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Al paso, en Semana Santa sin pasos

Y seguimos confinados mientras la pandemia inicia su cuarta gran oleada. Y la vacunación  progresa a paso lento.

 

Los que celebrábamos el Año Nuevo pensando que en 2021 todo se normalizaría o, al menos, que este año no podría ser peor que 2020, estamos bastante mosqueados. Porque, tras el primer trimestre, casi nada ha mejorado. Entramos en una Semana Santa sin pasos, pero, paradójicamente, al paso lento; como la música cofrade.  Y mi Esperanza de Triana sigue confinada. Como hace un año. 

Sí, lo más cierto es que somos incapaces de levantar el estado de alarma. Y seguimos confinados mientras la pandemia, de lento control, inicia su cuarta gran oleada. Y la vacunación, su supuesto remedio, asimismo  progresa a paso lento.  Como hace un año. 

La estrella del instante es el nuevo efecto mariposa producido por el encallamiento de un gigantesco buque portacontenedores, el “Ever Given”, de 400 metros de eslora, el pasado martes, en el Canal de Suez. El consiguiente cierre, sine díe, de la ruta comercial más importante entre Asia y Europa, mantiene atascados a muchos cientos de barcos de trasporte de mercancías. Ello supone, entre otros perjuicios, multimillonarias indemnizaciones por los retrasos, daños a las cargas y perturbaciones en las cadenas de suministro. Todo un castañazo a la esperanza de recuperación del comercio mundial. Alguien tendrá que mirárselo: demasiado barco para tan poco Canal. Preparémonos pues para una inminente subida de la gasolina y el desabastecimiento de papel higiénico en los supermercados. Como hace un año.

Para no desentonar en ambiente tan ralentizado, los independentistas catalanes continúan deshojando la margarita. Tras el fracaso del pasado viernes, la próxima cita para que el enano de ERC pueda ser investido  es el próximo martes. Pero ya han pasado 6 meses desde que el Tribunal Supremo confirmó la inhabilitación de Torra como presidente de la Generalidad, y Cataluña sigue sin gobierno autonómico pleno. El huido Puigdemont, desde Waterloo, sigue manejando los hilos de Cataluña. Como hace un año.

En el mundo militar hay asimismo bastante frustración por lo de la subida de sueldo, anunciada a bombo y platillo desde el ministerio de defensa, pretendiendo además homologarla a la anterior, de hace 16 años.  Esta subida totaliza menos de 200 millones €. Mientras que, con un número de perceptores similar (alrededor de 130.000 personas) la anterior (R.D. 1314/2005, de 4 de noviembre) totalizó 450 millones €. No vale alegar “que éste no es el momento” para incrementos, cuando nunca lo es. El meollo de la insatisfacción general no reside tanto en las cantidades aprobadas, como en la diversión del objetivo. Éste debería ser, cuanto menos, equiparar los emolumentos del personal militar al de las FCSE. Cualquier otra cosa será insuficiente e insatisfactoria. Así de fácil. Como hace tantos años.  

Pero la regla tiene su excepción. A quien no parece ir tan mal es a la parejita de Galapagar. Según las declaraciones de bienes y derechos patrimoniales de los altos cargos, recogidas en el BOE del pasado viernes, Iglesias y Montero, esos zánganos de la política que venían a regenerarnos han multiplicado por seis sus respectivos peculios. La maravilla es la rapidez del salto desde una situación financiera ordinaria a un esplendor económico sobrevenido. Y es que el progresismo comunista consiste en eso: un progreso muy rentable para sus élites. Como siempre.