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Del cabreo en 2021 a la esperanza de 2022

La esperanza consiste en pensar que el próximo año viniera a situar las cosas en su justa medida

 

Ha pasado un año desde que estrenamos 2021. Un año que nació con unas expectativas de mejora que, sin embargo, se han visto defraudadas. Un año que ha resultado incluso peor que el anterior por la proliferación de desastres. La pandemia está en auge. Una erupción volcánica ha devastado la isla de La Palma. Han proliferado las inundaciones en el norte de España. La inflación está en niveles desconocidos desde hace treinta años. El endeudamiento es histórico. Y, por no seguir relacionando más calamidades, se remata el año con la entrada en el Gobierno del nacionalismo contumaz, tras el nombramiento de Subirats como nuevo ministro de universidades. En definitiva, en 2021, Sánchez ha arrebatado a Rajoy el dudoso título de gafe mayor del Reino.

 

En pocos días, se aprobarán los PGE-2022. Cuentas públicas que significarán manos libres de Sánchez para, cuando le venga mejor, adelantar las elecciones generales. Fenómeno que, a decir de los profetas, está ligado a los tiempos y resultados de las autonómicas andaluzas. La esperanza consiste en pensar que el próximo año viniera a situar las cosas en su justa medida y se lograra lo  que Jesús Cacho describe como “introducir la razón allí donde solo imperan los sentimientos”. Sobre todo, que contuviera la expansión de los nuevos dogmas epidémicos de nuestra decadente sociedad. Entre otros: igualdad descerebrada; estéril xenofobia; inmigración descontrolada; imposición lingüística dialectal; memoria histórica selectiva; y adoctrinamiento separatista excluyente. Aunque uno se conformaría con que el próximo año retirase a Sánchez del ruedo político, evitándose así el riesgo de ver a Puigdemont como ministro del interior y a Otegui como fiscal general del estado. Solo con esa salida de escena, ya sería muy difícil que 2022 fuera peor que 2021. 

 

( Aspiro a que mis lectores y sus familias pasen unas felices fiestas de Navidad, añadiendo mis mejores deseos  de salud, paz y progreso (del bueno) para el año 2022).