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Del modelo soviético a la sinización

Inicialmente China se ajustó al modelo soviético de construcción del estado nacional, las minorías étnicas conservaban sus lenguas y sus formas culturales

 

Se denomina sinización (漢化), o sinificación, concepto que comienza a utilizarse desde el siglo XVII, al proceso de asimilación de las minorías no-han en la cultura tradicional china. La República Popular China reconoce oficialmente 55 grupos étnicos minoritarios además de la mayoría han. No obstante, hay personas que se clasifican como pertenecientes a grupos no reconocidos como judíos, oirates o tuvanos.

 

La sinización, que se incrementó durante la dinastía quing, fue mantenida e impulsada por el Kuomitang (KTM), literalmente Partido Nacionalista Chino, y pretendía representar el esfuerzo de reemplazar a los extranjeros que administraban las empresas y una gran parte de las organizaciones religiosas y de la vida civil chinas. El general musulmán de etnia hui, Ma Fuxiang fue un asimilacionista incondicional que apoyaba la sinización de los hui dentro de la cultura han. Perteneció y fue uno de los fundadores del grupo de generales musulmanes chinos, Ma Clique, que controlaron gran parte de la china continental apoyando políticas de asimilación. Un ejemplo claro de estas políticas la desarrollaron los diferentes mandos de la División 36 del Ejército Nacional Revolucionario que controló la región sur del Turkestán Oriental, llamada Xinjiang (Nueva Frontera) y que actualmente se denomina “Región Autónoma Uygur de Xinjiang”, durante los años 1934-1937. La administración que se estableció tuvo una naturaleza totalmente colonial, llegando a importar cocineros y el sistema de baños, hasta convertirlos en una réplica han. Cambió los nombres de las calles y los letreros al chino, además sustituyó los patrones uygur de la fabricación de alfombras de las fábricas estatales para ajustarlas al patrón han.

 

Con la proclamación en 1949 de la República Popular China se mitigó en gran parte el proceso de sinización. Con sus especiales características, pues incluso el marxismo sufrió un proceso de adaptación a la idiosincrasia china. Mao Zedong abordó ese proceso, que ya se había originado anteriormente, y lo dotó de contenido teórico “Siendo marxistas, los comunistas somos internacionalistas, pero solo podemos poner en práctica el marxismo cuando esté integrado con las características específicas de nuestro país y adquiera una forma nacional definida. Cualquier conversación sobre el marxismo aislada de las características de China es simplemente marxismo en abstracto, marxismo en el vacío. Por lo tanto, debemos aplicar el marxismo de manera concreta en China para que todas sus manifestaciones tengan un carácter chino. Es decir, aplicar el marxismo a la luz de las características específicas de China se convierte en un problema que es urgente que todo el Partido comprenda y resuelva”.

 

Así pues, inicialmente China se ajustó al modelo soviético de construcción del estado nacional, las minorías étnicas conservaban sus lenguas y sus formas culturales en las diferentes regiones autónomas que ocupaban con la única condición de ser fieles a la República Popular. Ser chino, por tanto, significaba ser nacionalista en las formas y socialista en los contenidos, una concepción muy similar a la que planteó Rosa Luxemburgo y desarrollo Lenin en “El derecho de las naciones a la autodeterminación”.

 

A partir de 1949 las políticas sobre la multiculturalidad en China han ido variando en virtud de los diferentes vaivenes políticos con un potente punto de inflexión en la revolución cultural. 

 

El movimiento se inició en mayo de 1966, después de que Mao alegara que elementos burgueses se habían infiltrado en el gobierno y en la sociedad en general, con el objetivo de restaurar el capitalismo. Para eliminar a sus rivales dentro del Partido Comunista de China (PCCh), Mao insistió en que los revisionistas fueran eliminados mediante la lucha de clases violenta. Los jóvenes chinos respondieron al llamado de Mao formando grupos de la Guardia Roja en todo el país. Las campañas de asimilación tanto lingüística como cultural alcanzaron un enorme nivel.

 

La caída de la URSS provocó un nuevo cambio en las actitudes y las políticas de China respecto a sus minorías, dirigiéndose hacia un modelo que podemos definir como “unificación con diversidad”, muy cercano a la integración respetuosa a través de la economía y el desarrollo cultural. Esta inclusión es de doble dirección pues a cambio del aprendizaje del mandarín y las claves de la cultura han, se incorpora a las culturas minoritarias al acervo cultural general de China. 

 

Este modelo comenzó a descomponerse después de los disturbios raciales en Xinjiang y Tibet. El nuevo modelo se ha ido desarrollando progresivamente en el entorno de lo que Xi Jinping, Secretario General del PCCh y Presidente de la República Popular China, define como tomar conciencia de ser ciudadano lo que implica cinco identificaciones: con el estado, con la China unificada, con la cultura china han, con el Partido y con el socialismo chino.

 

En palabras del profesor Minglang Zhou “La política de Xi ha sido entendida y aplicada por el gobierno chino de tres maneras esenciales. En primer lugar, aprender a hablar mandarín se considera fundamental para la identificación con la nación china unificada. En los últimos años, las minorías de XinjiangMongolia InteriorTíbet y otras comunidades minoritarias han sido obligadas a aprender mandarín. La resistencia a este enfoque conlleva castigos, como campos de reeducación, detenciones, pérdida de empleo y retribuciones económicas […]”.

 

La cultura han se identifica con la china y sugerir lo contrario es un delito criminal que puede conducir a la condena a muerte como puede ser el simple hecho de incluir en algún texto a personajes históricos no han, o que se sublevaran contra su dominio.

 

Este proceso que se desarrolla desde 2019 se ha visto acelerado este año cuando el Comité de Asuntos Jurídicos de la Asamblea Popular Nacional ha declarado la inconstitucionalidad de los artículos de las leyes autonómicas que potencien el uso de idiomas locales frente al mandarín.

 

Se estima que pueden estar detenidas en campos de reeducación secretos un millón y medio de personas. La gran mayoría serían uigures, pero también hay musulmanes kirguis o kazajos y algunos cristianos.

 

La sustitución de personajes soviéticos y su dessovietización por otros chinos en relatos y otras formas de cultura popular puede ser un ejemplo clásico de sinización.

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