The news is by your side.

Rebelión civil en Cataluña

Son escenas que no dan lugar a engaño por lo explícito de su contenido.

 

Todos lo hemos visto. La cara más violenta del independentismo. La de aquellos que llevan empujando a los aún dubitativos por el camino de la ruptura con todas las consecuencias y sea cual sea la forma. No es casualidad que Frederic Bentanachs -‘Fredie’ para los amigos- fundador del grupo terrorista Terra Lliure, que dio origen a la CUP, salga a la luz ahora para unirse a la policía política de los Comités de Defensa de la República en su lucha. Entrenado por ETA, nada menos.

 

Es sólo un ejemplo. Como sus fotos con Torra, Anna Gabriel, Otegui o Guardiola. Lo cierto es que la labor de presión, hostigamiento y violencia contra el discrepante que lleva teniendo lugar años y años al amparo de las autoridades, tanto catalanas como del Gobierno Central, permitidas por una mezcla entre cálculo político y cobardía institucional, estalló finamente con toda su virulencia.

 

Una manifestación como cualquiera de las que ellos pueden hacer y efectivamente hacen, tuvo importancia no ya sólo por lo que se reivindicaba sino porque fue el escenario de una batalla campal propiciada por quienes se han acostumbrado a tener el monopolio de la legitimidad en Cataluña y no pueden tolerar que otros puedan tener una visibilidad similar.

 

Son escenas que no dan lugar a engaño por lo explícito de su contenido. No podrán decir ahora que fueron “provocadores” quienes hicieron que la cosa se saliera de madre, porque fueron los radicales independentistas quienes se lanzaron al combate contra los Mossos. Un combate que se ha producido precisamente por los intentos de los integrantes de la contra-manifestación independentista de alcanzar a los integrantes de la manifestación impulsada por el colectivo de policía Jusapol, en busca de una equiparación salarial con la fuerza catalana y la Ertzaintza vasca por un lado, y de un homenaje a los policías y guardias civiles que actuaron en el lugar cuando la Generalitaty sus compañeros de viaje decidieron saltarse las leyes y el Estado de Derecho, y forzar un Golpe de Estado sometiendo al Parlamento Calán a sus dictados y manipulando las bases mismas de la Democracia con un referéndum falso, falseado y sin las mínimas garantías legales de ejercicio del derecho al sufragio. No nos olvidemos.

 

Pintura, huevos y diversos objetos contundentes han volado junto con los puñetazos y agresiones de toda clase tanto hacia los manifestantes unionistas como hacia lo Mossos mismos.

 

Al final, la batalla fue entre estos y los independentistas. Tal ha sido el impacto que Torra a duras penas ha podido esquivar al golpe, y ahora tiene que pacificar su feudo para que su muleta política no se plantee acabar con él como acabaron con Mas si no se satisfacen sus exigencias de violencia explícita para conducir el ‘Procés’. Impulso que a su vez se traducirá, con toda seguridad, en puntos sobre la íes a Sánchez y cía, para que aceleren la puesta en marcha de lo negociado –y no dado a conocer al pueblo español- entre las bambalinas de la Moción de Censura que ha llevado al Poder al Gobierno más catastrófico de la Historia de la Democracia en España.

 

Los catalanes no independentistas pueden seguir sacudiéndose la estupefacción y asegurarse de que radicales nacionalistas -pero españolistas en este caso- no vuelvan a aparecer por manifestaciones justas y pacíficas para que la prensa controlada del TV3 y medios afines no desvirtúen su contenido para justificar la violencia que amparan y de la que ellos son cómplices. Pero, por encima de todo, tienen que seguir manifestándose, saliendo a la calle a dar la cara. Porque el Gobierno del PSOE, pusilánime y rehén de los que odian a España y a su democracia, no va a mover un solo dedo para ayudarles. No están solos. Pero hasta que los vientos políticos cambien, tendrán que aguantar.

 

Esta es la realidad y hay que asumirla con rapidez. No hay que desfallecer. Lo que toda España y el mundo ha visto en estas jornadas quedará grabado en las mentes miles: que el independentismo catalán es violento, que cada vez será más violento y que no tienen legitimidad para hablar de paz y de diálogo cuando son sus puños y sus insultos los que tienen la primera y la última palabra.

 

 

Malas noticias para un Gobierno acorralado. Tan torpe y desesperado que muestra una vez más su ADN autoritario al plantear recortar la Libertad de Prensa para que no expongan a la luz pública su vergüenzas, que son muchas. Existe una Rebelión Civil en toda regla en Cataluña, que no va a remitir ni acercando los presos ni con referéndums sacados de la manga a lo Québec. Si nuestros gobernantes no espabilan y se sacuden esta política suicida y criminal de poner la otra mejilla, el problema alcanzará niveles que realmente pondrán en peligro de existencia del Estado Español como tal. Porque todos sabemos, lo aceptemos o no, que los independentistas tienen clara cuál es su causa y juegan duro para defenderla, cueste lo que cueste, hasta el fin. Si no hacemos algo para remediarlo, estaremos diciendo a todos los españoles y a todos los europeos que la violencia, las coacciones y las ilegalidades sí que sirven para conseguir las cosas. No hace falta recordar qué pasa cuando las dos partes se convencen de ello.