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Tres hipótesis postdesescalada

Robles aquejada de sobreexposición mediática, confundió esperanza con previsión. Porque la pandemia fue inesperada, pero no imprevisible.

 

Lamentablemente, el debate político sobre la pandemia del Covid-19 está volviéndose insoportablemente tenso y agrio. Unos atribuyen al Gobierno falta de previsión, que ha facilitado la expansión de una gigantesca crisis multipolar de cuatro facetas principales: sanitaria, social, económica y política. El Gobierno se defiende rechazando tal imprevisión. La ministra de defensa, Margarita Robles, cavó esa trinchera, el pasado lunes, en El Mundo: “ante un escenario imposible de prever, no se puede hablar de falta de previsión”. Y el presidente Sánchez, tres días después, en el Congreso, acabó de enrocarse, afirmando que el Gobierno incluso “se anticipó” en la toma de medidas.

 

Doña Margarita, en la gestión de la crisis, viene mostrando una gran dedicación y capacidad de trabajo y comunicación. Pero, quizás, aquejada de sobreexposición mediática, confundió esperanza con previsión. Porque la pandemia fue inesperada, pero no imprevisible. “Imposible de prever” sería, por ejemplo, que desapareciera el campo gravitatorio terrestre y todos empezáramos a flotar como astronautas. Por el contrario, la pandemia es un fenómeno previsto en la Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) (RD 1008/2017, de 1 de diciembre, BOE nº 309), donde se detallan objetivos y líneas de acción estratégicas para enfrentarla. Claro que casi ninguna de tales prescripciones fue desarrollada en su momento: aquí es frecuente que leyes y normas nazcan con la vocación de ser o ignoradas o violadas; incluso por los que las elaboran o aprueban.

 

El planeamiento operativo militar ―eso que tanto odian los separatistas, al ser las FAS el mejor antídoto contra sus venenosos objetivos―, ataja el asunto con un postulado esencial: sobre la hipótesis más probable se prepara la maniobra y, sobre la más peligrosa se monta la seguridad. Pero, acercándonos al umbral de la desescalada, no queda otra que  mirar hacia delante y apoyar al Gobierno en “la guerra” (Pedro Sánchez dixit) contra el coronavirus. Por cierto, don Pedro, cada día aparece en televisión como más guerrero. No sería extraño verle pronto con casco. Toca también ir pensando seriamente en la estrategia de salida. Y, asimismo, en la de recuperación y ―lo más crítico―, en quién habría de gestionarla.

 

A ese respecto, veo, muy sintéticamente, tres hipótesis básicas. La primera está basada en la continuidad del actual Gobierno; sería seguramente la preferida por éste y, especialmente, por los podemitas, así como por los separatistas que necesitan un Gobierno “tocado”, para retomar su procaz y estéril camino hacia lo imposible. La segunda se fundamenta sobre la reedición de los Pactos de la Moncloa (ya propuestos por Sánchez en el “pleno” del Congreso del pasado jueves), bien que el acuerdo, que parece hoy inalcanzable, tendría que venir acompañado de la constitución de un Gobierno de concentración, con el PSOE y el PP dentro. Y la tercera hipótesis consistiría en aguantar el “chiringuito” gubernamental tal como está, hasta nuevas elecciones generales a celebrar en el otoño de 2020. La segunda hipótesis es la que más me gusta. Sin embargo, veo la tercera como más probable, y la primera como más peligrosa. ¿Cuáles son las del lector?