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Que todos sepan tu sufrir

Hay canciones, a lo largo de la historia, escritas para ser versionadas e interpretadas para hacerlas tuyas. Todos buscamos esa letra en la que sentirnos identificados en algún momento de nuestra vida. Y nos la han escrito. Es como si se hubieran metido dentro de nuestra piel.

“Vuelvo a ver la ciudad de fiesta y en delirio, asfixiada bajo el sol y la alegria. Y oigo en la música los gritos, las risas que estallan y rebotan a mi alrededor…” Así comienza el “vals peruano” de Ángel Cabral y Enrique Dizeo, compuesto en 1936 y que grabó en 1957 la francesa Edith Piaf, bajo el título “La foule” (“La multitud”), cambiando la letra Michel Rivgauche a la original, «Que nadie sepa mi sufrir”:

“No te asombres si te digo lo que fuiste, una ingrata con mi pobre corazón, porque el brillo de tus lindos ojos negros alumbraron el cariño de otro amor…”

Cualquiera de las dos canciones han sido popularmente cantadas y versionadas por cientos de músicos y artistas a lo largo de estos 82 años. Las dos letras contienen una historia de amor. La original está dedicada a una mujer, a una ingrata, pero las cantantes la hicieron suya y la convirtieron en ingrato para revolucionar los escenarios interpretando “que gano con decir que un gran amor cambió mi suerte, se burlaran de mi, que todos sepan mi sufrir”…

Dizeo y Cabral no eran conscientes de lo que iba a significar este tema. Sus emociones encerradas en estrofas hacia un hombre que era abandonado por su amante en la voz de Alberto Castillo, al que escuchó Piaf por primera vez en un viaje a Buenos Aires y que se llevó a París para transformarla en la angustia de una chica aturdida que conoce a un chico en medio de una multitud.

 

Ambas historias entrelazadas por un mismo destino aunque con un mensaje escondido. 

 

Una misma historia contada/cantada desde lados opuestos. Eso es lo que ocurre tantas veces con la narración de un relato, de un suceso, de una relación. Uno la ve desde su lado, el otro desde su ángulo. Unas la cuentan desde el lado femenino, otros la recrean desde el lado masculino. 

Y ahí hemos llegado hoy. Aquí hemos desembarcado en este 2018, 82 años después de su primera composición, 60 años de la grabación de Piaf, escuchando una letra que nos esconde una escena oculta, una premonición que ha hecho levantar y salir a la calle a miles de mujeres y hombres a gritar esta letra a La multitud;

La Multitud

Vuelvo a ver la ciudad de fiesta y en delirio

Asfixiada bajo el sol y la alegria

Y oigo en la música los gritos, las risas

Que estallan y rebotan a mi alrededor

Y perdida entre esa gente que me empuja

Aturdida, desesperada, me quedo ahí

Cuando de repente, me recupero, regresa

Y la multitud viene a tirarme entre sus brazos…

Arrastrados por la multitud que nos lleva

Nos arrastra

Aplastados uno al otro 

Formamos un solo cuerpo

Y la gente sin esfuerzo

Nos empuja, encadenados el uno al otro

Y nos deja a ambos

Risueños, embriagados y felices

Arrastrados por la multitud que avanza 

Y que danza

Una mezcla loca

Nuestras manos se quedan unidas

Y a veces levantan nuestros cuerpos

Unidos levantan el vuelo

Y recaen juntos risueños

Embriagados y felices…

La alegria salpicada por su sonrisa

Me traspasa y salta al fondo de mi

De repente doy un grito entre las risas

Cuando la multitud viene a arrancarlo de mis brazos

Arrastrados por la multitud que nos lleva

Nos arrastra

Nos aleja uno al otro

Lucho y discuto

Pero el sonido de su voz

Se ahoga con la risa de los otros

Y Lloro de dolor, furia y rabia

Y lloro…

arrastrada por la multitud que avanza… 

 

El amor puede destruirte. La juventud puede bloquearte para el resto de tu vida. Nunca te des por vencida. Aunque haya personas a las que no se pueda detener. Se necesita que seas tú misma. Con todas tus emociones dentro. El dolor no solo existe en el cuerpo, también existe en la mente, así que alívialo. Cúralo. Define tu conciencia. Recupera tu inteligencia. Estamos aquí, contigo. Junto a ti. Entre la multitud. A pesar de la libertad.

Dicen que regresaste escondida para que nadie sepa tu sufrir. Se equivocaron.

Las historias de amor, duren lo que duren, no deben terminar en una sala de un juzgado. Aunque sea una corta historia de una noche. Pese a ser fugaz el encuentro. Siquiera se busque pasión y sexo entre besos como algo esporádico. ¿Quién no ha tenido un encuentro momentáneo, pasajero que recordará el resto de sus días como una aventura amable y alegre?. No lo pensó. ¿Fue eso? Premeditó asistir a la fiesta para hacer cumplir sus más oscuros deseos.

Nunca sabes lo fuerte que eres, hasta que ser fuerte es la única opción que te queda

Un país entero habla estos días de tu fatídica fiesta y de él. Los vemos uno a uno. Por separado. Individuales porque así nacieron. Cada uno en una casa a la que ahora han vuelto. No se puede defender una acción semejante. Ni podemos justificar un comportamiento tan repugnante. Nunca debemos ver como algo normal mantener sexo en grupo y disculparlo. Violar. No olvidemos mientras esperamos.

 

No importa lo lento que vaya, siempre y cuando no nos detengamos

 

Desestimamos al mercenario abogado que se pasea por los platós como si de Atticus Finch se tratara, sin saber que parece sacado de “El cuento de la criada” envuelto en esa actitud que atenta contra algunos artículos del Código Deontológico del Consejo General de la Abogacía Española. La justicia y las leyes deben ser revisadas y reeducadas.

Y haciendo alusión a la aclamada serie de HBO/Hulu extraigo un monólogo de Offred del capítulo 9 de la T2 “…se requiere someterse a una violación ritual, podría ser una habitación en una casa de huéspedes de las de hace tiempo para mujeres de escasos recursos, y así estoy yo ahora, con recursos escasos. Supongo que tengo suerte, porque todavía tengo recursos, una silla, luz solar… Estoy viva…”

Queremos que sepas que a pesar de tus escasos recursos nadie se va a burlar de ti.

No vamos a dejar que se burlen de una mujer porque hemos logrado lo imposible. Que todos sepan tu sufrir. Como canta Rihanna en Consideration “permíteme cubrir tu mierda con purpurina, puedo hacerla oro…”

Mi madre me dijo un día “nunca empieces algo que no estés dispuesta a acabar”, así que aquí estamos, dispuestas a terminar juntas, con  hombres buenos de la mano, con recursos escasos pero con la canción de fondo en las voces de Lila Downs, Soledad Pastorutti y Niña Pastori para que todos sepan tu sufrir, para no menospreciarte…

 

 

Con este viento del Sur que se avergüenza y te invita a venir, cuando quieras, a pesar de la libertad de algunos…porque como cantó Edit Piaf «Non, je ne regrese bien».