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Un libro abierto entre las manos, vasto horizonte de pensamiento y libertad

Con un lenguaje sencillo, cercano y un discurso pleno de clarividencia

LA CORTEZA DE LOS ÁRBOLES

Al abrir un libro y desplegar sus páginas, el ritual comienza una vez más. La etimología de la palabra libro proviene del latín liber. Esta palabra significaba originariamente parte interior de la corteza de los árboles. Hermosa rendición de cuentas del léxico para uno de los primeros soportes de la escritura. Cuando leemos nos aventuramos en la memoria del ser humano hasta encontrarnos con nosotros mismos. Lo señalaba el escritor mexicano José Emilio Pacheco, “No leemos a los otros, nos leemos en ellos”. Pero lo realmente milagroso es que este hábito lector permanezca intacto. A saber, los avances tecnológicos que han propiciado la transformación del medio social y económico en las diversas etapas históricas, se alimentaron del conocimiento reposado e inscrito en valiosos libros. La lectura es una de las aventuras más fascinantes a las que nos enfrentamos. En el caso del alfabeto español –compuesto de 27 palabras y 5 dígrafos- la conversión del código que representa esta enigmática combinatoria nos abre la puerta a un mundo donde el pensamiento y la libertad tienen un precio único: el esfuerzo lector.

El texto se desenvuelve en consonancia con los principios que postula y de los que hace cómplice al lector, en una especie de conspiración silenciosa que plantea, entre otros objetivos, la libertad de pensamiento frente a la alienación.

 

UN LIBRO ABIERTO ENTRE LAS MANOS.

Sugerente y atractivo título literario que es complementado por un subtítulo no menos interesante, En favor de la buena lectura y el gozo. Con este gesto e ideario su autor se posiciona como defensor de la lectura desde un punto de vista crítico y reflexivo, contextualizando su valor intrínseco en el presente, redefiniendo elementos retrospectivos de su evolución y ahondando en otros futuros que la amenazan y a los que no duda en señalar, mediante un juicio ponderado no exento de profundo compromiso y valentía. Con estas premisas el texto se desenvuelve en consonancia con los principios que postula y de los que hace cómplice al lector, en una especie de conspiración silenciosa que plantea, entre otros objetivos, la libertad de pensamiento frente a la alienación. El neurocientífico luso Alexandre Castro-Caldas y su equipo de la Universidad Católica Portuguesa, demostraron que hay más materia gris en la mente de una persona lectora y más neuronas en los cerebros que leen. Y es más, comparando los cerebros de personas analfabetas con los de lectores, se comprobó que los analfabetos oyen peor. En el desarrollo de los aspectos que trata este breve ensayo, se hallan de forma significativa los de priorizar y categorizar elección de los títulos, que es fundamento y sostén de la buena lectura. Coincidente con la reflexión que sobre la lectura postula Ángel Gabilondo, catedrático de Filosofía en la Universidad Autónoma de Madrid, “crea, recrea y transforma. Una buena selección de libros es como una buena selección de alimentos: nutre”.

Empatiza con el lector en un diálogo meditado y sereno que le encamina a ese reto y disfrute que supone adentrarse en la buena obra literaria y que es asertiva con el refrán popular, “el que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”. 

FRANCISCO VÉLEZ NIETO

Con un lenguaje sencillo y cercano, un discurso pleno de clarividencia, señas de identidad en su jalonada trayectoria como escritor y, sobre todo, por su distinción lectora, exigente y cuidada en la elección, nos presenta una pequeña joya. Empatiza con el lector en un diálogo meditado y sereno que le encamina a ese reto y disfrute que supone adentrarse en la buena obra literaria y que es asertiva con el refrán popular, “el que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”. La hermosa edición se complementa con las imágenes de actores y actrices de la época dorada de la cinematografía. El libro aparece entre sus manos como elemento común y simbólico, anudando el poderoso lazo entre la encarnación de historias y la celebración de la lectura. Los pasajes por los que discurre la meditación del autor de Crónicas literarias, tienen como pórtico sentencias de autores universales que profundizan en la trascendencia de la lectura. En la tradición más europea y, por consiguiente, veladora de derechos fundamentales, esta obra incide en la vocación grecolatina, que vinculaba la lectura a las actividades diarias. Así, los romanos afirmaban que nulla dies sine linea (ni un día sin [leer] una línea). Líneas que nos separan de la manipulación y el conformismo, si somos capaces de aceptar el desafío de leer. Es decir, de encender la conciencia, el entendimiento y la sensibilidad ante el incierto y embrutecido mundo que nos rodea.