The news is by your side.

Repacto

No ser muy fan de Pedro Sánchez es la faceta política más conocida de la lideresa de Triana.

 

A Susana Díaz le está preparando Pedro Sánchez su próxima campaña. Le está dejando unos acuerdos a la vista con Podemos y unidas las izquierdas esas, para que pueda ella presumir (es un decir) por Andalucía de ser más socialista que pedrista, aunque en público mande más su silencio que sus ditirambos progresistas hacia el futuro pacto de gobierno de Pablo y Pedro. Ella debe barruntarse crisis, aunque nunca será vocalizado así de claro por su boquita de comer langostinos de Sanlúcar, mantecados de Estepa y piononos de Santa Fe.

No ser muy fan de Pedro Sánchez es la faceta política más conocida de la lideresa de Triana. Ayuda poco la altanería del marido de Begoña a mejorar ese hándicap que distancia a ambos líderes. A Susana, indirectamente, le están redactando el futuro repacto, que es el único camino posible para subirse de nuevo al coche oficial y reocupar el despacho en San Telmo. El problema es que Susana aquí no tiene para entenderse a un Pablo y su Irene con ansia infinita de pisar moqueta, sino a un Kichi con Teresa de armas tomar, férreamente convencida de odiar a Susana (he aquí un caso en el que si hubiéramos añadido “y viceversa” no estorbaría al final de la frase). Porque ahí está la duda, ay Virgen mïa de los Remedios, cómo puedes pedirle tú que para recuperar a Juan se tenga que abrazar con Juana.

El problema, que no es menor y es a donde quiero llegar, va a venir cuando haya que calibrar bien cómo de fino es el hecho diferencial andaluz comparado con el vasco, catalán, canario, gallego, cántabro y el de Teruel Existe, útiles e imprescindibles para investir a Sánchez, pero agraviando voy, que es gerundio. Nos llevará a comprobar el margen de propaganda que le queda a la exmandataria trianera desde su socialismo asusanado, tras los no pocos desprecios que se prevén contra las ocho provincias andaluzas, culpables hoy ante Pedro, de estar liberadas de ese progresismo del lirismo que las gobernara no hace tanto, gracias a los acuerdos inesperados de PP y C’s con Vox, y todavía no asumidos por su herido orgullo socialí.

Porque si hay algo claro en ese futuro gobierno social-comuní-independentí y cántabro turolense es que van a construir una cordón inversor y catenario incapaz de mirar al sur andaluz con la misma capacidad inversora que reciban los desleales de Torra, los vacía orzas vascos o los aprovechategui parlamentarios de los diferentes y minúsculos taifas, pasando el cepillo antes de consagrar a Pedro en el colchón de Moncloa.

A JuanMa Moreno le van a escribir el discurso desde la Moncloa con la misma pluma con la que Aznar o Rajoy se lo escribían a Chaves, Griñán o Susana. Le van a rellenar el argumentario cada semana tras cada consejo de ministros con la fórmula del café para todos los que me apoyan, y una tila para los de derechas que no lo hagan.

Váyase pues aplicando doña Susana Díaz varios repelentes contra los mosquitos propios y los tábanos ajenos, porque este proyecto de Gobierno podemita-socialista y alguno que pasaba por allí, van a convertir lo que queda de legislatura autonómica en un disparo constante a la diana que facilitarán los silencios de los socialistas andaluces contra el ninguneo gubernamental y central de Pablo y Pedro, y contra la lealtad constitucional de Andalucía.

Que manda lereles constitucionales ver cómo de ingrato y poco productivo resulta, ser región leal a la Constitución española, cuando quienes dan por garantizado nuestro amor a la patria española se olvidan de que también tenemos necesidades pendientes que cubrir, y de que el hecho diferencial que más nos uniría sería no establecer alarmantes diferencias entre territorios, ni restar derechos a quienes votan a la derecha, o contra cualquier disidencia patriótica. ¿O es que quieren obligarnos a puigdemonizarnos a los andaluces?

Partamos de un principio de acuerdo: esa ley electoral en vigor merece una revisión, sin dilación. Y a partir de ahí, igual todo cambia para que, por fin, en España hablemos más de personas y mucho menos de territorios, banderines, banderitas, bandas y bandones.