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Silencio cómplice

Ni un diputado o senador socialista con nómina en vigor ha torcido el semblante, siquiera por dejar constancia de un cierto e incómodo malestar.

 

El Ministerio de Agricultura, absolutamente sometido a la mayoría catalana del Consejo Regulador de la Denominación de Origen del Cava, ha rechazado la posibilidad de aumentar su producción al cava valenciano, riojano, aragonés y extremeño. El PSOE que controla al ministerial ramo agrícola, último responsable de autorizar ese aumento, se ha aliado con el lobby catalán del cava y ha frenado en seco las aspiraciones de los productores no catalanes que aspiraban a crecer en número de hectáreas. Es un ejemplo más de lo que se valora la lealtad constitucional por parte de este Gobierno en funciones, el poco premio que tiene para Sánchez no ser territorio secesionista.

 

Cataluña y País Vasco disponen de su poder a cuenta de la necesidad electoral que les presenta el PSOE de Pedro Sánchez. Sólo hay que ver el acuerdo de investidura firmado con el PNV, o las concesiones sucesivas y humillantes para nuestro Estado de derecho al independentismo catalán, para darse cuenta del plan de futuro que los socialistas que pastorea Mentiránchez están dispuestos a pactar, y evitar con ello que se haya de cambiar de nuevo el colchón del dormitorio principal en Moncloa.

 

Y Andalucía, ahí sigue, como convidada de piedra en ese reparto. Usada como lugar donde Sánchez pueda explorar sus chantajes electorales contra un gobierno legítimo, pero de PP y C’s, caramba con la democracia. “Ay andaluces, no sabéis votar”, nos quiere decir Pedro.

 

Esa Andalucía de socialismo en vena durante casi 40 años, que hoy calla, asumiendo, con disciplina salarial adjunta, el silencio cómplice del PSOE andaluz con los logros del secesionismo del norte y también del noreste. ¿Sin que el sur tenga nada más que decir?

 

Sólo se ha oído a Alfonso Guerra y a Pepote Rodríguez de la Borbolla decir algo más o menos chillón, pero poco más se ha escuchado. ¿Hasta ahí llega el trágala de diputados y senadores socialistas andaluces? ¡Qué tiempos aquellos en los que cualquier rueda de prensa de Aznar o Rajoy merecía un plante del progresismo del sur! Cualquier medida, cualquier mínimo anuncio… Pero hoy, que comienza la deconstrucción de la España que conocemos sin que Andalucía atisbe particularmente beneficio alguno, no hay más manifestación que la que deja en el ambiente el silencio. Vergonzosa omisión del deber de defender los intereses de nuestra tierra por parte de quienes lo prometieron, provincia a provincia.

 

Ni un diputado o senador socialista con nómina en vigor ha torcido el semblante, siquiera por dejar constancia de un cierto e incómodo malestar. Ninguno, ni ninguna, han sacado voz alguna contra esta felonía que con la anuencia del apoteósico hijo de la soberbia Mentiránchez, pretenden hacer contra nuestro Estado de las autonomías, y en la que Andalucía juega el papel del bobalicón que asiste al reparto de la pieza y ve cómo a él solo le dejan los despojos. Diputados, diputadas, senadores y senadoras, elegidos en Andalucía con unas promesas de Sánchez en campaña, que hoy han virado 360º de lo prometido a lo pactado. Pero nadie rechista. Nadie rechistará.

 

Son representantes de esta tierra que permitirán con su aquiescencia que País Vasco y Cataluña recojan más nueces que árboles tiene su espectro. Más fruto del que permite la ley de todos, nuestra Constitución. Es ese un socialismo peculiar, que votará a favor de dar más a quien más tiene, dejando constancia de que el poder real no lo marcan las solidarias necesidades de la gente, sino el egoísta ansia de poder de un mentiroso compulsivo como Sánchez.

 

Asistiremos a la votación delegada del sanchismo en Andalucïa, esa cómplice manera de nuestros representantes por vestir la pedantería de un político sediento de gloria, a costa de perjudicar los intereses de nuestra Andalucía olvidada, poco influyente, sometida al lanar y disciplinado motivo de acatar la voz de quien es el pastor de tan errantes almas.

Ojalá que me equivoque. Ojalá.

¡Feliz y resignado 2020!