The news is by your side.

La calidad del empleo andaluz

En Andalucía se registraron 407.600 contratos de trabajo. Vienen a ser 2.265 al día.

¿De qué habla uno mientras toma una cerveza en una terraza a 39 grados? Yo, primero, de la envidia que me producen los que están dentro del superclimatizado local, mientras sudo fuera con el perro. Y, ya, divagando, sobre el cartel que dice “se necesita cocinero”. De ahí a otra cuestión ¿Cuánto dura un empleo en Andalucía?  Total, que me he quedado con la curiosidad y me he puesto a analizarlo.

 

En los seis primeros meses del año, los datos del Ministerio de Trabajo recogen que, en la Comunidad, se registraron 407.600 contratos de trabajo. Vienen a ser 2.265 al día.

 

Unos lo verán como ejemplo de la pujanza de la recuperación laboral y, otros, de su baja calidad. Lo que es claro, ya solo con esas cifras, como observaremos al compararla con datos de la Encuesta de Población activa y de Seguridad Social, es que la característica principal de la recuperación laboral – no solo andaluza, pero aquí más- es un uso cada vez más extendido de los contratos temporales de muy corta duración y de las recontrataciones, o rotación. Es decir, la misma persona contratada varias veces en el mismo puesto ¿de lunes a viernes? O varias personas sucediéndose en el mismo empleo.

Veamos los datos que nos permiten acercan a esa conclusión. Mientras que, como digo, los datos de contratación laboral recogen esos 407.600 contratos, los de ocupación de la Encuesta de Población activa del segundo trimestre dicen que esta aumentó en 64.700 personas. Rebaja la cifra diaria a 360 nuevos empleos.  Buen dato. No obstante, las señales de precaución, o aviso, que los expertos señalan, ya se comprueban estadísticamente. En la primera mitad de 2017 el total de ocupados creció en 129.200 (compárenlo con los 64.700 de este año).  En un año la ocupación ha aumentado en Andalucía en 70.500 personas y en los doce meses anteriores en 117.000. 

 

Y, un dato comparativo más: los afiliados a la Seguridad Social. La afiliación media aumentó en esos seis primeros meses del año en 33.251.  Por tanto, si bien encontramos 2.265 contratos diarios, la afiliación media a la Seguridad Social solo aumenta en 185 al día y, si se quiere, el número de ocupados crecería en 360.

 

La recuperación vuelve a repetir el esquema tradicional. Se hace a través del empleo temporal, ya que más del 95% de esos contratos lo fueron. Al que se une, como novedad de “esta recuperación” la cortísima duración de los contratos. Para que no nos falte de nada, la tasa de temporalidad andaluza, esto es, el porcentaje de asalariados andaluces que tienen un contrato temporal es la más alta de España, el 36,3%. Un reciente estudio de Felgueroso, García-Pérez y Jasen, concluye que el uso de contratos de muy corta duración no es totalmente captado por los indicadores de la EPA. Quieren decir, que la cosa es aún peor.  La temporalidad real es mayor que ese 36,3% que nos sitúa 10 puntos por encima de la media nacional. Lo que es muy entendible si tenemos en cuenta, recuerdo, que el 95% de los contratos de este año, eran temporales.

 

Así pues, cuando me terminé la cerveza -era viernes- uno de los camareros acabará su contrato de trabajo y volverá a trabajar el lunes. Y si no él, otro que se le parezca.

 

¿Que hacen mientras tanto, en esta batidora laboral que es el mercado de trabajo andaluz? Cobrar el paro y acumular días para percibir otro. De esta forma y aunque los contratos temporales tienen una cotización por desempleo algo mayor que los indefinidos, resulta que las empresas que no cesan a los trabajadores y estos, los no cesados, pagan la factura del desempleo de los otros. Contratos temporales de corta duración y recolocaciones que ahorran cotizaciones -ya tenemos una competencia desleal al tener menos costes laborales – y un aumento del gasto en desempleo que pagan los que tienen contratos más largos o son fijos y sus empresas.

El mercado laboral, amigos, no hay por donde cogerlo. Confiemos en que el nuevo Gobierno pueda hacer lo que ha prometido -las promesas son fáciles, las realidades difíciles– y atajar el abuso de los contratos de corta duración. Dice que es su prioridad, y debe serlo.