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El debate

Rosa María Mateo ha cambiado de opinión al mismo ritmo que el PSOE, las mismas veces que Pedro.

 

Debatir por TV en campaña es lo que piden con motor fijo y variables diversas quienes están en oposición, pero que intentan esquivar con excusas raras si gobiernan. Cuando el Presidente era sólo Pedro Sánchez fue más proclive a exigirlo. Hoy, muy a su pesar, las circunstancias le han obligado a exhibirse más de lo que pretendía. Hará dos debates, aunque él prefería hacer uno o ninguno.

 

Para debatir con Vox fue infiel a la tele pública. No por un arrebato de admirable defensa de la pluralidad ideológica, sino para visualizarse como el gran superhéroe de centro, el capitán América de Hispania con capa roja, en lucha contra el neofascio. Puro cálculo electoral.

 

La estrategia política de Pedro tiene más del Frank Underwood de House of Cardsque de Azaña. Lo suyo es una traición constante a la verdad. Una pose con la que ir salvando días hasta llegar al éxito el 28-A. Niega el debate cara a cara al PP, porque en su democracia no hay agenda libre para contrastar con el líder de la oposición. Por si le llama indecente. Estrategia lo llaman unos; cobardía dicen otros.

 

La JEC, que no sabe de postureos ni de cordones desinfectantes ni estrategias burdas, aplicó la obsoleta ley electoral patria, vigente desde 1985 y de la que se quejan casi todos aunque nadie inicia su reforma. Limitados a su función jurisdiccional, los jueces han ejercido su responsabilidad en derecho, y han dejado a Pedro Sánchez sin esa derecha en el debate. Le han fastidiado su estrategia mientras los de Abascal se hacen los mártires.

 

Rosa Mª Mateo, enviada de FraudePedro a RTVE, se camufló de militantasocialista ejemplar, y usó el cargo provisional para ordenar contraprogramar a Atresmedia. La excusa perfecta que evitara a Super Sánchez el doble debate televisado. TVE propuso el lunes, Pedro ordenó cambiarlo al martes, y acabaron auto rectificándose.

 

Rosa María Mateo ha cambiado de opinión al mismo ritmo que el PSOE, las mismas veces que Pedro.

 

No se sabe si la obediente administradora dijo “sí, señor Presidente” o “a la orden, Pedro”. Lo que sí hemos comprobado es cómo ha quedado su prestigio, y cómo de mal ha dejado a sus  compañeros periodistas, pregoneros como eran de su independencia profesional. Tras el baile y a pesar del bochorno, no está previsto que la administradora única dimita, ni hay petición expresa del CI exigiendo que lo haga.

 

Todo para poder ver lo de la noche del lunes en TVE, un encuentro de candidatos a tiempo estrictamente tasado, organizado como un espacio en busca de impactantes frases para titular, al cual llaman debate, pero que en realidad es un sucedáneo. Todo aquello que no sea un debate cara a cara de quienes son, previsiblemente, los líderes llamados a ocupar la Moncloa, será de todo, pero nunca un debate.

 

Llamó la atención, eso sí, la serena franqueza con la que mentía el candidato del PSOE. Ese cuajo con el que se jactó de haber prorrogado los presupuestos del PP de Rajoy, los mismos que el PSOE votó en contra cuando sólo eran 84 diputados en la oposición. Tuvimos la oportunidad de ver a Pedro debatiendo contra el Presidente del Gobierno.