La agenda de 2019
Hay que tratar de comprender al otro. De entender sus subjetividades y poder encontrar una alternativa, un concepto marco que sustituya el de objetividad dura.
Cerramos 2018 y con él Sinvergüenzas. Abrimos la agenda de 2019. Despedimos un año tratando de comprender al otro. Ese puede ser el resumen de todo lo convulso vivido en este año. Marcados por agendas y por discursos. Por la confusión que normalmente se genera entre la palabra comunicación y periodismo. De igual forma que se confunde contenido con noticias.
Mi colega argentino, Jorge Fontevecchia acaba de editar un magnífico libro, “Periodismo y verdad”. Una lectura que recomiendo a los compañeros de profesión y a todo aquel que quiera conocer el papel de los medios de comunicación. Nos hace reflexionar. Nos desvela claves para trabajar por la evolución de la profesión. Y por el papel del periodismo ante la opinión pública.
En pleno siglo XXI, el problema que genera la democracia (que es mucho más profundo que el tema de una profesión) es que se utilicen los mismos algoritmos para medir la satisfacción del consumidor en diversos temas. Genera una grieta que retroalimenta el sesgo. Si recibes solamente informaciones de tu sesgo informativo, cultural, etc. lo que tiendes, es a reconfirmar tus prejuicios y cada vez a ahondar más en ese sesgo.
Hace unos años, se generó un intenso debate en el Congreso de EEUU en el que se debatió sobre las noticias y el contenido. “The news is not content”. “Las noticias no son contenido”.
Cuando usamos las redes sociales, los medios digitales, en su gran mayoría pensados por ingenieros, para los cuales la gran mayoría de información son bits, da lo mismo que busques una canción, una película, una editorial, una poesía, un libro, todo son bits. Nos miden en bits.
Una gran cantidad de energía de información que es transmitida y siguiendo estas lógicas, totalmente comprensibles para productos de ficción. Cuando nos suscribimos a cualquier plataforma (Netflix, HBO, Spotify, etc) nos recomiendan lo que nos gusta. Y hasta ahí es un buen servicio. Que nos recomienden lo que nos agrada en función de los mismos algoritmos si luego vamos a consumir noticias, no es en absoluto igual, nos van a recomendar noticias que nos interesan.
Aquí es donde empieza la confusión entre noticias y contenido. Las noticias son un tipo de contenido que casualmente tienen un lenguaje verista, que no pueden ser tratadas por los algoritmos de la misma manera que la ficción. Solo veremos, leeremos y escucharemos aquellas noticias que entren en nuestra ideología, en nuestras preferencias. Y nos moveremos solo en terrenos que nos hablarán en el lenguaje de los que piensan igual que nosotros.
Si no hay forma de conectar entre nosotros vamos a estar agrietados. ¿Cómo cerramos esta grieta? El libro de Fontevecchia ayuda a entenderlo. Son reflexiones, entrevistas y ensayos que hemos reflexionado durante todo el año.
No existen hechos, existen interpretaciones
Los diarios, la televisión, la radio, incluso las novelas marcan la agenda. Así lo expone. Según el tema que toca en el contexto de cada año. “Los periodistas no tenemos el monopolio de la construcción de sentido. Un cantante, un poeta, un escritor de ficción construye el sentido. Llegamos a la verdad a través de la objetividad, la subjetividad y el periodismo”.
No hay verdad. Hay verdadero. El problema aparece cuando se sustituye lo local de lo verdadero por lo universal de la verdad.
Las palabras objetividad y subjetividad provienen de sujeto. Este concepto aparece hace 400 años: “Pienso, luego existo”. La idea de la construcción del sujeto que hace Descartes, supone que hay un sujeto y hay un objeto que es el mundo. La objetividad es la interpretación cabal y perfecta de la representación del objeto en el sujeto. La filosofía moderna pone en duda totalmente esta dualidad y lo que se dice es que, en realidad no se es fuera del mundo, se es en el mundo. No se va al mundo, el mundo está en nosotros. El mundo no es físico es una representación en nuestra mente.
Lo que es verdadero depende de la época en que vivimos.
“Podrías tener razón siendo pagano en Japón, Mahometano en Turquía y Papista en España. El criterio de verdadero demuestra que en realidad nuestras opiniones no son solo nuestras opiniones, sino que son un reflejo de las opiniones en la comunidad que compartimos” profundiza el ensayo.
Distintas personas que pertenecen a distintas comunidades, las comunidades pueden ser épocas, geografías, grupos de pertenencia: clase social, sexo, nivel socioeconómico, etc. Pueden ser verdaderos y no estar mintiendo. El problema nace cuando impostamos el adjetivo verdadero al sustantivo verdad. Entonces si hay una sola verdad. El otro me está mintiendo. Mientras si aceptamos que hay distintas interpretaciones verdaderas sobre los hechos, que son la materia, sin la arquitectura no son nada. Porque siempre a los hechos verdaderos se le pueden encontrar sujetos sustitutivos de la acción.
Podríamos estar hablando de la crisis económica y dando datos absolutamente ciertos de la crisis, alguien podría decir que el resultado de la crisis es heredado del gobierno anterior y otro decir que responde a los problemas de una sociedad que ha vivido por encima de sus posibilidades. Los hechos son verdaderos pero el contexto arquitectónico, al que se le da sentido a esos hechos hace que eso se modifique.
Otro ejemplo de verdadero y verdad. Podemos tener una agenda en la que todo el tiempo estemos hablando de corrupción y no de la crisis económica y viceversa. Tener una agenda que solo ponga el foco en la crisis económica y no registre absolutamente nada de los casos de corrupción (y aquí puedes colocar cualquier noticia de las tratadas durante miles de horas en este año). Sin mentir no estamos diciendo la verdad.
Hay que tratar de comprender al otro. De entender sus subjetividades y poder encontrar una alternativa, un concepto marco que sustituya el de objetividad dura. Por otro, de subjetividad, de honestidad, de equilibrio, de equidistancia que son valores que distinguen al periodismo de la propaganda.
Una cosa son noticias y otra contenido. La noticia es parte del contenido pero hay otros contenidos como el entretenimiento que no son noticias. Lo mismo pasa con el periodismo. La propaganda también se enseña en la carrera de comunicación.
Crear una alternativa sustituta al criterio de verdad absoluta y de objetividad absoluta. Es decir, que haya un relativismo respecto de lo que consideramos verdadero no quiere decir que dentro de determinadas comunidades, en determinada época, no nos pongamos de acuerdo en lo que es verdadero. Obviamente hay una parte de los hechos que son indiscutibles.
Por ejemplo, las cualidades primarias de un hecho. Se miden, respecto de lo que pasan en extensión, velocidad, volumen. Después, las características secundarias: olor, sabor, gusto… obviamente lo que es aceptable dentro del periodismo, puede ser que tenga interpretaciones alternativas pero no hechos alternativos.
Como en tantas otras cosas, el gobierno toma buenas acciones para malos fines. Ha sucedido en Argentina y también en España. Encontramos muchas similitudes en el actual estado de los medios de comunicación en ambos países. En América y en la vieja Europa.
Si escogemos cualquier discusión, por ejemplo, las industrias culturales, la discusión del mayo francés, la escuela de Fráncfort, la deconstrucción o cualquier corriente de pensamiento hermenéutica, las entendemos todas como totalmente respetables pero si las convertimos en algo vulgar, negando su existencia, negando la verdad de los hechos, entenderemos que hay verdades alternativas con hechos alternativos. De hecho es algo que citan Trump y Putin, ellos no hablan de interpretaciones sobre los hechos sino de hechos alternativos. Y directamente mienten.
Discusiones con respecto del sistema de visión de poderes. El periodismo es hijo de la Revolución Francesa. Gutenberg en su contemporaneidad extendida es parte de la Revolución Francesa. Hasta Gutenberg se hacían 15.000 libros por año a partir de Gutenberg se hicieron 100 millones. Imagina el salto cualitativo que significa la pre-Revolución Francesa del sistema democrático representativo. No del griego. El griego era una democracia no representativa donde todo el mundo votaba, decidía de manera plebiscitaria.
La democracia que surge tras la Revolución Francesa, la Constitución americana de 1776, la Constitución Española de 1978, plantean la división de poderes y coloca al periodismo como un cuarto poder: el perro guardián, o distintas metáforas. Coloca al periodismo como auxiliar de uno de los poderes que es la justicia. Lo que sucedió con el sistema democrático representativo y constitucionalista es que hasta mediados de los 90 produjo bienestar en el mundo mientras que con la caída del muro de Berlín lo que se viene produciendo en los últimos 25 años, en los países desarrollados, es que la clase media por primera vez, vive peor que sus padres.
La discusión de hoy en los países desarrollados es que parece que la democracia representativa con división de poderes no está siendo tan efectiva para mejorarnos la vida. Entonces una parte importante de la población que no está logrando conseguir las mejoras que consiguieron nuestros padres sobre nuestros abuelos discuten el sistema. Al discutir el sistema discuten el periodismo. El sistema incluye al periodismo. Es una parte fundamental y observas, cuando vas a los sistemas totalitarios que no hay periodismo.
Durante las dictaduras no se puede hacer periodismo. Periodismo de investigación, periodismo independiente. Confidencial Andaluz es un medio digital joven lo que nos permite empezar de cero sin la influencia de la autocensura paradigmática que te genera vivir 20 o 40 años con dictadura.
Hay un proceso en la historia que explica muy bien la objetividad y la subjetividad. Lo encontramos en La Estructura de las Revoluciones Científicas de Thomas Samuel Kuhn. Kuhn citaba que, a partir de Copernico, queda obsoleta la astronomía de Ptolomeo. Desbanca a la Tierra como centro del universo en 1543. Fue necesario esperar para que se aplicara completamente su teoría. Copérnico contó con muy pocos seguidores. Fue objeto de numerosas críticas, en especial de la Iglesia, por negar que la Tierra fuera el centro del Universo. La mayoría de los astrónomos y filósofos de la época se negaron a creer en sus investigaciones hasta la mitad del siglo XVII. Sin embargo, contaría luego con notables defensores, como Galileo Galilei. De hecho, hoy se señala a Copérnico como iniciador de la tesis heliocéntrica, a Galileo como su mejor propagandista y a Isaac Newton como uno de sus culminadores.
Las personas que han estudiado bajo un paradigma se resisten naturalmente al cambio. Hubo una coexistencia de 40-50 años en la que lo científicamente aprobado era Copernico, pero todavía una cantidad importante de personas seguían mirando al mundo con la astronomía y la cosmovisión de Ptolomeo.
¿Porque solo se busca la objetividad en el periodismo y no exige en otras carreras?
Si caemos en un relativismo absoluto, que es lo que se plantea malintencionadamente en algunos gobiernos, nuestra profesión carece de valor. Es natural que defendamos ese valor a rajatabla.
En Periodismo y verdad, se pretende aunar a la academia. Lo que en ciencias sociales se hacía hace 40 años. Ya se considera que no existe el criterio de verdad absoluta, lo que no quiere decir que no sea importante la búsqueda de la verdad.
“¿Qué hace la ciencia entonces? La ciencia parte de la hipótesis de que esto es verdadero y siempre es corregido en la próxima generación. Lo verdadero para la ciencia siempre está en condición de los instrumentos técnicos para medirlo. Aparece el telescopio, el microscopio, aparece la tomografía computada, y lo que entendemos que creíamos que aproximadamente era absoluto en realidad es relativo. La ciencia es ciencia porque es la única que se autocorrige. Es maravillosa”. Coincidimos con Fontevecchia.
Buscar lo verdadero como un faro no como un lugar al que vas a llegar.
Es esencial y le da calidad al periodismo. Y es muy buena hacer esta defensa. Lo que no debemos permitir es la defensa de la objetividad absoluta. Hay aspectos en cuanto a la objetividad en los que se puede, aún con hechos verdaderos, mentir. Porque faltas a otros principios del buen periodismo o de la ciencia que es “darle a la contraparte la posibilidad de explicarse, tomar distancia de nuestros propios afectos, ser críticos desde nuestra propia ideología, comprender que no existe una mirada desde ningún lugar”.
Todos miramos desde una clase social, desde una época en la que nacimos, desde la educación que recibimos y todos tenemos un sesgo paradigmático.
Un buen periodista hace un esfuerzo para superar eso.
La defensa y la contradicción que notamos es a lo que este libro aspira. No pretende resolverlo ni mucho menos, pero hay que producir un acercamiento entre lo que se enseña en ciencias sociales, en filosofía, en sociología y lo que se enseña en periodismo, que evidentemente ha quedado prisionero de un concepto de objetividad anacrónico.
El rol del periodismo en España
No hay hechos excepcionales. El nivel de analfabetismo marca la agenda de la Tv en muchas comunidades. En Andalucía la programación en horario de prime time, es tan horizontal que viene construida de telenovelas y programas de entretenimiento al que colocan un Telediario en medio. Comienzan desde las 4 de la tarde ofreciendo contenidos de catetismo ilustrado. Esto viene siendo así desde hace años, décadas…. novelas y programas que tienen más interés en la audiencia haciendo una ficción muy cara.
La dirección política ha construido el sentido de nuestros intereses marcando la agenda de los temas a tratar. Hasta en las novelas lo encontramos. Incluyen mensajes que ofrecen temas como la corrupción, no importa que sea una novela de época de 1.400, o de los ´80 o ´90, será entonces metafórica la corrupción, y tiene que tratar de ecología, de agricultura, del aborto, así de sencillo… te lo colocan en el subconsciente. Lo mismo sucede con los programas y las noticias de los Informativos.
Nos han dirigido, aleccionado, manipulado a través de los medios de comunicación para aleccionar el voto. Un voto que acaba de dar un giro de 360º ante la sorpresa de la que gobierna.
Para entenderlo mejor debemos adentrarnos en la lectura de La espiral del silencio de la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann, Opinión pública: nuestra piel social.
Descifraremos cómo es posible que las mismas personas que votaran a Ciudadanos o PP hayan votado a Vox. O un porcentaje de personas que votaron a PP votaron a Vox. Lo mismo sucedió en las anteriores, un importante número de personas que votaron a PSOE votaron a Chaves, a Griñan y a Susana ¿cómo se explica que bajaron los votos? ¿La líder no lidera?
Análisis que desemboca en plantearnos cuestiones que antes entendíamos como normales y han dejado de serlo. Cómo se explica por ejemplo, que ves una película de hace 30 años donde la gente fumaba en los aviones y hoy ¿a nadie se le ocurriría encender un cigarrillo en un avión? Sería una persona que ha perdido totalmente la razón.
Vivimos en constelaciones cambiantes de valores.
Neumann quería estudiar porque se producían mareas que de repente eran aceptables cierto tipo de posiciones y luego se volvían inaceptables. A través de focos de grupos con activistas se detectaba que las personas eran muy influenciables respecto de la opinión de un líder.
“La explicación que tenían era que, tras satisfechas las necesidades básicas, corporales, físicas, la primera necesidad humana era de aceptación. Los seres humanos necesitamos ser aceptados por los otros. Si vemos que nuestra opinión está en desacuerdo con la opinión de la mayoría tendemos a autocensurarnos. La sensación de que necesitas pertenecer. Adecuar tu pensamiento al que crees que es el de la mayoría” desglosa Fontevecchia.
Esto explica también cómo todas las encuestas en la última semana hacen que el ganador crezca enormemente, porque la gente vuelca su voto en función de quién cree que representa el carácter del momento. El estudio explica la ciclotimia social, como sucede en la moda.
Los mayores no entienden la moda de los jóvenes. Tiene un lenguaje que los diferencia de la generación anterior. Necesariamente tendemos a producir ese cambio. Un lenguaje, la gente se adquiere a la moda porque quiere ser aceptada. Esto que sucede con la moda de manera evidente con lo estético, pasa con las ideas.
Las sociedades cambian, la historia se parece mucho al periodismo. La subjetividad también ha sido primero criticada en la historia de la filosofía, antes de los periodistas tuvieron el problema los historiadores. Los problemas, como decía Walter Benjamin, es que nunca podemos volver a ver el pasado, nunca.
“Es como un relámpago de un instante. Siempre que vayamos al pasado lo veremos con ojos del presente. Por eso la historia es anacrónica, porque en realidad se significa en el futuro”.
Si Hitler hubiese ganado la II Guerra Mundial hoy no se enseñaría la Revolución Francesa porque no tendría ninguna importancia, porque habría perdido el sistema democrático representativo constitucional. Lo que hace un hecho importante es el futuro. El significado se coloca a posteriori. ¿Porqué nos ponemos de acuerdo en determinadas cosas que puede ser una idea política, una construcción social, el #Niunamenos y en cuestiones que en determinadas circunstancias han sido aceptadas y en otras no lo son?
El poder de influencia que tiene ser aceptado hace que modifiques tus prejuicios.
Fontevecchia formula la relación entre ver y mostrar, “no podemos ver algo que no se muestra. Los medios son como una ventana en una casa. Nos ponen un marco de qué ver. Los medios son los que instalan la agenda. Lo que se va a discutir, lo que la gente va a discutir es construido primero por los medios. Aunque los medios no tienen el poder de que la discusión que lleve a cabo la opinión pública sea como ellos quieren. Te dicen, estos son los temas que hay que discutir y la gente lo discute en los bares, en el trabajo, con la familia… el poder de los medios por tanto es relativo”.
Los hechos son sagrados, pero hay muchos hechos al mismo tiempo. En este momento hay muchos hechos y se eligen cuáles son los hechos… Los medios eligen de todos los hechos que suceden, cuáles consideran importantes poner a consideración de la opinión pública. Los hechos que nosotros elegimos son los hechos que existen, mientras que los que no elegimos no existen. Ese es el poder de los medios. La gente ha tomado la iniciativa de cambiar algunas reglas.
Los medios han jugado un papel importante en despertar a los españoles de algunos problemas. Representaron un papel fundamental desde el 15-M pero no contaron con la reacción que provocarían en la población. Crearon la agenda, lanzaron los mensajes y el pueblo debatió decidiendo quién quiere que dirija el Gobierno. Bajo la perspectiva de la Revolución Francesa, la que acaba de suceder en Andalucía y este año nuevo año que comienza se extenderá al resto de España.
Este es mi homenaje al periodismo español, con el permiso de Jorge Fontevecchia, tomando como referencia la escena inicial de la serie “The Newsroom” en la que Will McAvoy da un discurso realista del que deberíamos tomar nota en España. Juntos vamos a construir la agenda de 2019.
Bienvenido a un nuevo año. No olvides ser amable.