The news is by your side.

Cinco policías para detener a un ecologista que hacía fotos en Arraijanal

La constructora llamó a la Policía y él no quiso salir del perímetro de las obras.

 

  • “Detuvieron al compañero Pablo sobre las 10 de la mañana por estar vigilando y documentando los movimientos de tierra que está llevando a cabo la constructora Bilba”, asegura Leticia González, activista y ecologista
  • Los de la obra quieren avanzar y que no se fiscalice lo que están haciendo. El chico detenido no intentó parar las máquinas sino que estaba haciendo fotos, vigilando. Si hay restos de relevancia la maquinaria los va a destrozar. Un trabajo de arqueología es más minucioso”, explica Manuela Martín, jubilada activista y testigo
  • González: “El miércoles por la tarde acudieron policías para llevarse a otro compañero a una declaración obligatoria. Se trata de Helí, a quien detuvieron junto a mí el pasado 5 de abril. Él estaba también presente ayer por la mañana cuando acudió la Policía”
  • La testigo de los hechos, Manuela Martín, explica: “Se ve que la constructora llamó a la Policía y él no quiso salir del perímetro de las obras. Entonces los agentes entraron y lo sacaron para detenerlo por desobediencia a la autoridad. Durante la detención acudieron tres policías locales más, en total cinco”

 

Está aumentando la presión policial en las obras de Arraijanal. En el vídeo se ve el momento de la detención de uno de los activistas que se encontraba haciendo fotos de las excavaciones que se están llevando a cabo para la construcción de la ciudad deportiva del jeque Al Thani. Un lugar con un importante valor ecológico y arqueológico y que es la última playa virgen del litoral malagueño. “Detuvieron al compañero Pablo sobre las 10 de la mañana por estar vigilando y documentado los movimientos de tierra que está llevando a cabo la constructora Bilba”, asegura Leticia González, activista y ecologista que acudió junto con otras personas a mostrar su apoyo al detenido a las puertas de la Comisaría Provincial de la Policía Nacional situada en la Plaza de Manuel Azaña. Además, según explica González, “el miércoles por la tarde sobre las seis menos cuarto acudieron a Arraijanal varios policías de paisano para llevarse a otro compañero a una declaración obligatoria. Se trata de Helí, al que detuvieron junto a mí el pasado 5 de abril. Él estaba también presente ayer por la mañana cuando acudió la Policía y se llevó detenido a Pablo”. (Ver noticia: Detenida la conocida activista Leti González y un compañero en Arraijanal cuando intentaban impedir que una máquina actuase sobre una zona donde existe un yacimiento arqueológico según explican varios testigos). Es una información de EL OBSERVADOR.

 

Si hay restos de relevancia la maquinaria los va a destrozar. Un trabajo de arqueología es más minucioso”, explica Manuela Martín

Aumenta la presión policial. “Los de la obra quieren avanzar y que no se fiscalice lo que están haciendo. El chico detenido ayer no intentó parar las máquinas sino que estaba haciendo fotos, vigilando. Si hay restos de relevancia la maquinaria los va a destrozar. Un trabajo de arqueología es más minucioso”, explica Manuela Martín, jubilada activista que estaba presente en el momento de la detención como se puede apreciar en el vídeo. González asegura que está aumentando el ritmo de las obras: “Nos han dicho los arqueólogos que han tenido que doblar el tiempo de trabajo porque están saliendo muchos restos”.

 

 

Según explica Martín, testigo presencial de los hechos, “Pablo, el compañero detenido ayer por la mañana, estaba haciendo fotos de las excavaciones. Se ve que la constructora llamó a la Policía y él no quiso salir del perímetro de las obras. Entonces los agentes entraron y lo sacaron para detenerlo por desobediencia a la autoridad. Durante la detención acudieron tres policías locales más –en total cinco- y me pidieron que me apartase. Yo estaba intentando tranquilizar a Pablo. Uno de ellos, cuando ya habían metido a Pablo en el coche policial, vino hacia mí y me dijo ‘que sea la última vez que usted se mete cuando estemos deteniendo a alguien’. ‘¡Qué se quite usted señora!’, me gritó. Le dije que no, que no me quitaría hasta que dejase de gritarme. Entonces vino otro compañero y me pidió por favor que me quitase, con educación, y me aparté”, relata esta jubilada activista.