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Susana y Espadas, primarias envenenadas

Susana Díaz, en estas primarias andaluzas, no ha dejado de recordarnos a Isabel Díaz y con Espadas no puedes evitar acordarte de Gabilondo.

 

Lo apuntaba este jueves en las páginas de Público el politólogo Daniel Vicente y llevaba razón: si yo fuera Isabel Díaz le cobraría derechos de autor a Susana Díaz. No por la coincidencia en los apellidos, claro, sino porque ha hecho una campaña de primarias en el PSOE andaluz fotocopiada de la que aupó a la lideresa madrileña el 4 de mayo a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Solo le ha faltado ponerse a recorrer Andalucía al trote, como hizo Ayuso con Madrid en su célebre spot, hasta acabar a la puertas del palacio de San Telmo, sede de la presidencia andaluza, gritando libertad.

Libertad frente a Bonilla, libertad frente a Sánchez, ¡machistas, que sois unos machistas! Copia Susana a Ayuso y copia también a Sánchez cuando en el 16 este cogió su coche y se fue de gira agrupación por agrupación hasta recuperar la Secretaría General que, precisamente ella, le quitó en el golpe incruento que encabezó, ¿recuerdan?: «A este lo quiero muerto hoy» (1 de octubre de 2016).

Ojo con Susana, Pedro. La dejaste viva y sabe latín. Que le pregunten  si no al cordobés Rafael Velasco, a quien ella sucedió como segunda de José Antonio Griñán tras una misteriosa filtración sobre presuntas irregularidades que implicaban a su mujer. Que le pregunten a Mario Jiménez, otrora su hombre de confianza en la gestora golpista de Ferraz. Que le pregunten a su mentor Luis Pizarro, o a Sánchez Monteseirín, su jefe como alcalde de Sevilla cuando ella era concejala. O a su íntimo enemigo desde jovencitos, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, hoy vicepresidente del Congreso pero que podría ser alcalde de Sevilla si Díaz no lo hubiera vetado. Ironías de la vida, la persona por la que ella apostó, Juan Espadas, es ahora el instrumento de Sánchez para acabar con la era susanista en Andalucía.

El problema es que si Susana Díaz, en estas primarias andaluzas, no ha dejado de recordarnos a Isabel Díaz, ves y oyes a Espadas y no puedes evitar acordarte de Ángel Gabilondo. No se puede ser más soso. Parece como si en el laboratorio de Moncloa estuvieran empeñados en promocionar solo a los sosos. Buena gente, sí; competentes, también, pero sosos: Illa en Catalunya, Gabilondo en Madrid y ahora Espadas en Andalucía. Sorprende este empeño en el equipo de asesores de alguien como Sánchez, experto en resucitar y resistir embates, aunque también es verdad que Pedro no anda precisamente sobrado de carisma. Por mucha flor en el culo que tenga.

Nada más empezar la campaña de primarias entre los socialistas andaluces, Susana disparó sus primeros dardos al centro de la diana y le mandó un recado sin matices a Iván Redondo, el Rasputín monclovita: «Las campañas se hacen desde las casas del pueblo», le soltó. Y se puso a hacer kilómetros como loca, aunque no en chándal como Ayuso. Es la lucha a muerte entre dos aparatos, el del PSOE federal contra el andaluz. Espadas, representante de Pedro en la tierra, la piedra sobre la que el presidente del Gobierno de coalición quiere edificar un nuevo PSOE en Andalucía; Susana, dispuesta a morir matando.

¿Qué aparato reparte más prebendas, cuál de los dos tiene en sus manos alimentar más bocas, asegurarle el puesto a más gente? A la hora de la verdad todo se reduce a eso, al número de potajes que una u otro puedan garantizar a sus correligionarios y presuntos votantes. Y a Susana, ahora, le toca luchar contra quienes emplean las mismas armas que ella siempre utilizó sin rubor: el clientelismo, las compensaciones a los sumisos y el castigo a los críticos… Ahora ella no está en las instituciones manejando presupuestos y los mentores de Espadas, sí.

Nada de esto apareció en el remedo de debate que de mala gana Susana y Espadas protagonizaron este martes con un tercer convidado (Luis Ángel Hierro), que al final acabó sacando petróleo entre tanto aburrimiento. No hubo ni rastro de la agresiva Susana del «Tu problema eres tú, Pedro» o «No mientas, cariño» frases que hizo célebres cuando se enfrentó a Pedro Sánchez en las primarias federales de mayo del 17. Ni ella consiguió acabar con él, ni tampoco Pedro pudo con ella en Andalucía. Y en esas estamos. Aunque Iván Redondo haya proclamado que Díaz está muerta, tanto en Madrid como en Sevilla saben que puede pasar cualquier cosa. El asunto anda 60-40 a favor de Espadas, afirman sus valedores. Andamos más o menos igualados, proclaman los susanistas.

Que se trate de unas primarias para elegir quién encabezará la candidatura socialista a la presidencia de la Junta no significa que sea un asunto estrictamente andaluz ni mucho menos. Afectará, y bastante, al futuro de la política en toda España.

En resumen, suspense de película cuyo desenlace conoceremos, si es que no hay segunda vuelta, en las últimas horas de este domingo 13, día de San Antonio, patrón de los amores imposibles.