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Carles ‘Kim Jong Undemont’

Juanma Vidal2
Juanma Vidal*

Ha nacido un nuevo líder, fruto de la hibridación del cacique coreano con el mandaMAS catalán, que ha encontrado a quien parecerse, tras fulminar “honorablemente”, pues para ello se reserva ese derecho, a su conseller de Empresa, Jordi Baiget, por cuestionar la celebración del referéndum del 1-O.

Parece que es tal la decisión del entramado secesionista encabezado por el irascible Puigdemont que ya no tolera ni discrepancias de parte de su núcleo duro, ni siquiera de alguien que llegó a sugerir que iría a la cárcel para defender el “procés”. Ya lo dijo Lenin en 1920, “cada hombre debe elegir entre nuestro lado o el otro lado”. Mariano ya se lo ha advertido, “los delirios autoritarios nunca venderán al Estado de derecho”.

Baiget se limitó a esgrimir que “probablemente” la Generalitat no podría hacer el referéndum debido a las dificultades que interpondría el Estado para el 1-O, por lo que el resultado no sería muy diferente a lo sucedido el 9-N de 2014. Solo variaría la gente que participase, pero la conclusión sería idéntica, no tendría validez, ni legitimidad.

Parece evidente que, ni la legislación, ni las autoridades legislativas del estado español, convencen a los líderes independentistas, decididos no solo a conculcarlas, sino a dictar nuevos parámetros sobre nuevos textos y lo más gracioso, a declarar unilateralmente la independencia de forma inmediata, sin importar el margen del resultado, ni el nivel de participación.

 

A nadie se le escapa la tremenda irresponsabilidad del Partido Popular al impugnar la reforma del Estatut en Julio de 2006

 

Vamos, que como las normas no les convienen van a decretar unas por imperativo categórico, concretamente el que le sale de sus partes al señor Jong Undemont, mismo lugar de la orografía masculina hasta el que está el Sr. Homs porque, a su entender, otros “sobran desde hace tiempo” (¿en alusión a don Carles?) y sin embargo el martillo secesionista la ha tomado con un compañero “leal” y “comprometido”, como así definió Homs a Baiget.

A nadie se le escapa la tremenda irresponsabilidad del Partido Popular al impugnar la reforma del Estatut en Julio de 2006, alegando razones patrióticas contra un texto que, según el PP, quebraba “los principios de libertad e igualdad entre los españoles que establece la Carta Magna”.

Desde ese momento se abrió la caja de los truenos, empezó la escisión de una coalición que muchos creíamos sería eterna (CíU); se evaporaron partidos nacionales con gran relevancia regional; crecieron minúsculas agrupaciones con presencia hasta entonces anecdótica, aunque siempre atronadora; y, lo más in-creíble, nacieron entidades abiertamente independentistas que hoy parecen tener la manija y el control del “procés”.

Ya fue un avance en la Transición el reconocimiento de las comunidades históricas y parecía lógico que fuéramos evolucionando hacia un estado conformado por dichas realidades, con una estructura ad hoc, acorde a los nuevos tiempos y a dichas sensibilidades.

Pero lamentablemente la Constitución no se ha tocado desde 1978, salvo para leves limaduras que rozaban con Europa, como el techo de gasto autonómico y fue hecho de prisa y corriendo.

 

Todos estamos sometidos al imperio de la ley, podremos discutirla, podremos impugnarla, pero “fuera, hace frío”.

 

Carta Magna obsoleta

Ha habido tiempo más que de sobra para reformar un texto que se ha quedado obsoleto y que ya no es fiel reflejo de este estado que aún se ciñe a la maroma monárquica como salvaguarda, régimen político heredado por decreto de la dictadura, y que hasta ahora nos ha servido, pero que huele ya a caduco y trasnochado.

Cataluña quiere irse, muchos catalanes quieren irse, y algunos trogloditas del partido gobernante siguen en sus cavernas de la sinrazón y el despropósito de anteponer su masculinidad, física y anatómicamente, por encima de cualquier reforma constitucional, como si fuera la Biblia o el Corán, léase, “palabra de dios”.

Parece claro que estamos ante un choque de trenes, con dos pilotos suicidas, con dos tripulaciones desquiciadas, y un pasaje que será quien pague las consecuencias de este ultimátum con fecha tope en el 1-O.

El marketing político nos ha dejado frases como la de “Pujol, enano, habla castellano” o aquel de “España nos roba”, inmundicia que solo podía generar rabia y encono entre paisanos de las dos márgenes del Ebro. Somos los mismos, nos necesitamos, nos queremos, no tenemos sentido los unos sin los otros ¡Basta ya de enfrentarnos, no somos enemigos, ni rivales, somos hermanos!

Todos estamos sometidos al imperio de la ley, podremos discutirla, podremos impugnarla, pero “fuera, hace frío”. Europa no reconoce escisiones de estados miembros, no hace falta llevar esto al límite, y esto va por las dos partes: ni la amenazante con suspender la autonomía en 24h o plantar los tanques en Las Ramblas, ni la independentista con irse porque sí.

¡Hablemos y redactemos una reforma constitucional acorde al tiempo que nos ha tocado vivir, porque “ara que té quaranta anys” es un buen momento para ello!

 

*Juan Manuel Vidal es Periodista y Community Manager.

@VidalJuanma