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Detrás de la Generación del 27, grandezas y miserias

Marúnica -como se autodenominaba Maruja Mallo- fue una mujer adelantada a su tiempo aunque vivió el tiempo que le tocó vivir con toda la libertad y la pasión que explosionó en todo lo que hizo.

Nunca nadie se arrepiente de ser valiente

Hay historias de amor que hacen perder la cabeza y abandonan el planeta.

 

Todo lo que escondían en el corazón lo escribieron y dibujaron en hojas, en páginas, en lienzos, en libros que han quedado para la historia de la pintura, la poesía y la literatura. Hay historias de amor que hacen perder la cabeza y abandonan el planeta.

Rafael nació en El Puerto de Santa María, entre barricas y toneles del mejor vino de la tierra, fue a las mismas aulas en las que veinte años antes estudiaron los poetas Juan Ramón Jimenez y Fernando Villalón, que escribieron al amor desde lo más profundo, conteniendo todos los elementos que pocos hombres desvelan; solo aquellos que, de la mano de sus amantes, conocen los vértices de la vida, de vivir y con las que hicieron la revolución a través de sus escritos.

En el pupitre, la huella del filántropo gaditano Elías Ahúja y Andría, con el que coincidiría por amistad entre sus padres, como gran benefactor cultural en España y América y por las obras asistenciales en las que convinieron entre Madrid y El Puerto que les creó una unión, bajo la rebeldía que ambos mantuvieron a lo largo de su vida, desde lados opuestos.

Marchó a Madrid expulsado de los jesuitas y con 15 años comienza a pintar. Cinco años después tras la muerte de su progenitor llegaron los poemas. Así comenzó todo y nació  “Marinero en tierra”, entretanto el Salón de otoño y el Ateneo de Madrid cuelgan sus primeros dibujos.

La Residencia de Estudiantes le une a Federico García LorcaPedro SalinasJorge GuillénVicente Aleixandre, Gerardo Diego, la manada poética del siglo XX. 

Conoce a su primer amor, Maruja Mallo con la que mantiene una tórrida relación, en ese intervalo, crea «A cal y canto», junto a las series pictóricas de la pintora, «Verbenas y estampas».

Conoce a su primer amor, Maruja Mallo con la que mantiene una tórrida relación, en ese intervalo, crea A cal y canto, junto a las series pictóricas dela pintora, Verbenas y estampas.

 

Entre verbenas y espantajos, toda la belleza del mundo cabe dentro del ojo. Sus cuadros son los que he visto pintados con más imaginación y sensualidad»Federico García Lorca

 

Mallo fue una gran influencia, lo confesaría en 1985 en una Tribuna a El País y lo comprobaron en Sevilla en 2003 los que no sabían de ella, en la maravillosa exposición de El Monte “Sobre los ángeles” en la que incluyó algunas pinturas de ella.

Sus obras acaban construyéndose como si se tratase de una película. «Yo nací — ¡respetadme!— con el cine», diría Alberti. Él puso la voz mientras ella exploraba la mirada.

Marúnica -como se autodenominaba- fue una mujer adelantada a su tiempo aunque vivió el tiempo que le tocó vivir con toda la libertad y la pasión que explosionó en todo lo que hizo.

Su gran descubridor y más ferviente admirador, Ortega y Gasset contribuyó al éxito de Maruja Mallo organizando en la Revista de Occidente su primera exposición en Madrid.

Sería Salvador Dalí, al que conoció en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el que le presentó al histórico grupo de intelectuales con los que vivía en la Residencia de Estudiantes. Aunque fue Federico el encargado de darle uno de los limones con azúcarillos que escondía en el armario y que, Maruja cogió en sus manos aquella tarde, para formar parte de la Cofradía de la Perdiz convirtiéndose en la primera y única mujer integrante.

Lorca le presenta a Rafael Alberti, una tarde en El Retiro, estaban junto a Dalí:

 

Unos muchachos pasaron cerca y saludaron así con el brazo. Pregunté: «¿Quiénes son?» Lorca me contestó: «Uno es un poeta muy bueno y otro es un poeta muy malo». Eran Alberti e Hinojosa.

 

Miembros de la Generación del 27

 

Su relato se ha escrito en las biografías de todos y de ella. Maruja y Rafael empezaron a verse, a enamorarse, es la primera relación que les conocemos a ambos. Encuentros en el Museo Del Prado, juergas nocturnas por el Madrid más underground, su inspiración en el Vallecas artístico, sus obras están llenas de esos ecos y esas voces que dejaron para la historia.

 

Maruja es «mitad ángel, mitad marisco»Salvador Dalí

 

Su relación terminó cuando Alberti conoció a María Teresa León y se casó con ella.

Su romance se mantuvo en silencio durante muchos años. Alberti sufre una crisis debido a un accidente de coche y el suicidio del conductor Mauricio que se siente culpable y se traslada a Cantabria, rompiendo la relación, luego se reconcilian, pero al conocer a Teresa, sufren una segunda y definitiva ruptura.

Ya nunca habló el uno del otro, Teresa León se lo prohibió a Alberti y ella lo olvidó.

 

«Creo que para él era una solución porque yo era una cría, en cambio esa señora tenía dos hijos, una experiencia y le habrá solucionado muchas cosas».- Maruja Mallo

 

Maruja Mallo

Luego llegaría el romance con Miguel Hernández con el que creó otro vínculo artístico compartido y reflejado en su pintura y en la poesía de él. Amores imposibles, amantes caducos, relaciones frívolas y alocadas de artistas que han marcado una Generación que defendió ideales y creó un arte a veces olvidado, otras extraordinariamente reconocido.

Sus amores, sus relaciones, sus amistades se reflejaron creando el vanguardismo más extraordinario de la pintura española que labró a través de los más de 30 años de exilio que supo aprovechar y que la llevaron a París, Buenos Aires, Punta del Este, Chile, Río de Janeiro, Los Ángeles o Nueva York.

Forjó vínculos con Pablo Neruda, una de las amistades más sólidas entre dos artistas políticos. Le conoce en París, coincidiendo con él más tarde cuando es cónsul de Chile en Madrid. Frecuenta su Casa de Las Flores– alquilada gracias a Alberti, donde se dan cita la flor y nata de artistas, lugar de encuentro y de memorables fiestas donde los miembros de la también conocida como Generación de la Amistad fueron protagonistas de noches irrepetibles:

«Neruda había traído de Java pieles auténticas. Entonces nos poníamos esas vestiduras y armábamos una selva virgen llena de gritos ancestrales. En medio de aquella algarabía de rugidos siempre sonaba de repente un timbrazo en la puerta. Era un catedrático del piso de abajo que subía metido en un impecable pijama blanco a pedirnos que, por favor, rugiéramos más bajo, porque no le dejábamos dormir. Creo que fue Cernuda el que dijo: “A este señor hay que invitarle a una copa de Valdepeñas la próxima vez. El sábado siguiente, en pleno ritual, se oyó el timbre. Amparo Muntt, disfrazada de bandera argentina, con una gasa blanquiazul, se acercó a la puerta para recibir la queja. Pero el que llegó no era el catedrático sonámbulo, sino Federico García Lorca en persona, que al ver aquella bandera humana, la cogió de la mano, la introdujo en el salón, mandó callar a la concurrencia enloquecida y soltó estas palabras proféticas: Esta bandera de Argentina nos custodiará un día”.

La vida de Maruja Mallo -la gran olvidada durante muchos años de la Generación del 27– nos la han contado en los últimos años a través del extraordinario documental “Las sin sombrero” de Tania Balló, Manuel Jiménez y Serrana Torres; de las Exposiciones recuperadas, sus obras adquiridas por colecciones privadas y Museos así como las publicaciones que la rescataron del olvido y le dieron el sitio, fuera de su reconocimiento como musa de la movida madrileña.

 

Compañera inseparable de Concha Méndez, María Zambrano, Josefina Carabias o Rosa Chacel con las que luchó por salir del encorsetamiento de la época.

 

Pablo Neruda con María Antonia “Maryka” Hagenaar, su primera esposa

En esos años, Neruda está casado con María Antonia “MarykaHagenaar, su primera esposa, creaba junto a Mallo y, el resto de intelectuales; acompañados de tardes de playa, de amaneceres, de colecciones de conchas y caracolas junto a la  brillante generación de artistas.

En Chile estuvo con Pablo Neruda -tras París y luego Madrid- donde la retrató saliendo del agua con algas, fotografía que ella amplió pintando el largo de las algas. En la fase que denominó Algas y Naturalezas Vivas, del mar. Voló con Neruda a la Isla de Pascua, plasmando así el Realismo Mágico, del Pacífico más bravío, y sus naturalezas vivas con caracolas y algas de playas de Viña del Mar (Chile). Pinta su cuadro El Racimo de uvas y una serie de uvas -triángulos eróticos, el pubis, la bacanal, disimulada bajo pintura pop-. Pinta La Sierva Negra, Cabeza negra, de su serie Cabezas de Mujer (en triángulo invertido).

 

Maruja Mallo brilló con luz propia en Nueva York de la mano de Andy Wharhol.

 

Buscad, buscadIos: / En el insomnio de las cañerías olvidadas, / en los cauces interrumpidos por el silencio de las basuras, / no lejos de los charcos incapaces de guardar una nube, / unos ojos perdidos, / una sortija rota o una estrella pisoteada. / Porque yo los he visto, porque yo los he tocado: / no a mucha distancia de los nombres y signos que se enfrían en las paredes / ni de esas hojas tenaces que se estampan en los zapatos.

 

Malva Marina, el secreto guardado de Neruda

 

Hace pocos meses hemos conocido con detalles, el secreto mejor guardado por Neruda y que todos silenciaron, la hija madrileña nacida en 1934 de su matrimonio con Maruca, a la que abandonó y llegó a llamar “vampiresa de 3 kilos”. Lo relata la novela Malva de Hagar Peeters (Ed. Rey Naranjo) y de la que todos los intelectuales de la G-27 escribieron:

 

«Una criatura (¿lo era?) a la que no se podía mirar sin dolor».-Vicente Aleixandre.

 

 

Delfín de amor sobre las viejas olas,/ Cuando el vals de tu América destila/ Veneno y sangre de mortal paloma/ Niñita de Madrid, Malva Marina,/ No quiero darte flor ni caracola;/ Ramo de sal y amor, celeste lumbre,/ Pongo pensando en ti sobre tu boca.- Federico García Lorca

 

 

«con cabeza feroz, crecida sin piedad…»

 

«Salí a la terraza corrida y estrecha, como un camino hacia su final. En él, Pablo, allá, se inclinaba sobre lo que parecía una cuna. Yo le veía lejos mientras oía su voz: «Malva Marina, ¿me oyes? ¡Ven, Vicente, ven! Mira qué maravilla. Mi niña. Lo más bonito del mundo». Brotaban las palabras mientras yo me iba acercando. Él me llamaba con la mano y miraba con felicidad hacia el fondo de aquella cuna. Todo él ciega dulzura de su voz gruesa. Llegué. Él se irguió radiante, mientras me espiaba. ¡Mira, mira! Yo me acerqué del todo y entonces el hondón de los encajes ofreció lo que contenía. Una enorme cabeza, una implacable cabeza que hubiese devorado las facciones y fuese sólo eso: cabeza feroz, crecida sin piedad, sin interrupción, hasta perder su destino.-  Vicente Alexandre

«Tú, tú que bajas a las cloacas donde las flores más flores son ya unos tristes salivazos sin sueños y mueres por las alcantarillas que desembocan a las verbenas desiertas para resucitar al filo de una piedra mordida por un hongo estancado, dime por qué las lluvias pudren las hojas y las maderas. Aclárame esta duda que tengo sobre los paisajes. Despiértame.»   Rafael Alberti, «Ascensión de Maruja Mallo al subsuelo», Gaceta Literaria 61, 1929

 

 

 

Nadie nunca se pronunció sobre el olvido de Malva Marina.

 

Los poetas silenciaron su existencia dejando tan solo sus versos para la memoria en sus biografías. Todos y todas siguieron con sus vidas – excepto Federico G. Lorca que es asesinado- cuando Neruda abandona a su mujer e hija enviándolas a Montecarlo al estallar la Guerra Civil en 1936. Nunca más se preocupó por ellas a pesar de las cartas enviadas pidiéndole dinero para poder subsistir. La pequeña murió con 8 años en el hogar de una familia cristiana que la cuidó por encargo de su madre Maruca. Lo cuenta todo Peeters en su libro tras los testimonios de su hermano Se olvidó de Maruca y Malva en los brazos de Delia del Carril “La Hormiguita”, con la que comenzó su romance en 1935, cuando la pequeña tenía un año. El relato nos confirma que Delia no hizo honor a su apodo frente a Malva. Vivió junto a él 20 años hasta que el poeta conoce a Matilde Urrutia “La Chascona»,  con la que se casa en 1952 frente a la luna en la Isla de Capri. Lo formalizaron en 1967.

Neruda y Malva, la sensación de extrañar el amor.

Neruda con Matilde Urrutia “La Chascona”

 

Cuando Malva Marina fallecía a los 8 años, lo hacía Miguel Hernández, al que Neruda dedicó los siguientes versos:

Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida tierra. No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de España desterró a la sombra! ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz!”

 Pablo Neruda

Urrutia publicó tras su muerte sus memorias «Confieso que he vivido» donde cita a Mallo:  “¡Aquel Madrid! Nos íbamos con Maruja Mallo, la pintora gallega, por los barrios bajos buscando las casas donde venden esparto y esteras, buscando las calles de los toneleros, de los cordeleros, de todas las materias secas de España, materias que trenzan y agarrotan su corazón.”

Solo dos reseñas a Malva con las fechas de su nacimiento y defunción. Es posible que se lo debamos a La Chascona.

 

Don Antonio Machado

En las Memorias, Neruda se refiere a Antonio Machado: “A don Antonio Machado lo vi varias veces sentado en su café con su traje negro de notario, muy callado y discreto, dulce y severo como árbol viejo de España. Por cierto que el maldiciente Juan Ramón Jiménez, viejo niño diabólico de la poesía, decía de él, de don Antonio, que éste iba siempre lleno de cenizas y que en los bolsillos sólo guardaba colillas”. Unas pocas líneas feas y desagradables para subrayar la biografía del gran poeta sevillano.

Poetas y pintores que defendieron la justicia y lucharon contra la marginación, que abanderaron las causas de la política y del amor, que escribieron como los mejores emocionando y estremeciendo con sus obras a todo un planeta. A Neruda se le olvidó su hija y la borró de su vida. El motivo, tenía hidrocefalia y no encajaba en su ideal de perfección y belleza.

Maruja Mallo murió con 93 años en un geriátrico. Alberti en 1999 con 96 años. Ninguno de los dos jamás escribió sobre Maruca y Malva, ni se refieron a ellas. Atrás quedaba Mª Teresa León, fallecida en 1988 tras once años con Alzheimer y, un matrimonio de nueve años con Asuncion Mateo. Pero esa es otra historia. Alabamos la historia literaria dejando a un lado la historia personal de muchos de ellos. Así se ha hecho a lo largo de varios siglos. Con ellas y con ellos. A veces olvidamos que nunca nadie se arrepiente de ser valiente.