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Placa en la prisión de Huelva en recuerdo de las víctimas transexuales

La antigua cárcel de Huelva fue declarada y señalizada en 2014 como Lugar de Memoria Histórica de Andalucía.

Es el nuevo texto de la placa que desde este viernes luce junto a la puerta de la antigua cárcel de Huelva. La Junta de Andalucía, a través de la Dirección General de Memoria Democrática, ha sustituido la placa en recuerdo a las personas homosexuales que sufrieron la represión franquista y que fueron encarceladas en la antigua prisión provincial tras ser condenados por la ‘Ley de vagos y maleantes’,    La modificación del texto de la placa parte de la petición de la Asociación de Transexuales de Andalucía (ATA-Sylvia Rivera) y del acuerdo del pleno del Ayuntamiento de Huelva tras salir adelante por unanimidad la moción que elevó IULV-CA. En la anterior placa, colocada en 2005, sólo constaba el colectivo homosexual, a pesar de que muchas mujeres transexuales también fueron reprimidas por el franquismo sufriendo el encarcelamiento y posterior maltrato y vejaciones en esta prisión.

Por las celdas de esta cárcel pasaron decenas de miles de detenidos, en muchos casos como última parada antes de morir ante el pelotón de fusilamiento.

Además de representantes institucionales y políticos, han participado en el acto asociaciones del colectivo LGTBI, y algunos de los presos de Huelva que pasaron por esta prisión como Juan Rodríguez y Antonio Herrera, más conocido como ‘La Moni’, así como se ha contado con la colaboración de la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales, a través del responsable de políticas en LGTBI, Francisco Javier López.

 

LUGAR DE MEMORIA HISTÓRICA

La antigua cárcel de Huelva fue declarada y señalizada en 2014 como Lugar de Memoria Histórica de Andalucía. Fue construida en 1930, y pasó a ser un destacado centro de la represión franquista durante los años de guerra y posguerra. La lealtad de la ciudad de Huelva al Gobierno republicano generó una ola de represión masiva contra el pueblo onubense por parte de las fuerzas golpistas mandadas por Queipo de Llano.

La prisión fue catalogada como “centro especializado en la rehabilitación de homosexuales” (1968). Los condenados eran internados durante un periodo de entre cuatro meses y tres años para su reeducación.

Sólo el aislamiento de la provincia tras la caída de la columna minera en la Pañoleta que acudió en auxilio de Sevilla y la posterior caída de la capital andaluza pudieron hacer que el 29 de Julio Huelva fuera tomada por las tropas franquistas.

Tras estos sucesos comenzó una oleada de represión sin precedentes contra personas inocentes que eran asesinadas, encarceladas o torturadas por sus ideas políticas, su condición social o su orientación sexual. Por las celdas de esta cárcel pasaron decenas de miles de detenidos, en muchos casos como última parada antes de morir ante el pelotón de fusilamiento.

Cientos de reclusos fallecieron a consecuencia del hacinamiento, las deficientes condiciones higiénico-sanitarias y la pobre alimentación. Tan sólo entre el 29 de julio y el 31 de diciembre de 1936 se produjeron alrededor de 760 nuevos ingresos de reclusos procedentes de todo el país.

Entre finales de los años 60 y 1978, el centro penitenciario onubense se convirtió en la prisión en la que se internaba a los presos homosexuales castigados por la Ley de Vagos y Maleantes, una ley que declaraba “en estado peligroso” al homosexual y que planteaba la cárcel como una rehabilitación. Allí se les sometía a trabajos forzados, palizas, humillaciones y prácticas pseudo médicas, como las descargas eléctricas, para curar lo que se consideraba una enfermedad.

La prisión fue catalogada como “centro especializado en la rehabilitación de homosexuales” (1968). Los condenados eran internados durante un periodo de entre cuatro meses y tres años para su reeducación. Se calcula que allí ingresaron unos 5.000 homosexuales, de ellos un millar en los años 70. El último encarcelado salió de este centro en 1976 (estuvo en funcionamiento hasta 1978).

Ya en los años 90, tras la apertura de la prisión Huelva 2, el edificio fue abandonando y sólo quedó en uso un pequeño centro de régimen abierto en el módulo de entrada.

“Para una generación de españoles, este establecimiento penitenciario fue símbolo de castigo y exclusión social hacia quienes decidieron ejercer su libertad y desarrollar una orientación afectiva diferente. Quede esta placa como reparación de la sociedad democrática a una injusticia histórica en recuerdo de los homosexuales y transexuales que fueron encarcelados y como compromiso de que ninguna otra generación tendrá que pasar por nada semejante”.