes etc.

 

Utilizando el lenguaje bélico que ha usado alguna vez el Gobierno, afrontamos una guerra sin estrategia, generales, armas, munición, camas, EPI, UCI… sin sanitarios suficientes en las trincheras de hospital, sufriendo decenas de miles de bajas ellos y la población civil, mientras el Gobierno, el Estado Mayor, fija reglas de combate a las comunidades autónomas limitadas por intereses electorales del Gobierno en Cataluña.

 

15 comunidades autónomas pidieron hace pocos días en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) adelantar el toque de queda, medidas de confinamiento y otras que el ministro Illa rechazó. Las elecciones en Cataluña el 14F pueden favorecerle y solo las impedirá la justicia o un confinamiento que decrete el Gobierno. Un conflicto de intereses entre salud y elecciones. Si después de las urnas se adoptan las medidas rechazadas ahora, quedará en evidencia que la salud y la vida de las personas son menos importantes para el PSOE que los intereses políticos en Cataluña.

 

Del virus pandémico hay muchas preguntas que hacer. ¿Existe la posibilidad de que haya sido mutado en laboratorio al no haberse encontrado su huésped en la naturaleza? Las cepas británica, brasileña, sudafricana, danesa… ¿son más peligrosas? ¿La vacuna inmuniza contra ellas? ¿Están blindados los laboratorios en sus contratos con los Gobiernos si se producen demandas por efectos secundarios? ¿Cuántos muertos ha provocado el COVID por falta de atención a otras enfermedades? ¿Las muertes son por o con COVID? La diferencia es sustancial. ¿Se hacen autopsias a quienes mueren antes o después de la vacuna? La ciudadanía debe decidir libremente si se vacuna o no; quienes no lo hagan, si la vacuna es eficaz solo podrán infectarse entre ellos. Es legítimo convencerlos, pero no presionarlos con amenazas de inclusión en listas de “negacionistas” y criminalizarlos.

 

En las vacunas no podía faltar la corrupción. A los casos conocidos de alcaldes, concejales, consejeros, liberados sindicales, obispos, generales… vacunados cuando no les tocaba, se suma la lista secreta del Gobierno de la que se desconoce identidad y cantidad de privilegiados ocultos al conocimiento público. Opacidad propia de un régimen no democrático y de una casta política inhumana y elitista. ¿Conoceremos la identidad y número de esas personas a las que el Gobierno facilita vacunas fuera del registro oficial?

 

Con los miles de millones de la UE habrá rotondas innecesarias, inversiones en empresas de amiguetes, cobro de comisiones y el rosario de prácticas corruptas habituales, por no crearse organismos con participación de todos los partidos que garanticen la limpieza del destino del dinero. ¿Alguien cree que en este país de chiringuitos y mamandurrias se harán las cosas como no se han hecho nunca, honradamente? El Pensamiento Único Talibán ayudará silenciando la corrupción. «Evacuan a los pacientes del hospital de campaña de Ximo Puig por el viento”, noticia a una columna; «Evacuan a los pacientes del hospital Zendal de Díaz Ayuso por el viento» sería portada a cinco columnas. Malos tiempos para la decencia frente al sectarismo fanático de políticos y medios de comunicación.

 

La pobreza puede matar tanto como el virus. Cerrar comercios (bares, restaurantes, teatros, estadios…) principal fuente de riqueza del país, no tiene ninguna lógica mientras haya aglomeraciones diarias en metros, autobuses, trenes etc. España no tiene fábricas como Alemania, tiene comercio y turismo. Si con las medidas actuales no se frena la pandemia ¿Por qué no invertir en sanidad, hospitales, sanitarios, UCI etc., tratando de no hundir el comercio? ¿Se pretende que haya millones de personas condicionadas por su pobreza? Ya las hay. Cientos de miles esperan horas en las colas del hambre. Cada día son más.