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Todo está en las Sagradas Escrituras

Ahora somos “el pueblo elegido” y hemos de seguir al líder en la dura travesía del desierto que nos espera.

 

Expresar libremente tu opinión y discrepar del que manda nunca ha sido una buena opción. Aunque, probablemente, este haya sido el motor de la civilización las consecuencias para sus promotores han sido variopintas y no pocos han entregado sus escasos haberes terrenales en pos de su alocada decisión. Las historias, escritas siempre por los que mandan, nos dan cumplida cuenta del destino, no siempre halagüeño, que obtuvieron algunos de estos díscolos. 

 

En el antiguo testamento, que no deja de ser la historia de un pequeño pueblo elegido por dios aparecen varios personajes, cuanto menos, controvertidos. Entre ellos el patriarca Abraham. Nuestro personaje tuvo sus más y sus menos con su progenitor y éste le marcó la puerta de salida. Embravecido por la afrenta paterna arrampló con cuanto pudo y puso pies en polvorosa. Ni que decir tiene que emprender una excursión por los campos babilonios acompañado por un puñado de asnos, cabras y ovejas, algún que otro camello, varias señoras en edad de procrear, sus vástagos, los cuñaos, allegaos y toda su parentela hasta el tercer grado, no sería tarea fácil. Haciendo de la necesidad virtud, nuestro personaje se puso en camino en dirección sur suroeste y, sin necesidad de GPS se adentró en las fértiles tierras del valle del río Jordán. El problema consistía básicamente en que allí ya había mas gente que no estaba dispuesta a mudarse así por las buenas. Para esas, el escuálido séquito original del patriarca se había convertido, por mor del instinto sexual, en un nutrido grupo de revoltosos adolescentes ávidos de pelea y, como no, de hacer nuevas amistades con las mozas del lugar.

 

Pero lo verdaderamente sorprendente es comprobar cómo nuestro personaje se las arregló para mantener cohesionado al grupo y conseguir que lo siguiesen dócilmente en su viaje por tierras hostiles en un periplo de muchos, muchos años y sin medios de producción propios. Las asnas, que no los asnos, cabras y ovejas dan lo suyo, pero me da que el saqueo y la rapiña en algo debieron ayudar. No obstante, la gracia radica en convencer a los que te siguen de que sabes lo que haces. Para ello no dudas en afirmar que, además de estar bien asesorado atiendes los sabios consejos del comité de expertos. Abraham, como todo patriarca que se precie, debió contar con su propio comité de expertos, o lo que viene siendo una reunión de yernos, nueras y cuñaos. Estos miembros/as no eran anónimos/as y para protegerlos/as de la plebe en caso de que las decisiones tomadas no fuesen del todo satisfactorias para el devenir de la vida cotidiana estaba la figura del patriarca, osease, el “líder”. 

 

Como quiera que algunas de las estrategias diseñadas por el “comité de expertos” no fueron plenamente integradoras de las diferentes corrientes de opinión existentes en la incipiente “ciudadanía” algo decepcionada después de tantos años dando tumbos de un lado para otro, véase el caso del sobrinisimo Lot que optó por romper la cogobernanza y hacerse  un “indepe”, el señor Abraham se vio en la necesidad de recurrir al “todopoderoso”. Pero no a un todopoderoso cualquiera, pues era evidente que había muchos “todo poderosos” que estaban en el bando de los cananeos. Abraham se entrevistó con Yahvé y éste le dijo: “A tu descendencia he dado esta tierra desde Egipto hasta el gran río, el  Eufrátes”. A buen entendedor con un millón de palabras basta.

 

Sin embargo el destino del díscolo Lot y su prole se vio seriamente afectado por mor del cabreo de Yahvé ante tanto despiporre, y se vio sorprendido por un divorcio exprés, mientras Yahvé borraba del mapa  las guarrindongas  ciudades de Sodoma y Gomorra.

Por el contrario, los que siguieron al líder procrearon y se multiplicaron.

 

Es posible  que el pacto de investidura por el que Yahvé nombraba presidente ejecutivo de tan basto territorio a nuestro  patriarca   incluyese algún tipo de cláusula que garantizase la adhesión de los elegidos y excluyese a los no convencidos, por lo que hubieron de implementar mecanismos de auto regulación basados, entre otros, en la poda indiscriminada del exceso de colgajos, lo que a la postre supuso un signo de identidad. Solo los circuncisos son verdaderos seguidores de Yahvé.

 

El Sr. Sánchez, hijo resentido de la rama bastarda del socialismo creada por el infame Zapatero, en un alarde de chulería y prepotencia entró en guerra abierta con sus mentores y valedores. Estos le indicaron la puerta de salida y le hicieron el paseíllo cuando abandonaba el Congreso y la Secretaria General del Partido. Cabizbajo y cariacontecido fue en busca de su “todopoderoso” acompañado por un escuálido grupo de seguidores, algunos de los cuales venían huyendo de las racias depuradoras de las que habían sido víctimas en sus autonomías de origen. Tras unos meses vagando por el desierto y siguiendo las indicaciones del Todopoderoso volvió a presentarse a la reelección como Secretario General. Para sorpresa de todos, al igual que Abraham fue padre a los noventa años (eso es tener fe) nuestro Presi, fue reelegido Secretario Gral del PSOE. Con dos cojones. A partir de aquí y como las asnas, que no los asnos, las ovejas y las cabras no dan para mucho, el saqueo y la rapiña entraron en juego. El todopoderoso fue guiando los pasos del furioso y embravecido, otrora apaleado y vilipendiado, Sr. Sánchez. El objetivo estaba meridianamente claro: El poder y la Moncloa a cualquier precio. 

 

Puñaladas traperas, bajonazos, mentiras, traiciones, ausencia total de ética y moral, esas fueron las recetas mágicas que el divino Iván ( el Todopoderoso) proporcionó al revoltoso adolescente Sánchez.  Aun así, las escasas fuerzas con las que contaba el impetuoso galán de telenovela le hicieron asociarse con toda clase de disidentes; desde los antisistema comunistas hasta los facinerosos independentistas y, llegado el momento, hasta con la banda terrorista en su versión cortesana. 

 

Ahora somos “el pueblo elegido” y hemos de seguir al líder en la dura travesía del desierto que nos espera. Este líder y su comité de expertos/as (amigas/os queridas/os, o queridos/as amigos/as, cuñaos, colegas de la chupipandi, etc)  y su socio preferente, el obtuso hijo de un mindundi  militante del FRAP (grupo terrorista) vienen comandando la nutrida ciudadanía en comandita a golpe de reales decretos bajo la amenaza del castigo divino y amparados por el Estado de Alarma (el miedo lo puede todo) . Desconocemos los términos reales del acuerdo de investidura pero una vez que todo esto acabe, porque aunque les pese a estos socios, acabará, el obtuso, ante la evidencia del rescate europeo y la absoluta necesidad de “recortes” intentará arramplar con lo que pueda y pondrá tierra de por medio abandonando al que lo izó a lo más alto de las instituciones. Quién a hierro mata a hierro muere. Esperemos que, llegado el momento, el Todopoderoso no monte en cólera y lo someta a un divorcio express de la jo- tia y veamos  el chalesito de galapagar en el milanuncios.