The news is by your side.

Adiós octubre, adiós

Lo más letal es la abulia con la que el respetable ya acoge la reiterada censura del Alto Tribunal al Ejecutivo.

 

Octubre se despide este año con una semana marcada por dos temas relevantes. Por un lado, la sentencia del Tribunal Constitucional (TC), del pasado miércoles, cateando por tercera vez al Gobierno, al declarar también inconstitucional el segundo estado de alarma, de seis meses de duración. Lo más grave del revolcón no es solo que resulte casi jurisprudencial el atropello sistemático de la legalidad por parte del Gobierno. No, lo más letal es la abulia con la que el respetable ya acoge la reiterada censura del Alto Tribunal al Ejecutivo, así como que tampoco ello provoque que la gente salga a la calle exigiendo la dimisión del Gobierno.

   

No obstante, conviene recordar que las iniciativas gubernamentales, que ahora están siendo  invalidadas por el TC, fueron promulgadas por RD-ley y, consecuentemente, validadas por el congreso de los diputados. ¿Se podría decir, por tanto, que los correctivos del TC al Gobierno significan, asimismo, una censura al parlamento? Porque si la respuesta fuese afirmativa, ésta sería razón añadida para disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones. Si fuera negativa, sería tanto como afirmar que el parlamento estaría fuera del alcance de la Constitución. Absurdo. Entonces ¿qué? Pues eso, otro galimatías de fondo en nuestro enfermizo escenario político.  

 

Y, por el otro lado, el pasado viernes, se cerró el plazo de presentación de enmiendas a la totalidad al proyecto de PGE-2022, sin que ni PNV, ni ERC ni Bildu se mojaran, a pesar de sus “amenazas” de presentarlas: mero postureo para obtener réditos económicos y políticos del Gobierno a costa de los demás. En todo caso, superado ese escollo, la historieta no acaba ahí. Faltan muchos trámites de discusión y aprobación o rechazo de enmiendas parciales, así como la votación final a los PGE-2022 que, probablemente, tendrá lugar el próximo diciembre. En los dos meses venideros, por tanto, los independentistas seguirán desnudándonos.   

 

Sánchez, tras la aprobación de los PGE-2022, se verá con las manos libres hasta el horizonte de finales de 2023, confiando en que las inicuas pretensiones de su socio preferente, UP, no tendrán mayor recorrido, al ser contrarias a las directrices de Bruselas. En 2022, por tanto, seguirá dando hilo a la cometa, con más interés por la fábula que por la realidad, mientras los sindicatos continuarán con su afonía, pringándose en ese modelo de funcionamiento apesebrado y demodé que tan campantemente lucen.  Y así, hasta que aparezca el momento más propicio para adelantar las elecciones. 

 

Pero ¡que no se mueva nadie! Sobre tan crítico escenario, se han producido, también esta semana, las “esclarecedoras” palabras de Felipe VI en la entrega del Premio de periodismo Francisco Cerecedo, de la Asociación de Periodistas Europeos: “Las circunstancias actuales ―con transformaciones muy rápidas, profundas y en buena medida de alcance global―  favorecen la aparición de algunas corrientes y teorías que tratan de explicar de manera sencilla fenómenos de gran complejidad”. ¡Ay, queridos feligreses! vivimos en un mundo donde se pone en cuestión hasta el cuento de Blancanieves, porque el beso del príncipe a la doncella no fue consentido. Qué cosas, Señor…