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Unidad o caos

Somos muchos los socialistas en Andalucía que estamos viendo el progresivo deterioro del proyecto que entre todos construimos.

 

La historia demuestra que solo la unidad da la fortaleza. La unidad es la única forma de avanzar. Cuando hay un adversario, o una alternativa, la unión es la mejor solución para superarla. Esto es un principio básico, que creemos que nadie puede cuestionar. La historia está llena de ejemplos, pero si queremos irnos al más sangriento y cercano, la unión de los fascistas, frente a la división de las izquierdas, pudo ser el factor más decisivo para la derrota de la legitimidad democrática y la posterior masacre del franquismo y sus secuaces.

 

Cuando alguien se une a un proyecto, sea cultural, deportivo, religioso, político, o de cualquier otro tipo, tiene que renunciar a una parte de su individualidad. Lo hace voluntariamente, convencido de que merece la pena. Y esa renuncia a lo individual, normalmente pequeña, se compensa con la esperanza de alcanzar un objetivo superior y común. Esto es otro principio básico, que creo que tampoco es cuestionable.

 

Pues bien somos muchos los socialistas, en Andalucía y en Sevilla, que estamos viendo el progresivo deterioro del proyecto que entre todos construimos en los años 70, y 80, y 90, y 2000, y 2010… Y somos muchos los que estamos preocupados por esta evolución a la baja, que hace que se produzca un desapego de nuestros votantes, de nuestros simpatizantes, de los que siempre han confiado en el Partido Socialista en Andalucía, porque Andalucía ha sido, es y seguirá siendo mayoritariamente de izquierdas. A estos millones de mujeres y hombres tenemos que ofrecerle algo nuevo, un proyecto ilusionante, una nueva razón para que confíen en nosotros, para que se ilusionen con nosotros y para que en definitiva, merezcamos su confianza y como consecuencia, su apoyo y su voto democrático.

 

Y esto significa por una parte hacer un esfuerzo importante de regeneración, que no de lavado de cara o un poquito de chapa y pintura. Esto significa renovar de abajo a arriba nuestro proyecto. Esto significa ofrecer un proyecto que, con la base socialista de izquierdas y progresista, que es nuestra base social y política, se adecue a la realidad actual, muy cambiante, y corrija los fallos que, hay que reconocerlo, hemos tenido y que también eso ha merecido el reproche de una parte de la ciudadanía.

 

Para todo ello, están surgiendo movimientos, basados en la preocupación, de muchos militantes que a su vez se ven sin el rumbo e impulso necesario, y de muchos vecinos y simpatizantes que necesitan y nos exigen ese necesario cambio para dar de nuevo su confianza a nuestro proyecto. Por eso estos movimientos tienen plena razón de ser, pero les falta algo fundamental: les falta la confluencia entre ellos, les falta no caer en el “individualismo colectivo”, de pensar que nosotros somos los mejores y los únicos, y que cualquier otra iniciativa debe soslayarse. Hace falta en definitiva, aprendiendo de la historia, que hagamos un esfuerzo de concentrarnos en lo que tenemos en común, y que orillemos lo que nos pueda separar. Porque solo desde la unidad podremos conseguir ese anhelado cambio. Solo desde la generosidad podremos ganar mayoritariamente a la alternativa que como siempre, suele ser la de seguir como estamos, con un pequeño cambio de chapa y pintura. Por eso nosotros, J.Francisco Pérez Moreno y Rafael Martín de Agar, como simples militantes que hemos venido trabajando en varias de estas iniciativas, pedimos en ellas y fuera de ellas que la Unidad es imprescindible y hay que hacerla ya.

 

Como dijo Giuseppe di Lampedusa «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie«. Y no, no es eso lo que queremos y sería un fraude ofrecer eso a nuestros votantes al sector mayoritario de la izquierda andaluza y sevillana. Nuestro cambio tiene que ser profundo, generoso, innovador, del siglo XXI. Y eso pasa primero por decidir un proyecto colectivo, y después, un líder o un equipo de liderazgo que sea capaz de llevarlo a cabo y que nos ofrezca plena confianza de que este equipo o líder puede hacerlo y que es capaz de transmitir esa confianza a quienes, en definitiva, deben darnos el apoyo para hacerlo realidad.

 

Extendamos nuestros brazos a otras iniciativas, dejémonos de cerrazones, fijemos las mínimas y sólo imprescindibles líneas rojas, trabajemos cada vez más en común y, en definitiva, creemos las condiciones suficientes para ir confluyendo en un espacio en el que todos/as nos sintamos razonablemente representados. No caben salvaciones de grupúsculos. Tengamos visión amplia, generosa y estratégica. O Unidad, o el caos.