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Un buen tipo

Sevilla ya tiene nuevo Alcalde. Espadas puso fin a las conjeturas y decidió entregar la vara a Antonio Muñoz, premiando la trayectoria, la gestión, la discreción.

 

Sevilla ya tiene un nuevo Alcalde. Espadas puso fin a las conjeturas y decidió entregar la vara a Antonio Muñoz, optando por premiar la trayectoria, la gestión, la discreción y el conocimiento profundo de las claves del Ayuntamiento y de la propia ciudad.

 

Sin alharacas, sin alardear de ello, apenas sin publicidad, el nuevo Alcalde ha gestionado distintas áreas de gobierno con una visión moderna y progresista que no le ha impedido valorar las tradiciones y costumbres de esta Vetusta del sur que muchos quieren para Sevilla. El respeto al pasado debe ser perfectamente compatible con una mirada hacia el futuro y la prevalencia de mitos e identidades no puede ahogar la necesidad de avance y de adecuación a nuevas realidades sociales, urbanas o de perspectiva económica.

 

Creo que Espadas ha visto clara la urgencia de un cambio. La experiencia que le han dado sus años en el Ayuntamiento y el contacto con los barrios han determinado el nombramiento de una persona leal y comprometida con un proyecto de ciudad que avance hacia adelante sin complejos ni interferencias interesadas y que no deje a nadie atrás. A Antonio Muñoz lo avalan su formación, su capacidad de gestión, y la coherencia de aplicar sus propios principios en cuanto al modelo de ciudad que pretende para Sevilla.

 

No hay dos Sevillas. La que mantiene viva la Semana Santa en sus calles y la velá de Triana es la misma que monta una Exposición Universal y que proyecta las Setas, la que disfruta la feria y los 160 kms de carril bici. Porque el mestizaje y la diversidad son una cualidad histórica de la que siempre, y con razón, hemos presumido.

 

No podemos basar la economía de la ciudad en el turismo, pero tenemos que tener claro que es el recurso más importante en este momento. Apoyar a las empresas subsidiarias y fortalecer la mano de obra que esta industria genera son premisas que hay que tener muy en cuenta a la hora de valorar y proteger este sector económico, pero, como bien nos ha demostrado la pandemia, la fragilidad de que adolece pide un impulso de aliento para el desarrollo de otras actividades que compensen momentos de debilidad. La sobreexplotación de viviendas para pisos turísticos encarece el alquiler o la compra de la misma para los propios sevillanos, y  la proliferación de terrazas en las vías peatonales dificulta muchas veces el disfrute de la ciudad por sus habitantes. El nuevo Alcalde tendrá que ser consciente de esas situaciones y regular mejor las condiciones que permitan un encaje racional de las distintas maneras de vivir la urbe.

 

Estoy convencida de que va a ser así. Pero también de que para ello, Muñoz necesita tiempo. Más de un año y medio, desde luego. Implementar un proyecto global de ciudad no es cosa de cuatro días, aunque en las áreas de las que ha sido Delegado hemos visto pinceladas de avance. Su concepción de la cultura y  su conocimiento de los requisitos para generar vitalidad en el espacio urbano ya son puntos a su favor. Si a ello le añadimos cualidades personales de tesón y claridad de ideas, pienso que puede ser un buen Alcalde. Ya es un buen tipo.