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¿Qué es el fascismo?

¿Es VOX Fascista? Hay que responder que no. Puesto que es una formación conservadora, a diferencia del Fascismo.

 

La irrupción con fuerza de VOX en el panorama político andaluz y nacional ha roto los esquemas a quienes creían tener la sartén por el mango en eso del radicalismo anti-sistema. Como algo propio, es menester impedir que otro grupo pueda monopolizar unas aguas en la que sólo pesco yo. No han tardado, pues, los socialistas y los comunistas españoles en declararle la guerra abierta a los reaccionarios. Cosa lógica por otra parte. Como tampoco han tardado un solo segundo en tacharlos de ‘fascistas’, término empleado por ellos y afines a para definir -y afear- a quienes no piensan igual. Da lo mismo que entre estos se cuenten reaccionarios, conservadores, social-cristianos, liberal-conservadores, liberales progresistas, social-reformistas o librepensadores. Todos son lo mismo: Fascistas.

 

Con esto como telón de fondo, es necesario recapitular y dejar claro qué significa realmente este término. En otras palabras, qué es un Fascista. Varios puntos esenciales para despejar dudas:

 

Primero: el Fascismo es Socialismo Revolucionario. El ‘Fascismo’ como ideología, como movimiento político y como partido nació en Octubre de 1921 en Italia, con la fundación del Partido Nacional Fascista Italiano, aunque se incubó mucho antes. Se trató de una ‘nacionalización’ de la izquierda revolucionaria, deseosa de superar las limitaciones de la teoría política marxista, abandonando el Materialismo para abrazar el Idealismo, el Voluntarismo y el Vitalismo. Este Socialismo hereje encontró en el Nacionalismo radical la correa de transmisión predilecta para sus ideales. El Sindicalismo Revolucionario había comenzado a abandonar el Marxismo en 1907 y hacia 1910 el proceso estaba prácticamente completado. A este conglomerado ideológico vinieron a sumarse los Futuristas de Marinetti. Benito Mussolini procedía del ala radical del Partido Socialista Italiano, e incorporó al nuevo movimiento la ‘militarización de la política’ que con tanto éxito habían explotado anteriormente anarquistas y socialistas, y que hallaría su expresión más acabada en la Guardia Roja de Lenin, que, por cierto, llegó a declarar que el único hombre que podía hacer la Revolución en Italia era el propio Mussolini.

 

Segundo: Fascismo y Nacional-socialismo son dos ideologías diferentes y contrapuestas. Aunque ambas son socialistas revolucionarias y nacionalistas, ahí acaban todas las semejanzas. El Fascismo se pretendió como una síntesis integradora de elementos socialistas, liberales y conservadores, que superara las contradicciones ideológicas de manera definitiva. El Nacional-socialismo, por el contrario, desarrolló una vocación revolucionaria mucho más dura, rechazando sin integración posible todas las ideologías opuestas. El Fascismo fue fundamentalmente Estatalista, todo dentro del Estado y nada fuera de él, según la famosa máxima mussoliniana. El Nacional-socialismo y su líder, Adolf Hitler, contemplaron el Estado tan sólo como un recipiente por medio del cual materializar la Volksgemeinschafto ‘comunidad del pueblo’, caracterizada por el rechazo a la moral e ideologías tradicionales, el nacionalismo germano nórdico místico y el colectivismo socialista. El Nacional-socialismo es engullido dentro del término ‘Fascista’ por los soviéticos después de la Segunda Guerra Mundial para sacar la palabra ‘socialista’ de otra palabra, ‘fascista’, que iban a emplear para demonizar al adversario.

 

Tercero: Fascismo y Nacional-socialismo no deben confundirse con el Franquismo. El Franquismo no existió como una ideología teóricamente desarrollada y expuesta. Fue más bien el consenso de adhesión a la figura dictatorial de un militar, Francisco Franco, y a su régimen. Este se definió por la imposición de una visión moral y social de naturaleza conservadora, reaccionaria y católica, que sólo empleó algunos elementos ‘fascistizantes’ como envoltorio para presentar como nuevo lo que en el fondo era algo viejo, influenciado por las ideologías en alza durante el período de construcción inicial del régimen. El Cristianismo moralista conservador nada tuvo que ver ni con el Nacional-sindicalismo romántico de José Antonio Primo de Rivera y la Falange, ni con el Estatalismo revolucionario de Mussolini y el Fascismo, ni con el Paganismo místico nórdico de Hitler y el Nacional-socialismo.

 

Cuarto: ni el Fascismo, ni el Nacional-socialismo ni el Franquismo fueron acabadamente Totalitarios. En el sentido jurídico-político, que no ético y moral, que se le puede dar al término. El régimen de Mussolini tuvo que llegar a una suerte de ‘transacción’ con las élites políticas tradicionales, de manera que se mantuvieron otros grupos de interés en el seno del pretendido Estado Totalitario, tales como el Ejército, la Patronal o la Sociedad Civil. Al gobernar el dictador desde el Estado y no desde el Partido, la ideología de este se diluyó y, pese a que a partir de la Invasión de Etiopía se reforzaron los controles ideológicos, nunca se llegó a eliminar el componente semi-pluralista de la dictadura. El caso de Hitler y los Nacional-socialistas fue diferente, por cuanto se rechazó la confusión entre el Estado y el Partido, fomentándose una burocracia paralela generada por las autoridades plenipotenciarias dependientes del dictador, que generaron una anarquía administrativa que volvió inviable a medio plazo el Estado Nacional-socialista. En tanto que la racionalización administrativa fue descartada, otros grupos de presión tales como el Ejército y, en mucho menor medida, la Sociedad Civil y la Iglesia, pudieron ‘competir’ dentro del sistema, si bien este trabajó para socavar y, en última instancia, eliminar su influencia. El Régimen de Franco, más allá de los flirteos iniciales, no hizo nada para eliminar a las élites tradicionales, sino que más bien se colocó como un árbitro de sus intereses, basculando entre ellas a conveniencia de la voluntad del dictador y de la coyuntura internacional. Muestra de ello es la escasa influencia del partido único, bautizado como Movimiento Nacional, que tuvo que competir, a menudo en desventaja, con el resto de ‘familias’ del Franquismo, tales como la Iglesia, el Ejército, los Católicos y los Monárquicos.

 

Quinto: el Fascismo y el Nacional-socialismo persiguen a grandes rasgos los mismos objetivos que el Comunismo. Todas estas ideologías son socialistas y revolucionarias. Sus bestias negras son el Capitalismo, las Libertades Individuales y el Estado de Derecho. Por ello, su modelo económico es la Economía Planificada, su modelo de Estado es la Dictadura de Partido Único, y su método de Gobierno es el control omnímodo de la población por medio de Policías Políticas Secretas y el exterminio o asesinato en masa de las categorías de seres humanos incompatibles con su visión utópica del mundo. No en vano, el modelo político de Lenin fue copiado por Hitler y por Mussolini, el ‘Genocidio de Raza’ se basó en el ‘Genocidio de Clase’, el NKVD soviético entrenó a la GESTAPO alemana y Hitler y Stalin se aliaron para dar comienzo a la Segunda Guerra Mundial.

 

¿Es VOX Fascista? Hay que responder que no. Puesto que es una formación conservadora, a diferencia del Fascismo; y su modelo económico es liberal-capitalista, muy diferente de la Economía Intervenida o Planificada de los Fascistas o de los Nacional-socialistas.

 

Hitler declaró: “Yo no soy tan sólo quien ha vencido al marxismo, sino también su realizador: o sea de aquella parte del mismo que es esencial y está justificada, despojada de su dogma hebreo-talmúdico (…) He aprendido mucho de marxismo y no dudo en admitirlo (…) El nacional-socialismo es lo que el marxismo habría podido ser si hubiera conseguido romper sus vínculos absurdos y artificiales con un orden democrático”. Joseph Goebbels no se recató a la hora de hacer declaraciones explícitas en la misma dirección.

 

La famosa ‘carta’ que circula por internet sobre cuándo ‘nace un Fascista’ se equivoca de pleno. Porque asumiría que cada vez que la ‘izquierda’ comete un despropósito nace una socialista revolucionario. Y no es el caso. ¿Es VOX Fascista? Hay que responder que no. Puesto que es una formación conservadora, a diferencia del Fascismo; y su modelo económico es liberal-capitalista, muy diferente de la Economía Intervenida o Planificada de los Fascistas o de los Nacional-socialistas. Lo cual no quita, desde luego, y bajo mi punto de vista, que sea un grupo político reaccionario bastante alejado de los idearios Progresistas que deben presidir la conducción de la Democracia y del Estado de Derecho. Esto no impide poner de manifiesto algo evidente: que quienes están más cerca de los Fascistas y de los Nacional-socialistas a día de hoy son PODEMOS e Izquierda Unida, que sí son Socialistas Revolucionarios, persiguen una Economía Planificada y la Consecución de un Estado Totalitario en su máxima envergadura, por cuanto lo Estados Totalitarios Socialistas y Comunistas, al ejercer un control ‘total’ sobre la sociedad por medio de la eliminación del individualismo y del mérito personal, neutralizan al resto de grupos de presión en favor de la tiranía del Partido Único. No es casualidad que la STASI, la policía política de la Dictadura Comunista de Alemania del Este tuviese un control mayor y más eficaz sobre su población que las SS. Al servicio de la ideología que más murtos ha ocasionado a lo largo de la Historia.

 

Algo muy importante a tener en cuenta cuando estas ideologías reaccionan con la violencia y la hostilidad al pluralismo democrático con las que lo han hecho ante los 12 escaños de VOX, que, aun no siendo santo de mi devoción, tiene, como los comunistas, derecho a su representación parlamentaria. Y teniendo claro que para ellos ‘Fascista’ es todo aquél que no piense igual, sea quien sea, no es un engaño para nadie a estas alturas que cuando los radicales se manifiestan aquí en Sevilla al grito de “Sin piernas, sin brazos, los fachas a pedazos”se están refiriendo todos los que no comulgamos con las ideas. PODEMOS y sus confluencias, que son quienes han abierto la veda contra el discrepante, tienen 67 escaños en el Congreso de los Diputados. Que cada cual saque sus conclusiones.