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Y yo sigo siendo el Rey

El Día de Reyes más polémico de los últimos años se pasó de frenada innovadora

Silvia de Carrion
Silvia De Carrión

Los Reyes Magos viajaron de Oriente a Belén guiados por una estrella luminosa y preguntando donde había nacido el Rey de los judíos para adorarlo.

Pues no, va a ser que no.

Este año el buen gusto en las cabalgatas de Sus Majestades ha dejado mucho que desear, no ha deseado nada y no ha sido objeto de deseo. Lo mismo me da que me da lo mismo. No es cuestión de gustos, es cuestión de tener gusto. E historia. Y decoro. Y consideración.

La putada no es ver, por ejemplo, que en Valencia tres Reinas Magas a lo Suprema de Móstoles vestidas cual oh la la de la Revolución Francesa o como salidas de las reales casas donde las mujeres te hablaban de tú y fumaban, suplantan a los Sus Majestades, los de toda la vida. O por ejemplo, en Madrid, donde tres performance heterodoxos con tres batitas que ni las cortinas de ducha del Ikea y sus coronas del Burger King se hacían pasar por Sus Majestades de Oriente, donde por un momento no se sabía si iban a tirar colillas o caramelos. Un despropósito, una pasarela del horror y una elección estética que ni la Agatha Ruiz de la Prada en sus peores momentos. Qué ambientazo.

[blockquote style=»1″]La putada no es ver, por ejemplo, que en Valencia tres Reinas Magas a lo Suprema de Móstoles vestidas cual oh la la de la Revolución Francesa[/blockquote]

No, es aún peor. La putada es ver como un erre que erre de algunos, se convierte en terrorismo infantil que para eso Yo sigo siendo el Rey”. Y a este paso… reinas magas, niña Jesús en el pesebre y San José decorador de interiores. Pobres niños, pobres padres, pobres Reyes Magos. Pobre España nuestra.

La cuestión no es querer hacer lo que le salga a uno/a del alma, perdón almo, o potarro/a, o pepino/a, o de los mismos/as. La cuestión es respetar la ilusión de los más pequeños que para eso es su día. Pero para gustos, los colores, no seré yo quien lo diga. Que es muy duro chuparte cinco horas de Cabalgata para que los niños acaben traumatizados y no sepan si han pasado los Reyes Magos, han estado en el preestreno de Jumanji segunda parte o es Carnaval.

Señores, señoras, lo dicho, si esto es innovación, participación y diversidad, la profesión del futuro sin duda es la de ser psicólogo infantil. Y ahora cualquiera se quita los kilos de encima de las navidades, eso, y las imágenes de la cabalgata del terror, cuestión de tiempo y si no, que venga Stalin y lo vea.

Y lo dicho: hacer de la ilusión de los niños una auténtica cabronada. Sí se puede.