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¿Covid-19, o 18? Paciente cero en España

En octubre de 2018 una pareja sevillana de Dos Hermanas realizó un crucero por Grecia.

 

No es China, una dictadura comunista, un país fiable a efectos de transparencia informativa. Que el brote fuera en Wuhan donde existe un laboratorio nivel 4, de los de máxima seguridad donde se trabaja con virus, bacterias y microbios, alterándolos y buscando vacunas puede ser o no una casualidad. Que el virus se haya trasladado de la naturaleza a la especie humana en todo el planeta es posible. Hubo militares españoles en Wuhan en octubre de 2019 y varios de ellos estuvieron con síntomas de resfriados allí y a su vuelta. Hay que investigarlo para situar el origen temporal de la pandemia.

 

Otras noticias sitúan casos de infectados fuera de China en noviembre, y la más reciente, militares franceses que estuvieron en esos mismos juegos que militares españoles en Wuhan, volvieron muchos de ellos con síntomas de COVID-19 según el Ministerio de Defensa francés. Hay servicios de inteligencia de varios países que reprochan falta de transparencia del gobierno chino. El médico que en diciembre puso de manifiesto varios casos de neumonía entre alumnos del centro donde impartía clases fue detenido y obligado a retractarse. Estos indicios apuntan a que es posible que El Bicho llevara meses pululando entre humanos hasta que se convirtió en una pandemia.

 

En octubre de 2018 una pareja sevillana de Dos Hermanas realizó un crucero por Grecia. Entre el pasaje y la tripulación había personal chino. Ciudadano chino casado con mujer residente en China fue el camarero que tuvieron durante todo el crucero. Camarero que en sus intervalos laborales entre cruceros se desplazaba a residir con su familia en China. En noviembre, el sevillano de la pareja viajera estaba con cansancio, dolor de cabeza… “un resfriado”, pensó. Los síntomas iban empeorando y sobre todo por cansancio le costaba andar y hasta permanecer mucho tiempo de pie. Siguió con el malestar general y en diciembre, tos seca. Enero y febrero de médicos y pruebas sin que encontraran nada hasta que le diagnosticaron una arritmia. Decidieron practicarle una prueba, pararle el corazón y darle descargas eléctricas para reducir la frecuencia de latidos que eran muy acelerados.

 

Entre prueba y prueba, a finales de febrero le diagnosticaron neumonía. Seguía con malestar, arritmia, insuficiencia respiratoria y estando ingresado en el hospital de Valme en mayo 2019 sufrió un ataque, dejó de respirar y su organismo colapsó. Trasladado en ambulancia al hospital Virgen del Rocío, UCI, entubación y máquina de soporte vital porque tenía un fallo multiorgánico. Los médicos dijeron que estaba muy grave, no sabían si volvería a recuperar la consciencia y si lo hacía, no sabían si le iban a quedar o no secuelas. Ignoraban qué le pasaba.

 

Tras semanas en esa situación entre la vida y la muerte, volvió. Se recuperó, recibió el alta y los médicos no pudieron darle un diagnóstico más allá de fallo multiorgánico por causas desconocidas. Pasados unos meses recibió el alta. Ha estado trabajando hasta que hace dos meses recibió llamada del Hospital de Valme; le hicieron historial exhaustivo y se supone que ahora deben hacerle una prueba para saber si estuvo afectado de COVID-19… contagiado en 2018. Otra vez baja laboral mientras estudian el caso. Desconozco si la ciencia podrá precisar si caso de existir contagio es de hace dos años o más reciente, pero el paciente y su familia no tienen ninguna duda que tuvo COVID-19 y que ese viaje, con contacto durante varios días con ciudadanos chinos que convivían entre cruceros con su familia en China, fue el foco de su contagio. Atentos al desenlace.