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Miguel Hernández, a plena luz

A propósito de la propuesta expositiva que ha ofrecido a España y al mundo Juan José Tellez.

En primer lugar, mi más entusiasta enhorabuena por la propuesta expositiva que de la vida y obra de Miguel Hernández ha ofrecido a España y al mundo Juan José Téllez, director del Centro Andaluz de las Letras.

Sólo un profundo conocedor de la cultura de la izquierda (In memoriam, Julián), tan despreciada desde siempre por las cuanto más incultas más mandonas –y viceversa- derechas españolas de todas los pelajes, podía ofrecernos esta perspectiva tan poco convencional a la que estamos excesivamente acostumbrados.

La exposición es un desarrollo histórico y dialéctico de la corta pero intensa e interesantísima vida de este gran poeta, al que el franquismo no mató – por temor a otra oleada internacional de críticas como la  que sufrió a raíz del asesinato de Federico-, pero al que dejó miserablemente morir como a una rata, de cárcel en cárcel.

Parte fundamental -a pesar de sus pocas oportunidades y la mala suerte que tuvo de principio a fin- de esa “edad de plata” de la literatura y la cultura española, le “tocó” el asesinato como a otras decenas de intelectuales, mientras al resto les “tocó” el exilio en todas direcciones y con toda clase de “suertes”.

Pero lo mejor para mí de toda la exposición es el panel “De la conciencia mágica al compromiso político”, porque es una típica reflexión de la tradición marxista sobre la cultura»

Un pequeño reproche donde veo ese todavía miedo a Miguel: En el cartel que luce en la fachada de la Casa de la Provincia de Sevilla junto a otro del pintor local Joaquín Sáez, el nombre y apellidos de éste  aparece bien grande y visible; en el cartel de Miguel, su nombre y apellido están en letra no tan visible: Lo visible es una imagen de su cara no fácilmente reconocible (con las de fotos que hay conocidas de él), y un “A plena Luz” bastante “deconstruído”, como para sobreponer el “arte” del diseñador a la claridad  del mensaje, técnica muy empleada desde Andy Warhol y sus latas de conservas para exaltar o ridiculizar lo que le interese al dueño, al que paga, vamos.

Pero lo mejor para mí de toda la exposición es el panel “De la conciencia mágica al compromiso político”, porque es una típica reflexión de la tradición marxista sobre la cultura, que Miguel vivió paradigmáticamente en una docena de años, y que la “ingenua” cultura de derechas nunca reconocerá.

Hasta el año 34, Miguel tiene lo que se llama CONCIENCIA MÁGICA: Idealista, individualista, reaccionaria, metafísica, resignada, sin visión de la realidad sociopolítica, en la que la persona es culpable de los males socioeconómicos.

En las obras de los años 34-35 se desarrolla en él la CONCIENCIA INGENUA PROLETARIA: Se solidariza con las personas oprimidas, señala la explotación de las clases desposeídas… pero no ataca el sistema; y el paternalismo le lleva a defender que tiene que cambiar el actuar de los amos, pero la clase trabajadora deben respetar el orden establecido.

Finalmente, desde el 35 hasta su muerte se entrega al total COMPROMISO POLÍTICO: No sólo denuncia el sistema capitalista, sino que es prácticamente el único poeta que entra en contienda con todas sus consecuencias, compromiso al que no llegó ningún otro de sus compañeros de letras…y con una conciencia que ya hubiera querido para sí el otro Miguel, también inmortal soldado.