Recordando a un poeta: Antonio Aparicio
Tiene su nombre en un placita sevillana sencilla y limpia más no necesita un poeta de abalorios ni repiques en este barrio de Nervión.
IGUAL QUE EL MARINERO QUE EN PUERTOIgual que el marinero que en puerto
Se separa del llanto y su pañuelo
Así voy poniendo entre mi dueloY tu brazo distancias de desierto.Cuando me paro a contemplar que ciertoEs mi vivir lejano a tu revueloPienso que ni el puñal es duro celoMe podría quebrar y dejar muerto.Tal es mi fuerza al esperar amado;Ya ves que solo vivo en esperarteY, aunque mis soledades me acongojan,El tiempo por mi frente irá pasandoY ésta impasible no dará su parteHasta que tú o la muerte lo recojan.VENDRA UN DIA DE RAZON, VENDRA UNA HORAVendrá un día de razón, vendrá una horaDe aventura real, desconocidaQue por alguna esquina de la vidaAl fin descansará quien sufre ahora.Quien a desierto ataco mudo lloraCon la esperanza con la mente asidaAntes de ver su sangre detenidaDará en el alba de la ansiada aurora.Si el solitario río no está negadoHallar tras montes, sierras y espesurasSu jubiloso abrazo al mar salado.Menos no habrá de ser esta figuraQue trae, igual que un río, al pecho atadoSu desceñido llanto y amargura.