The news is by your side.

Política y ajedrez

En un tablero de ajedrez seríamos un peón; otros países jugarían como torre, caballo, alfil, reina o rey.

 

España tiene un papel secundario en política internacional. Es lo primero que debe entender un presidente de gobierno, su rol en el mundo. En un tablero de ajedrez seríamos un peón; otros países jugarían como torre, caballo, alfil, reina o rey. En política es importante lo que se hace y también cómo se hace. Sirvan como ejemplo dos decisiones políticas recientes: acogida de Ghali, líder de la República Árabe Saharaui Democrática, RASD, -cuyo ejército es el Frente Polisario-, y cambio de posición respecto al Sáhara Occidental. 

Brahim Ghali. ¿Quién decidió implicar a Exteriores, usar una base militar, tratamiento de VIP extranjero, falsificar identidad, hospital de la Seguridad Social…, Torrente? Está bien ayudar a Argelia, pero siendo Ghali español, se documenta con DNI -registro reservado de la secretaría de Estado-, viaja en avión del gobierno argelino, ingresa en clínica privada, se cura y adiós sin enterarse nadie. Una de tantas operaciones reservadas del servicio secreto o la policía española.

Sáhara. La decisión de Sánchez, cambiando 40 años de política exterior y cediendo a la histórica hostilidad del vecino “amigo”, ha tenido un rechazo absoluto en el Congreso de los Diputados por cómo lo ha hecho: una decisión personal -para la que no está legitimado-, con una carta infame, sin Consejo de Ministros ni Congreso ni pacto con la oposición. ¿Quién lo decidió, otra vez Torrente? Las decisiones sobre el Sáhara deberían ser pactadas salvo con partidos que quieran destruir el Estado y la nación. Por gestionarlo mal, el presidente está desautorizado por una mayoría parlamentaria y en posición de debilidad ante Marruecos. PSOE, PP, VOX, Cs…tendrán que pactar una política de Estado.  

Marruecos lleva años aplicando a España la estrategia del palo y la zanahoria. Inmigración ilegal, pesca, aguas territoriales, cierre de fronteras… palo; buen trato, terrenos, negocios con políticos y empresarios, zanahoria. El CNI sabe qué empresarios, políticos o expolíticos que puedan influir en las decisiones de gobierno tienen intereses y/o mansiones en Marruecos. El Sáhara es mucho más que un desierto con recursos naturales. Lo que está en juego es si se arriesga una nueva Palestina en ese territorio apoyada por Argelia y Rusia, o si se impide haciendo responsable a Marruecos de controlar al Frente Polisario, aunque sea con una guerra interna de baja intensidad. Estados Unidos y los países bajo su influencia, más Marruecos, Alemania, Francia y ahora España han decidido mover ficha. En la otra parte del tablero juegan Rusia, China, Argelia y los países de esa órbita.  

En el Sáhara hay muchos intereses en juego. Israel, con su estratégico “Acuerdos de Abraham” y acercamiento a Marruecos, Egipto, Bahréin y Emiratos Árabes Unidos, para neutralizar a Irán con apoyo de Estados Unidos. Rusia y China apoyando a Argelia, república árabe con libertad religiosa, a la que algunos quieren enfrentar en una guerra con Marruecos (los experimentos de Siria y Libia han resultado dos rotundos fracasos para Occidente). Arabia Saudita, cuyo heredero pretende blanquear su imagen tras el asesinato de Khashoggi, neutralizar a Irán y convertirse en líder de Oriente Medio. A ese fin obedece su encíclica islámica “Carta a la Meca”, exponiendo las bondades de la interpretación del islam que hace su Estado, de la rama sunita, en contraposición a la chiita de Irán. División religiosa que mantiene en guerra civil a Yemen desde 2014 y a los árabes entre ellos desde la muerte de Mahoma hace 1.390 años. En este tablero internacional España debe saber qué es, dónde va y los españoles tenemos derecho a conocer el rumbo, el cuaderno de bitácora de la nación. Se llama democracia.