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Campaña andaluza sin hablar de Andalucía

El candidato a la reelección, Juanma Moreno, no entra en el cuerpo a cuerpo contra Vox, su principal adversario electoral y posible socio de futuro.

 

No es la primera vez que sucede en nuestro patio político andaluz donde, demasiadas elecciones autonómicas, el PSOE las hizo coincidir a su conveniencia con las generales, desapareciendo por tanto un deseado y necesario debate andaluz.

Pero sí es la primera vez que, de manera tan descarada y políticamente escandalosa, en una campaña donde solo se juegan 109 escaños para el Parlamento de Andalucia, las formaciones están bailando al son de la música que les marcan desde Madrid, centrando sus arengas y mensajes como si estuviesen en la Puerta del Sol.  Hasta las broncas andaluzas en la izquierda radical dicen que están motivadas y dirigidas desde las sombras de la capital del Reino.

«Madrid nos ha robado la campaña», dirían en la plaza de Sant Jaume o en el Falla, que para eso estamos de carnaval en Cádiz, este año con calores y playita.

El PSOE, por ejemplo, se trajo el sábado a Dos Hermanas, pueblo simbólico y talismán para el socialismo post felipista, al propio presidente del gobierno Pedro Sánchez que viajó esta vez a Sevilla con ocho de sus 22 ministros, más de la mitad de los que tiene el PSOE asignados en el reparto con UP. El candidato Juan Espadas, que está empezando a proyectar un optimismo que casi nadie comprende a la vista de los misiles en formas de sondeos demoscópicos que se publican, ha tenido su rampa de lanzamiento en Dos Hermanas, a pesar de que los mensajes escuchados tuviesen muy poco que ver con los problemas estrictamente andaluces, los que en teoría debieran preocupar a quien pretende desalojar a la derecha y recuperar San Telmo el 19J para la izquierda. Ahora su reto es movilizar de verdad a sus alcaldes, la más poderosa arma electoral del PSOE andaluz.

Se nota que los diseñadores de la estrategia socialista han olvidado que el principal adversario del PP en Andalucía no es el PSOE, es Vox y de ahí que otra vez, como hizo Susana Díaz en la campaña de 2018, los socialistas se conviertan en los principales publicistas del partido no democrático y anticonstitucional de Macarena Olona.  Partido al que le tiene que estar haciendo mucha pupa – más que toda la izquierda junta- el muy ocioso vicepresidente de Castilla León Juan García-Gallardo Frings, joven turco de Vox al que mima y promociona Santiago Abascal. Un señor, por cierto, que se permite la comisión de delitos de odio (y desprecio) desde una tribuna institucional autonómica (esas que su partido quiere borrar de la Constitución)  y que disfruta como si fuera un liberado de su partido gracias al PP y a sus 80.000 Euros de sueldo público por no hacer nada, ya que su vicepresidencia no ha asumido competencias ejecutivas.

Están tan obsesionados los socialistas con la extrema derecha que incluso llegan a definir y situar a Juan Manuel Moreno Bonilla, -«llamadme Juanma»- como el ‘tapado’ de Vox por rehusar al uso de las siglas del PP. No parece un análisis certero. Si algo no puede disimular Juanma Moreno es como se tapa la nariz -con cara de asco- cada vez que le preguntan por las dimensiones que a su juicio tendrá la cama de la suite presidencial del hotel San Telmo la noche del 19J. A Juanma dicen en su entorno que le quita el sueño imaginar el darse la vuelta en esa gran cama y encontrarse la cara de Macarena y no la de Elías o la de Juan. No sería descabellado pensar que Bonilla, detrás de la retirada estratégica de siglas y gaviota, se haya guardado un as en la manga para jugarlo él a partir del día después, en solitario, como líder consolidado del PP-A en las urnas y al margen de los intereses electorales y aparatistas del partido en Madrid. Su pacto de caballeros con Alberto Nuñez Feijóo contempla justamente eso, un no rotundo a interferencias de Genova 13 ni pedidas ni deseadas. Manos libres para actuar entre otras razones porque Juanma sabe que, dependiendo de los resultados y de lo que haga después, se juega no solo el futuro de su partido, también el suyo y de refilón el del número tres, Elías Bendodo que, en función de los resultados, podría dejar de ser el asistente de Cuca Gamarra o bien seguir a sus órdenes una larga temporada.

 

Votar a Juan, lo mismo que votar a Pedro

El acto del PSOE en Dos Hermanas lo presentaron como conmemorativo de los cuatro años de gobierno socialista en España, cuya moraleja final se podría resumir diciendo con un espejo en la mano que si votáis en Andalucía a Juan Espadas y al PSOE, tenéis la garantía de que se harán las mismas cosas que viene haciendo el gobierno de izquierdas de Sánchez para toda España. O lo que es lo mismo, que votar a Juan es como votar a Pedro.

En tan solo 19 días confirmaremos si ha sido correcta esta y otras estrategias empleadas o, por el contrario, ha sido un error mayúsculo el ofrecer como gran atractivo electoral el aval de un presidente del gobierno más debilitado que nunca, que empieza a superar el rechazo popular generalizado que tuvo en su época Adolfo Suárez, antes de que Juan Carlos lo echara de Moncloa, ruido de sables de por medio. Hoy las derechas están logrando demonizar la figura de Sánchez como nunca antes y para muchos lo están logrando.

 

Y Susana en su casa…

Es como lo de prescindir de Susana Díaz para participar en la campaña socialista. La señora que hasta hace cuatro años lo era todo en el socialismo andaluz, con sus errores y aciertos, para sus vencedores no aporta hoy nada al partido. Ella  sobrevive políticamente con sueldo de Senadora, compartiendo debates y tertulias televisivas en un formato integrado por varios juguetes rotos de la política reciente como Cristina Cifuentes, Celia Villalobos, Jose Luis Ábalos, Jose Manuel G. Margallo, Pilar Rahola, Esperanza Aguirre… presencia televisiva, guste o no, que la mantiene en primer plano de popularidad sin necesidad de rendirle cuentas ni agradecérselo a nadie en el partido. 

No contar con Díaz en esta campaña electoral es un lujazo que se está permitiendo el PSOE desde Ferraz del que quizás se acabe arrepintiendo el PSOE de San Vicente en Sevilla. Susana Díaz, a la que oficialmente nunca jubilaron como ella jubiló obligadamente a Chaves y Griñán, más o menos representa lo que piensa casi el 39% de los militantes socialistas que la votaron en las primarias que perdió frente a Juan Espadas, que obtuvo algo más del 55% de apoyos, en un censo cercano a los 46.000 militantes con derecho a voto. Solo hay que echar un vistazo a las redes sociales para comprobar cómo se han desactivado muchos perfiles, antaño tan activos en defensa de los intereses del PSOE-A. Solo hay que buscar mensajes y comparar con los silencios de hoy, casi todos eran susanistas. Lo peor de todo es que ese pasotismo se contagie a las agrupaciones y a las bases, fundamentales siempre junto a los alcalde para sumar votos socialistas en Andalucia y mantenerse en el poder durante más de tres décadas.

 

En precampaña ¡para las generales!

Esta prematura precampaña de las elecciones generales no solo se ha instalado en el PSOE; también en el PP de Juanma porque les interesa todo aquello que no tenga que ver con los asuntos gestionados o pendientes en Andalucia. Deben pensar que cada día que pasa sin bronca ni debate andaluz es un día menos para que acabe este suplicio que tiene de los nervios a demasiada gente, señal para muchos de que puede haber partido o mejor sorpresas. Eso sí, con muchas patadas y juego sucio. Traerse hoy a Feijóo en campaña no tiene el mismo efecto que traerse a Sánchez; uno está políticamente débil, más bien quemado y el otro aparece recién llegado y aparentemente fresco.

Es tan rara esta precampaña andaluza que la única lista que se presenta como exclusivista de la marca andalucista, ‘Adelante Andalucia’, encabezada por Teresa Rodríguez y arropada por la que fue última Secretaria General del PA, Pilar González, lleva enzarzada desde el principio con disputas incomprensibles y aparentemente estériles con antiguos compañeros de Podemos e IU, jaleos que recuerdan mucho las bullas de un patio de colegio infantil. Pierden la credibilidad y el respeto a una velocidad increíble, pero aún no son conscientes.  Lo último ha sido el veto a compartir tiempos gratuitos en la RTVA. Y los de ‘Por Andalucía’ por su parte, con Inma Nieto al frente, no han podido evitar que se visualicen manos madrileñas moviendo la cuna andaluza de la confluencia, en lo que todos interpretan como prolongación soterrada del pulso que sostienen por arriba el núcleo duro de Pablo Iglesias en Podemos con Yolanda Díaz como estrella ascendente con el proyecto «Sumar», definitivamente decidida a jugar en las generales.  El espectáculo circense ofrecido en estas semanas por los que pretenden representar a los ciudadanos de la izquierda del PSOE parece diseñado por mentes de sus propios enemigos. Mal síntoma en cualquier caso el dedicar más tiempo a negociar puestos y pasta que a leerse las leyes electorales, respetarlas y no hacer el ridículo más espantoso llegando tarde al registro. La historia será dura con muchos de los principales protagonistas de este sainete. 

 

 

Ciudadanos, lo malo conocido

Conforme avanza la precampaña lo de Ciudadanos empieza a tener pinta de esperpento. Mientras Juanma Moreno Bonilla viaja en un fórmula 1 por autovías, ciudades y pueblos (furgona de Canal SurTV incluida), su vicepresidente Juan Marín mitinea bailando pasodobles y retratándose con un flotador ante la Giralda, recordando lejanamente el modelo de campaña de Jesús Gil en Marbella, consumiendo los bonos mediáticos que le quedan, adquiridos con su reconocida capacidad inversora institucional en los medios y cuyo mensaje se resume en solo seis palabras «Virgencita, que me quede como estoy». 

La Tv pública andaluza, mucho más sumisa que antes, tiene directrices de que Marín sea mimado en sus programas y noticiarios, algo que se nota hasta en los tiros de cámara. Pero el clímax creado sobre la opción naranja no parece el más positivo para lograr finalmente revalidar la llave vital que les permita oxígeno para cuatro años más con sueldo y coche. A estas alturas y cada vez que aparece un nuevo sondeo rezan confiando en un milagro. Marín, respaldado en la lejanía por el eco de la voz de Inés Arrimadas, se limita a contar su verdad, repetir machaconamente lo que han hecho en el gobierno de coalición y vaticinar un negro futuro para los andaluces si entra la extrema derecha en la Junta de Andalucía, olvidando deliberadamente que él ha sido y es vicepresidente gracias precisamente a los votos de la ultraderecha en 2018.  Todo ello sin abandonar Marín el discurso más duro de todos contra la corrupción socialista del pasado inmediato, algo que bien que evitó hacer durante los años que él y Ciudadanos fueron socios parlamentarios preferentes del gobierno de Susana Díaz. No se diferencia demasiado aquel Ciudadanos con el de esta legislatura, salvo en los sueldos y los coches oficiales.

Debiera preguntarse el Sr. Marín por qué están siendo pocas las voces que estas semanas proclamen aquello tan viejo y sabio de «más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer», sin duda un lema desaprovechado por los diseñadores de la campaña andaluza de Ciudadanos. Pero no, Marín insiste con la corrupción socialista incluso con videos como este que promociona en Twitter.

 

El PP no entra en el cuerpo a cuerpo con Vox

En el PP se percibe cierta euforia ambiental, aunque la procesión verdadera va por los despachos del aparato electoral. La irrupción de Olona y su posible efecto en las urnas les preocupa porque los sondeos de uso interno les dan que el principal adversario, Vox, puede acortar distancias con el PP. Pero las encuestas, como en 2012 a Javier Arenas, dicen todo lo contrario, que Juanma repetirá en la presidencia casi con la mayoría absoluta. «A Juanma se le está poniendo cara de vicepresidente» ha dicho Santiago Abascal con sorna provocadora.

Juanma y el PP han decidido no entrar en el cuerpo a cuerpo con los de su derecha, ignorarlos, ni nombrarlos, que para eso ya están los del PSOE. No vaya a ser que suba la factura a pagar en caso de que sean finalmente necesarios los votos de Vox para gobernar este verano.

A la vista de lo cual parece que el PP tiende a dirigir su discurso y su munición electoral contra el PSOE o más exactamente contra Pedro Sánchez. 

Anda circulando hace días el rumor, bulo más bien, de que el cese de Paco Rosell como director de El Mundo estuvo motivado por la supuesta intención del periodista de publicar algo grave de los socialistas en Andalucía en plena campaña y que Moncloa habría pedido su cabeza a los dueños italianos del periódico, algo agobiados con las finanzas de Unidad Editorial. No parece una tesis verosímil, entre otras cosas porque cualquier escándalo grave, de entidad y se supone que con sus derivadas penales, el gobierno de la Junta lo habría llevado antes que a la redacción de El Mundo a la Fiscalía o al juzgado de guardia. Ya no están en la oposición. La vereíta  verde que une el Palacio de San Telmo con la sede judicial de El Prado de San Sebastián está cuajadita de hierba. Nunca en estos tres años el gobierno de la Junta ha llevado a la Justicia ninguna denuncia sobre lo hallado en la herencia socialista recibida. Menos lobos, les han soltado más de una vez desde la bancada socialista. El PP andaluz ni el gobierno de Moreno pueden presumir acreditando firmeza y decisión en la lucha contra la corrupción que tanto prometieron antes de llegar.

Ni siquiera han sustanciado la denuncia de presunta corrupción en la Fundación Cajasol  elevada por ellos mismos al gobierno de Susana Díaz seis meses antes de aterrizar en San Telmo. Ahí los tienen, utilizando los fondos de la obra social y cultural de Cajasol para dar mitines semanales ante un café de pucherete, vulgo café americano, en un viejo palacio sevillano. Exactamente lo mismo que hacían los del PSOE-A en ese mismo foro eternamente gestionado por el socialista Antonio Pulido.

 

‘Caso maletines’, prueba del algodón contra la corrupción en el PP

En estos años se han oido veladas amenazas en sede parlamentaria del gobierno a la oposición socialista, avisos de la consejera almeriense Carmen Crespo  hablando de cajones con papeles, postureo de salón y pare Ud. de contar. Las tetas de la FAFFE y la de los Eres han seguido siendo exprimidas en el ataque político recurrente del PP al PSOE en estos años, llegando a aprovechar en su ofensiva última que la mujer del candidato socialista  Juan Espadas trabajó en la famosa fundación, cuyos directivos se hicieron famosos por ser clientes del desaparecido puticlub Don Angelo.  

Porque lo que sí parece quedar claro es que los populares y su socio Juan Marín van a emplear en esta campaña el discurso anticorrupción de forma constante contra los socialistas, con los Eres de fondo aún coleando. Poco importa que empiecen a caer archivos y absoluciones en piezas separadas de la trama como esta semana el  caso ‘Class Maná’ al no apreciarse indicios de delito contra el ex DG de Empleo Daniel Rivera y otros tres investigados.

Emplear como arma electoral la corrupción del adversario tiene sus riesgos, porque el PP  andaluz que preside desde marzo de 2014 Juanma Moreno – «porque tú lo has querido» le dijo aquel día Mariano Rajoy– no puede presumir, tres años y medio después de haber formado su primer gobierno, de no haber sido infectado por el virus de la corrupción. Además de los viejos asuntos heredados del arenismo como el Caso Halsa en Almeria, durante el ‘gobierno del cambio  se han judicializado dos casos más que se han publicado casi por casualidad. Los dos escándalos que han logrado sacar cabeza en los pocos medios que publican noticias que no interesan que se publiquen al PP tienen el denominador común de haberse ejecutado en plena pandemia y con dineros públicos para material sanitario para luchar contra ella. Uno en Almería con mascarillas pagadas por la Diputacion gobernada por el PP, con un vicepresidente investigado – que ha ya ha pasado por la cárcel preventivamente- como presunto comisionista que “recibiría entre 200.000 y 400.000 euros en concepto de comisión” según escribió la jueza. Y el otro ha estallado en la sede central de la Consejeria de Salud y Familia, en el mismísimo antedespacho del consejero Jesús Aguirre, donde un asesor de su confianza política se ha convertido en el centro de un escándalo que, conforme pasan los días, adquiere ramificaciones inquietantes en el propio Partido Popular.  Eso explicaría el silencio reinante.

 

Far-Andalus, empresa de un dirigente del PP de Granada

Es el caso del actual Secretario de Organización del PP de Granada, Antonio Díaz Sánchez, número tres del partido en la provincia, propietario del 50% de la empresa Far-Andalus junto a un socio que al parecer también milita en el PP. El asunto ya lo apunté la pasada semana en la tertulia Cuaderno de Bitácora 19J de Manolo Expósito en DiezTV.  Ayer en InfoLibre, la periodista Alicia Gutiérrez, ofrecía un extenso trabajo de investigación con los detalles del secreto político hasta ahora mejor guardado del ‘caso maletines’.

En el procedimiento comparece ante la policía judicial declarando como testigo el socio del político granadino como Administrador Solidario de la mercantil. Nunca aparece mencionado el nombre de Antonio Díaz Sánchez dueño de la otra mitad de Far-Andalus. La empresa granadina, domiciliada en Atarfe, es una de las investigadas por la policía en el «Caso Maletines» por su relación con el asesor investigado del consejero Jesús Aguirre y los negocios supuestamente generados en el que parece un contexto de relaciones de amiguismo político de manual. Recuérdese que el asesor del consejero, que fue despedido de su cargo tras descubrirse el pastel, tenía también un cargo orgánico relevante en el partido, era Secretario General del PP en la localidad cordobesa de Cabra.

Una lectura detenida de las diligencias policiales de este caso, más de un millar de folios elaborados por la UDEF en Sevilla, muestra casi las mismas cosas o parecidas de las también habituales en otros escándalos de corrupción política, donde los amigos son los primeros a ayudar y socorrer desde los puestos y presupuestos públicos. En este caso resulta de especial interés el retrato hiperrealista, a veces cruel, que logra transmitirse tras acceder a una muy detallada narración de los hechos y leer qué dijeron y cómo actuaron los principales actores políticos en este asunto- Elias Bendodo, Antonio Sanz, Catalina García viceconsejera de Salud, José Antonio Miranda, DG Económico del SAS y Carlos León el Jefe de Gabinete del Consejero de Salud…- desbordados todos, temerosos, desconfiando, alguno asustado y pensando más en cómo evitar el escándalo político que en buscar el dinero y al ladrón o los ladrones con eficacia y celeridad. La reunión celebrada en el Parlamento presidida por Sanz con todos ellos y el empresario amigo de Bendodo Felix Guerrero, que grabó la reunión, es muy ilustrativa  porque enseña como un partido reacciona cuando de atajar corrupción en su propia casa se trata.

El viceconsejero Antonio Sanz alertó la investigación en marcha al principal investigado, provocando, según la UDEF, la posterior destrucción de pruebas aclaratorias y/o incriminatorias. Queda evidenciado en las diligencias que, de no haberse levantado la liebre alertando a los implicados en la trama, muy posiblemente la actuación judicial hubiese logrado mejores resultados en la búsqueda de la verdad, pillando a todos con las manos en la pasta. La filtración al asesor investigado – «hay ruido» decían- lo evitó.

No obstante, en ambos sucedidos de la era PP, -mascarillas y maletines test- existe un denominador común, en los dos casos se ha identificado una mano con carné que se acercaba a la caja de todos. Nada nuevo, por desgracia. En Almería lograron llevarse ‘entre 200 mil y 400 mil euros de comisión’; en Sevilla los cinco millones de mordida que pretendían pedir por 107 maletines se quedaron en la caja del SAS al denunciar la operación ante la Junta el empresario de Oviedo, Felix Guerrero Arias, amigo de Elias Bendodo en los veraneos de ambos en Guadalmina, con 25 años de experiencia en el sector Farma, al que todos pretendieron engañar y que desde el primer momento desconfío, grabando todas las conversaciones, incluidas las que mantuvo con su ‘amigo’ y vecino Elias y de ahí para abajo a todos los demás. 

Por si faltaba algún perejil a esta salsa de los maletines, una circunstancia que no pasa desapercibida. El sometimiento del producto del amigo de Bendodo a una segunda verificación en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada tras haber realizado una primera – con resultado negativo- la gerente del Hospital de Valme en Sevilla, ojo, en calidad de máxima responsable del servicio de verificación de productos sanitarios que adquiere el SAS para toda Andalucia. Procede pues preguntarse si se aprobó una segunda prueba tras dar negativo la primera valoración, sospechando implícitamente  de que la Dra. Maria Jesús Pareja estuviese implicada en la trama o bien se hizo porque el empresario supuestamente perjudicado era amigo y recomendado por el consejero de la Presidencia. En cualquier caso resultó una operación fallida, el diagnóstico granadino del producto maletines tampoco superó la prueba como ocurrió antes en Sevilla, según la Dra. Pareja «por no cumplir la normativa de bioseguridad en la manipulación y realización de pruebas diagnósticas de muestras infectocontagiosas según la normativa vigente del Ministerio de Sanidad».