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Puntadas sobre migrantes, manada, Defensa y Cataluña

La reciente advertencia de Luigi Di Maio, culpando a Macron de convertir a su país en el “enemigo público nº1 de Italia” debería ser un serio toque de atención sobre el riesgo de fractura de la Unión.

La explosión de migrantes procedentes de África y Asia (vía África) hacia Europa ya es una fenomenal amenaza para nosotros. Y no solamente por lo que supone de descontrol poblacional, de carga económica, de creciente islamización y/o de seguridad interna. También por su carácter de disolvente del proyecto de integración europeo que tanto ha costado ir construyendo. La reunión informal y, por tanto, sin toma de decisiones de calado, del Consejo Europeo, desarrollada hoy en Bruselas, solo cuatro días antes de la formal y “reglamentaria” (28-29 de este mes) es prueba de la grave preocupación que el tema suscita entre los líderes europeos. En esa próxima reunión, la política de migración con sus dimensiones interior y exterior, incluyendo la reforma del Sistema Europeo Común de Asilo (SECA), así como la adopción de soluciones comunes a la presión migratoria, serán el alma del orden del día.

 

Sus conclusiones marcarán la relación futura entre estados miembros e incluso la viabilidad de algunos de los actuales gobiernos de coalición como, por ejemplo, el alemán. Son palabras mayores.

 

El problema ya no es de solidaridad con los migrantes, sino de solidaridad entre los miembros de la UE cuando se trasluce que algunos de éstos solo conciben tan hermosa palabra para recibir ayudas de los otros estados vía fondos estructurales, y no a la hora de contribuir al reparto de la carga migratoria. La reciente advertencia del ministro italiano de desarrollo económico y trabajo, Luigi Di Maio, culpando al presidente de Francia, Macron, de convertir a su país en el “enemigo público nº1 de Italia” por la cuestión migratoria, debería ser un serio toque de atención sobre el riesgo de fractura de la Unión. Europa, al fin y al cabo, ha de construirse con europeistas, no con atlantistas.

 

‘La manada’

 

Cambiando el tercio, la puesta en libertad bajo la exigua fianza de 6000 euros por cabeza, aparte de otras cautelas complementarias, de los cinco miembros de la llamada “Manada”, mientras se sustancian los correspondientes recursos ante el Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN), contra la pena de nueve años de prisión por “abuso sexual”, impuesta por la Audiencia Provincial de Navarra, ha originado una nueva ola de protestas callejeras en toda España. Sin entrar en el fondo de la sentencia, lo más insólito es que el tribunal que sentenció y mantuvo a los condenados en prisión preventiva hasta ahora, haya cambiado de criterio. No parece tener mucho sentido que habiendo estado los de la Manada en el talego durante la instrucción, el juicio y tras la condena, haya sido el mismo tribunal quien les haya puesto en libertad a la espera de la sustanciación de los recursos por el TSJN. ¿Qué puede haber sucedido para ese cambio de criterio? Solo se me ocurre que ahora la magistrada que ha cambiado el sentido de su voto piense que el TSJN podría rebajar muchísimo la pena o incluso optara por la absolución. ¿Algún lector piensa qué otra cosa podría ser?

 

Cataluña, Torra da la talla

 

En Tarragona, el 22 de junio pasado, el presidente de la Generalidad, Quim Torra, ha vuelto a desplegar su poca talla, al tratar de escenificar su ruptura con la Jefatura del Estado en la ceremonia de inauguración de los Juegos Mediterráneos. Los antecedentes inmediatos no pueden ser más grotescos. Culpa al Rey por su discurso a la Nación del 3-O, cuando en monarca hizo un discurso a toda la Nación que, tanto por oportunidad como por finalidad y precisión podría calificarse de “evangélico”. Pretendió además una reunión con don Felipe para hablar del problema de España en Cataluña, cuando sabe bien que el Rey no tiene atribución política concreta. Dijo que no asistiría a dicha ceremonia y, cuando vio que eso no funcionaba, sí asistió: allí estaba, en el palco, más derecho que un San Luis, tras recibir una fuerte pitada en la calle. En fin, para qué seguir con el relato de las payasadas de Torra cuyo único objetivo parece ser la propaganda y la permanente movilización de las bases independentistas. Hay que resaltar, sin embargo, la puesta de perfil del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, frente a los ataques al Rey por parte de Torra y el fomento de éste de la división y el odio entre los españoles.

 

Y así, el Rey aparece, más que nunca, como símbolo de la unidad y permanencia del Estado, frente al que han de chocar todos los ataques a la unidad de España.

 

En lo relativo a Defensa, me temo que se confirman mis recelos sobre el futuro de los dineros inicialmente previstos, para la renovación del obsoleto armamento y material de las FAS. Porque, salvo error u omisión, varios de los programas remitidos recientemente por Defensa a Hacienda, para poner en marcha ese “potente ciclo inversor” que voceaba la anterior ministra, Dolores de Cospedal, acaban de ser devueltos a Defensa. Ya no se oye hablar en este ministerio de tal ciclo. Reverdecen así las palabras del JEMAD, general Alejandre, quien, el pasado 16 de abril,  ante la comisión de defensa del Congreso, valoraba el nivel de operatividad de las FAS “por debajo del que piden los aliados y de lo que quizás exige nuestra situación de seguridad (…) Diez años sin invertir dejan a las FAS en situación crítica”. De concretarse más aquella tendencia, nada me extrañaría que don Fernando, casado ahora en segundas nupcias políticas, tuviese un rasgo de sapiencia y entonase el “ahí te quedas” de Gila. Y es que, señora Ministra ―que nadie la engañe―, un país sin FAS bien operativas es un Estado de margarina. La operatividad de las unidades es la razón de ser de todo el tinglado de la Defensa, incluida su propia poltrona, doña Margarita.