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Virginia Pérez dice ‘no soy gilipollas’ por hablar catalán en el Parlamento andaluz

"Ni frívola, ni extravagante y por supuesto No soy gilipollas" escribe en Twitter la Pta. del PP de Sevilla.

 

Virginia Pérez es diputada autonómica y presidenta del PP en la provincia de Sevilla. La Sra. Pérez, por resumirles el embrollo del PP sevillano, digamos que estaba con el arenismo, mientras que los perdedores – por poco- del congreso provincial se habrían situado en las posiciones de un político desaparecido en combate europeo llamado Juan Ignacio Zoido. Y desde entonces el PP sevillano es un sinvivir, plagado de sobresaltos familiares, hasta donde puedes llegar ver de candidato a un condenado por la Justicia, criticado en voz baja por los opositores internos.

A la Sra. Pérez le tocó defender en el Parlamento, en nombre de su partido, la justificación para destinar dinero del presupuesto andaluz a otras comunidades para que, ¡oh paradoja!, se enseñe el español que es el idioma oficial del Estado y, por tanto, protegido a nivel estatal y sin distinciones.

Pero la diputada sevillana arrancó su intervención en el idioma de Pompeu Fabra, en un catalán casi académico, aunque con marcado acento andaluz, pese a que sus primeros catorce años de vida transcurrieron en el Principado. Un gesto, el hablar en catalán en el Parlamento de Andalucía por vez primera, que ha levantado cierta polémica como se verá más adelante.

El discurso de Pérez para defender una actuación tan a destiempo, inoportuna por innecesaria, tuvo que deambular necesariamente por una vieja y conocida letanía de agravios que parte de la emigración en Cataluña han hecho sonar durante años sin lograr objetivos ni resultados, con graves consecuencias como se ha ido viendo con el paso de los años. El independentismo arrasó con las voces que no pensaban como ellos. Ese discurso, clasificado hoy como ultramontana incorrección política, lo siguen manteniendo a machamartillo desde el partido que externamente apoya en el Parlamento andaluz al bipartito andaluz. Hay quien tiene claro que este gesto de la Junta es una imposición de los camaradas de Vox.

Lejos, muy lejos quedó aquel intento del andalucismo de colocar la verdiblanca en el Parlament con un diputado. La emigración de hace tres décadas ya dijo entonces que su vida y sus hijos eran catalanes, que Andalucía, sus recuerdos y sus penurias quedaron atrás y solo se reencontraban con ella una vez al año en vacaciones para abrazar a la familia que se quedó.

El asunto se ha situado en la política que históricamente viene manteniendo la Junta con las entidades de andaluces en el exterior y cuando se dice ‘exterior’ hablamos tanto de la Casa de Andalucía en Buenos Aires como de la de Barcelona. 160 peticiones dice el consejero de Presidencia que tiene actualmente sobre la mesa en este capítulo. El gobierno bipartito andaluz ha añadido una nueva partida de cien mil euros destinada a ayudar a aquellos catalanes, por lógica nietos o biznietos de emigrantes andaluces de los 60-70 en Cataluña, para clases de español si esa posibilidad no se produjese en aquel u otros territorios.

De momento los diputados de Santiago Abascal en Andalucía están encantados con la decisión del gobierno Bonilla de luchar contra el sectarismo lingüístico indepe. Son los pequeños gestos, cien mil pavos de nada, con los que la derecha extrema se da por satisfecha y justificada ante sus electores.

 

 

Un breve discurso en catalán que trae cola

La puesta en escena de Virginia Pérez leyendo en catalán para defender la bondad y utilidad de unos fondos andaluces en Cataluña, que seguramente repartirá el exdelegado del gobierno de Mariano Rajoy allí, Enric Millo, como actual alto cargo en la Junta­ para las relaciones con el exterior. Un inédito episodio lingüístico que acabó levantando más rechazo que aplausos en ese nuevo senado fregadero en que se han convertido las redes sociales.

Uno de los tuits más interactuado fue el de Álvaro Ybarra, director de ABC de Sevilla, periódico que mantiene una posición muy crítica con la dirección del PP sevillano desde que lo preside la Sra. Pérez. El periodista escribió:  “Hablar en catalán desde el Parlamento de Andalucía, como ha hecho la diputada popular Virginia Pérez, para defender las ayudas de la Junta a la enseñanza en Cataluña del castellano es, en mi opinión, una gilipollez que desvirtúa la justa causa”.

Por su parte, la política aludida respondía con este otro comentario no exento de guasa: “14 años de inmersión lingüística en Cataluña me permiten, 25 años después, seguir hablando perfecto catalán. Desconoce Ud. la realidad de muchos andaluces que viven en Cataluña. Ni frívola, ni extravagante y por supuesto No soy gilipollas. Buenos días Dr. Ybarra”