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Un Gobierno sin legitimidad democrática

Es lo que tenemos actualmente dirigiendo los destinos del país.

Es lo que tenemos actualmente dirigiendo los destinos del país. Tras la Moción de Censura que derribó a Mariano Rajoy y al Partido Popular del Gobierno, hemos asistido a una declaración de intenciones paladinamente clara por parte del Partido Socialista Español por medio de las acciones del Ejecutivo presidido por Sánchez. Desde la composición de su gabinete hasta la gestión de la crisis migratoria, todo son toques a su potencial electorado para asegurarse el Poder después de las inevitables Elecciones Generales que tendrán, muy a su pesar, que convocar.Y este es el meollo de la cuestión. Pedro Sánchez es el primer Presidente del Gobierno que llega a él por una vía tan especial y, a la vez, tan traumática. Por mucho que pueda celebrarse que un Partido envuelto en una trama de corrupción de enormes proporciones esté alejada el timón de España, no cabe la menor duda de que ello tenía que haber conducido, sí o sí, a unos nuevos comicios.

 

Y no, como ha sucedido, al gobierno de un Partido que no ha sido votado con la mayoría suficiente por los españolespara el cometido que ahora tiene entre sus manos.

 

 

Esto trae recuerdos de lo sucedido durante y después de los Atentados del 11-M cuando, amparándose en la más que justificada protesta ante un Gobierno que gestionaba la crisis terrorista con incompetencia y que nos había metido en una guerra que ni nos iba ni nos venía, el PSOE se provechó del dolor de las víctimas y manipuló su indignación para hacerse con el Poder, como efectivamente así sucedió en Marzo de 2004 con la mayoría relativa alcanzada por José Luís Rodríguez Zapatero, de cuyo desastroso legado se ha hecho heredero ahora Sánchez. Una forma de acceder al Poder rara, digo, como la que ahora nos ocupa. Sólo que esta vez no hay ni un solo voto para unos comicios inexistentes. Aunque esto no parece disuadir a Sánchez de aplicar su programa de una forma u otra. Quizás temiendo que sea la única oportunidad que tenga para ello, si pone el ojo como buen seriéfilo en los oscuros juegos de Frank Underwood en la espléndida House of CardsCon perdón del personaje interpretado por Kevin Spacey, claro.

 

Secuestrado por quienes le han aupado a la Presidencia, y sin tener conocimiento los ciudadanos de qué es lo que ha pactado exactamente con varios de los elementos políticamente más peligrosos que existen ahora mismo en el país, el gabinete Sánchez se ha lanzado a una catarata de medidas de tinte electoralista que poco o nada tienen que ver con los intereses de España.

 

 Muestra clara de ello es que haya creado un Ejecutivo de “Ministras”, mayoritariamente compuesto por mujeres, para ganarse el apoyo de unos colectivos feministas cada vez más radicales. Y es indiferente que un Gobierno esté compuesto por hombres o por mujeres en mayor o menor número, siempre que se atienda a la capacidad personal, la competencia y al mérito. Pero en la lógica más sectaria, ha optado por anteponer el criterio de género por encima de cualquier otro, en la línea del sexismo más hiriente y duro, que hace lo mismo que se hacía antes pero al revés, esto es, escoger a las personas por su sexo y por su género antes que por otras cosas. Algo tan grave como escoger a gente de color por serlo tan sólo para ganarse el apoyo de dichos grupos de presión de cara a las elecciones. Ahí tenemos a la “Fiscala” General del Estado, María José Segarra.

 

Lo mismo ha ocurrido con el Ministro más breve de la Democracia, el fallido Máxim Huerta, esperpéntico de principio a fin, que ha proporcionado un récord al Gobierno Sánchez, pero en incompetencia y brevedad. Nada que decir de Luis Planas, flamante Ministro de Agricultura imputado por el caso de Robo de Agua en Doñana, que no piensa dimitir. Como tampoco de las nuevas políticas de Memoria Histórica -ya analizadas aquí, vean el articulo de más abajo – que buscan imponer, sea como sea, una visión de la Historia acorde con los propósitos del PSOE y otros grupos afines, ahogando la libertad y la independencia de criterio.

 

¿Ley de Memoria o de dictadura histórica?

 

Como tampoco de la reestructuración del Modelo de Sanidad Pública para dar cobertura completa a los sin papeles a pesar de la imposibilidad material de financiarlo.

 

Como la gestión de la Crisis Migratoria del Aquarius, que ha supuesto un triunfo para el gobierno xenófobo de Italia y ha generado un peligroso efecto llamada de consecuencias imprevisibles. Gesto vacío donde los haya, porque si estas personas son trasladadas ahora a un CIE en condiciones infrahumanas, el cinismo habrá desbordado los límites de lo tolerable.

 

En definitiva, un Ejecutivo preocupado por la forma pero con muy poco contenido. Contenido útil. Con el ojo puesto en los golpes efectistas y en las minorías antes que en el conjunto de ciudadanos a los que tiene que proporcionar alternativas al Gobierno del PP. Pero lo peor de todo, aun cuando este Gobierno fuese el mejor de todos, compuesto por las personas más formadas y competentes, con la mayor altura de miras y con la máxima de las capacidades de gestión, es que para estar ahí haya tenido que pactar con los Golpistas Catalanes y con los Etarras de Bildu. Nada más que por esto, el PSOE no merece gobernar España. Es la hora de ser claros. Porque todos pagaremos, y si no al tiempo, el retorno a la política más dura de cesión continua al chantaje de los independentistas para que apoyen las investiduras. ¿Cómo puede ser posible que un partido político que aspire a gobernar un país alcance el gobierno de ese país pactando precisamente con quienes aspiran a destruirlo? Ya durante los gobiernos de Felipe Gonzáles se perpetuó la tradición por la cual se les dejaba hacer lo que les diera la gana.

 

En una negligencia criminal, se les permitió lanzar mensajes de odio por la televisión pública, adoctrinar a los niños a las escuelas y empujar a la sociedad catalana en particular y a la española en particular hacia el conflicto civil.

 

No entraremos ya a valorar lo indigno que es llegar si acaso a una sombra de negociación con quienes hasta hace no mucho colocaban bombas lapa debajo de los coches, hacían volar cuarteles de la Guardia Civil y mataban a miembros del mismo Partido Socialista.Todo un insulto a la Memoria de la que se dicen custodios. Pero este es el retrato del PSOE, un partido político dispuesto a gobernar a cualquier precio y de pactar con los mayores canallas con tal de conseguirlo. ¿Más ejemplos? María Jesús Montero, Ministra de Hacienda, que ya ocupó dicha cartera en el Gobierno socialista de la emperatriz Susana Díaz, bestia negra de corrupción que mantiene a Andalucía en los umbrales del tercer mundo.

Pedro Sánchez tiene que convocar elecciones ya. Y los ciudadanos tenemos el deber de exigírselo alto y claro.